BARCELONA
La firma de calzado española le encargó a Jaime Hayón un espacio que remitiera más al lujo que al tradicional espíritu ‘campechano’ de la casa. La sofisticación debía ser la consigna. El elegante mobiliario hecho a mano (los diferentes torneados de la mesa multipatas), el suelo de una brillante resina de apariencia sedosa, la polilámpara dorada… de sobras para dar por cumplido el desafío.