El Observador - Café y Negocios
¿Cuáles son las perdidas a lo largo de su trayectoria?
“Muchas, muchas (se ríe), en la construcción uno está permanentemente en tensión porque por ejemplo, hubo posibilidades de pérdidas muy importantes en excavaciones, en perjuicios contra vecinos; pasamos incertidumbre pero técnicamente la pudimos salvar. Ahí hay una cuestión de creatividad, de cómo se encara y de cómo se busca resolver el problema. Estamos en un momento en el cual tenemos gente con más de veinte años de trabajo en la empresa. Hemos tenido que despedir a algunos funcionarios con más de dos décadas de trabajo, para mí fue muy duro. Un técnico con antigüedad, solo por el hecho de haber trabajado en esta empresa, posee credenciales para conseguir trabajo enseguida. El otro día hablé con un arquitecto que no siguió más en la empresa, que me decía: “Campiglia, usted quédese tranquilo, yo estoy tremendamente agradecido, aprendí mucho acá y tengo posibilidades de seguir trabajando”. Me duele, pero la construcción a veces es así, hay que aceptar. Siempre hemos ido creciendo, pero a pesar de que no hay una crisis brutal, se nos descoordinaron algunas obras muy importantes que teníamos para empezar y pasamos un momento crítico. En este momento hay que repensar el futuro a cinco, diez o veinte años. Siempre pensamos a largo plazo. Como va todo tan rápido, quisiera no estar trabajando más, no porque no tenga ganas sino porque veo que ya no soy tan útil como fui. Las cosas que aporté en su momento le valieron mucho a la empresa pero hoy se precisan cabezas nuevas, más trabajo de equipo.”