LOS HÁBITOS MÁS REDUCTORES
Elimina la sal de la mesa y acostúmbrate a disfrutar del auténtico sabor de los platos. El exceso de sal provoca retención de líquidos y favorece la acumu
lación de grasa.
lPuedes sazonar tus comidas con especias o con unas gotas de limón. Los condimentos más sabrosos y saciantes son: curry, cúrcuma, jengibre, wasabi, eneldo, hierbas ayurvédicas, etc.
Al mediodía, de primero, en casa o en un restaurante, toma siempre una gran ensalada que incluya rábanos, pepino, lechuga, una cucharada de semillas, etc. Te llenarás y te conformarás con un segundo moderado.
Cada día, añade una cucharada de salvado de avena al yogur, la sopa o la tortilla: así aumentas su poder saciante y tomas más fibra y antioxidantes.
Desayuna con proteínas, ya que alargan la saciedad.
lllcas para esta ingesta son las leches vegetales de soja y de almendras, el yogur con una cucharada de semillas, los huevos en tortilla o duros y el pavo cocido.
Incluye siempre buenas grasas en tu menú. Cada día hay que tomar 3 cucharadas de aceite de oliva crudo (aliñando verduras y ensaladas), semillas de lino (ricas en omega 3), 3 cucharadas de germen de trigo mezcladas con el yogur, las sopas o los zumos y frutos secos sin sal (5-7 unidades). Pescado
lazul (sardinas, caballa, atún, salmón, lamprea, emperador, pez espada) y huevos, 3 días a la semana; carne magra, 2 días a la semana.
Dulce sí, pero del bueno. El sabor dulce es gratificante, pero hay que acostumbrarse a endulzar de forma sana. Se puede usar azúcar moreno sin refinar o miel.
Sustituye el café por una infusión. Las hay que, además de estimulantes, tienen otras ventajas saludables (diuréticas, digestivas, adelgazantes, etc.)
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