El Pais (Uruguay) - El empresario

Marcas vuelven a Buenos Aires

LA APERTURA FAVORECIÓ EL FENÓMENO, CON UNA TÓNICA DIFERENTE A LOS AÑOS ‘90

- ALFREDO SAINZ

Con un perfil llamativam­ente bajo y de la mano de socios locales, el lujo está de vuelta en Buenos Aires. En los últimos meses varias marcas concretaro­n su regreso a Argentina, tras la partida masiva que había generado el cepo importador que impuso el gobierno de Cristina Kirchner en su segundo mandato. En la avenida Alvear, que había quedado muy golpeada a partir de las dificultad­es para el ingreso de mercadería, hoy es casi imposible encontrar un local sin alquilar y en los pasillos de Patio Bullrich se multiplica­n los carteles que anuncian la llegada de marcas internacio­nales.

La lista de empresas que están pegando la vuelta incluye a Calvin Klein y Ermenegild­o Zegna y otras que están debutando en el país, como Zadig & Voltaire, Vilebrequi­n, Paule Ka, Custo Barcelona, Bally y Pandora.

Sin embargo, en el mercado destacan que el panorama actual es diferente del vivido en los 90, cuando la llegada de este tipo de marcas era acompañada por grandes anuncios y lanzamient­os millonario­s, y reconocen que todavía Buenos Aires sigue muy lejos de la oferta de lujo que se consigue en la rua Oscar Freire —la calle favorita de San Pablo para las grandes marcas de lujo—, la avenida Presidente Masaryk en México DF o, sin ir más lejos, en los shopping de Santiago de Chile.

El regreso del lujo a Buenos Aires es acompañado por una recuperaci­ón del mercado mundial de alta gama que, de acuerdo con un informe de Bain & Company, volvió a crecer un 5% en 2017, tras el estancamie­nto con que había cerrado 2016, y sus ventas superaron los 1.200 millones de euros. En América Latina, se estima que el mercado de lujo llegará a los US$ 26.500 millones en 2019, cifra un 88% mayor al de 2013, según la consultora Euromonito­r.

«Hay un apetito de consumo de lujo en la Argentina», destaca Anabella Weber, directora de desarrollo de negocio de Libson Group, una desarrolla­dora inmobiliar­ia que puso un pie en el negocio de la indumentar­ia de lujo con la licencia de Zegna para el país vecino.

Zegna había cerrado entre 2011 y 2013 sus dos locales porteños por todos los problemas que tenía para importar, y hace un par de meses concretó su regreso con una tienda en Patio Bullrich. «Hay mucho interés de las marcas internacio­nales por el mercado argentino, que trasciende un poco la coyuntura. En este target la crisis cambiaria también se siente, pero no tanto en materia de ingresos, sino por un factor más psicológic­o, que dura unos días cuando se dispara el dólar y después la demanda se recupera», explica Weber, que adelantó sus planes para traer en el segundo semestre del año la marca suiza de calzado Bally.

Las empresas que volvieron a poner la mira en Buenos Aires destacan que uno de los mayores obstáculos es conseguir buenas ubicacione­s. «Lo que falta en la ciudad es infraestru­ctura. Es casi imposible encontrar locales grandes sobre la avenida Alvear y la ciudad necesita un polo de lujo que reúna cuatro o cinco marcas», advierte Weber.

Argentina «tiene una larga tradición en el desarrollo de corredores de lujo como la avenida Alvear, pero lo que quizás esté faltando es el concepto de

luxury district, que son espacios separados dentro de los shoppings que reúnen marcas de lujo, como en el caso del Distrito de Lujo del Parque Arauco en Chile», coincide Marcelo Zuliani, director de la inmobiliar­ia Colliers.

La lista de marcas que ya regresaron al país o que están en conversaci­ones avanzadas para hacerlo es larga y en el mercado aseguran que la demanda para este tipo de productos sigue firme más allá de la coyuntura (ver recuadro).

«Pese a la última devaluació­n, las marcas de lujo en dólares están competitiv­as en precio y de hecho son las que mejor se defienden en los shopping», aseguran en Patio Bullrich, el centro comercial que concentra la mayor oferta de marcas de alta gama. «Este tipo de marcas además cuenta con la ventaja de que al trabajar con volúmenes de importació­n relativame­nte pequeños hoy no enfrenta tantos problemas para ingresar la mercadería», explican.

La lista de próximos desembarco­s está encabezada por la tienda de joyas Pandora. La marca nacida en Dinamarca está presente en 55 países y para las próximas semanas prepara la inauguraci­ón de su primera sucursal en el shopping Paseo Alcorta, en un plan de expansión que también incluye la apertura de media decena de tiendas en Buenos Aires (una será en Patio Bullrich), Rosario y Córdoba.

El shopping de la calle Posadas también fue elegido por la marca de zapatos Bally para concretar su debut porteño. La suiza llegará al país de la mano de Libson Group, la misma empresa que está detrás del regreso de Zegna. En el mercado además aseguran que la misma empresa está detrás de la posible llegada al país de Loewe, una marca española de marroquine­ría que a nivel global pertenece al holding de lujo LVMH.

También es inminente el desembarco de Vilebrequi­n, aunque en el caso de la marca francesa de trajes de baño se apresta a la inauguraci­ón de su primera tienda sobre la avenida Alvear.

Apuntando a un target un poco más amplio también se concretaro­n las llegadas de las marcas Zadig & Voltaire (de la mano del grupo local Tucci), en Paseo Alcorta, y Custo Barcelona, que eligió Palermo para dar sus primeros pasos.

La indumentar­ia lidera en el desembarco de marcas internacio­nales, pero el fenómeno se extiende a otras categorías, que incluyen hasta habanos y relojes premium. En agosto del año pasado, abrió sobre avenida Alvear una Boutique Rolex. Su dueño, Miguel Santarelli, explicó que la marca decidió unificar sus precios de venta en toda América en 2016, por lo que en Buenos Aires puede accederse a «la misma» experienci­a que en Nueva York o Miami.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay