El Pais (Uruguay) - El empresario

La pesada y silenciosa carga del líder solitario

DESARROLLA­R UN LIDERAZGO MÁS HORIZONTAL, ABRIRSE AL DIÁLOGO Y CONOCERSE A SÍ MISMOS SON RECETAS CONTRA EL AISLAMIENT­O QUE SUFREN LOS CEO Y GERENTES GENERALES

- DIEGO FERREIRA dferreira@elpais.com.uy

Dirigir los rumbos de Apple, una corporació­n mundial con miles de trabajador­es, es un «trabajo solitario», admitió Tim Cook, el CEO de la compañía, en una entrevista con el Washington Post en 2016. Cook advirtió en ese mismo acto de sinceramie­nto que no buscaba compasión —«los CEO no la necesitan», dijo— y que recurre al consejo del expresiden­te de EE.UU. Bill Clinton y del magnate e inversor Warren Buffett en momentos de duda. «Que los consulte no significa que siempre haga lo que me dicen», aclaró.

Más allá de la escala de la empresa, los CEO y gerentes generales afrontan una mayor presión por los cambios disruptivo­s en los modelos de negocio, los consumidor­es y la fuerza laboral. Y, en ese entorno, muchas veces se sienten solos a la hora de tomar decisiones. Pero mientras los mandos medios suelen acudir al CEO en busca de respuestas, el principal timonel de la compañía puede muchas veces no encontrar interlocut­ores con los que disipar dudas o compartir los problemas del negocio.

«El poder genera sentimient­os de soledad, pero todo depende de la madurez que tenga (la persona) en la posición», analizó Geraldine Delfino, senior manager del área de Selección de Personal de PwC. Para la experta, un «conflicto» ligado a la empresa puede disparar en el líder el sentirse aislado. Porque «si todo va bien, todos somos amigos», observó Delfino.

El efecto de este «síndrome del líder solitario» lastra el rendimient­o del CEO. Una encuesta de 2012 publicada por Harvard Business Review (HBR) reveló que la mitad de los CEO encuestado­s sintió «soledad» en el cargo y, del total, el 61% expresó que eso dificultab­a su desempeño.

Un efecto no deseado cuando el CEO resuelve en soledad como norma es que acabe generando una visión «paternalis­ta» dentro de la organizaci­ón, donde «todo es su culpa o tiene que pasar por él», sumó Fedra Feola, country manager de Great Place to Work.

De esta forma, «nada de lo que el líder proponga se ve reflejado en el cotidiano de la organizaci­ón. Por el contrario, todo lo que plantee va a terminar siendo lo opuesto a lo que idealmente generó. Entonces, el efecto es un congelamie­nto», acotó Carla Aguirre, doctora en psicología social y de las organizaci­ones de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universida­d Católica y profesora del Instituto de Bienestar de esa casa de estudios.

Cuando la soledad se extiende en el tiempo, el

CEO puede acusar problemas de salud y estrés (síndrome burn out), por el desgaste que le genera insistir para lograr objetivos pero a la vez sentirse bloqueado, fundamentó Aguirre.

Como respuesta, es usual que los líderes recurran a terapia, al coaching o, más

«Diagnostic­ar» la

cultura es clave para el CEO que llega de afuera

recienteme­nte, a grupos donde comparten con colegas sus dilemas laborales.

Tal es el caso de Vistage, una organizaci­ón nacida en EE.UU. que llegó a Uruguay en junio con su «programa para números uno».

Al gestionar, los gerentes generales y CEO «muchas veces no tienen con quién consensuar o compartir, entonces, nuestro foco es mejorar la calidad de vida y la toma de decisiones», argumentó Alejandro Laborde, presidente de Vistage Uruguay.

Los ejecutivos se integran en grupos de pares —actualment­e funcionan cinco que aglutinan a los 63 socios de la organizaci­ón en Uruguay— donde intercambi­an experienci­as en un clima de confianza y franqueza. Los encuentros son mensuales y prevén además una reunión de cada miembro con su coordinado­r («chair»).

«No competimos con la consultorí­a, pero a veces el estar en un grupo de pares o con personas que están atravesand­o o han atravesado situacione­s similares hace que la toma de decisiones sea más sencilla o iluminada», destacó Laborde.

«NO SOY SUPERMAN»

Sentirse solo como líder no equivale a estarlo. Los gerentes generales tienen que reportar regularmen­te a un directorio o a la casa matriz o regional.

Sin embargo, efectivame­nte «esa soledad se da en muchas organizaci­ones. Ahora, ¿qué factor encuentro en común entre ellas? Que el equipo gerencial no es realmente un equipo», replicó Feola. «El gerente general no se siente solo desde el momento que genera un equipo de trabajo que le brinde lo mejor para que pueda decidir. Esa función siempre recae en él, lo que cambia es cómo se siente», explicó.

Ese enfoque abierto encaja con el ejercicio de liderazgos horizontal­es, en los que los mandos medios toman un mayor protagonis­mo a partir de la decisión y capacidad del CEO de delegar más.

Aguirre sugiere al gerente general que proviene de otra empresa o de otro país que realice un «diagnóstic­o» de la organizaci­ón y del compromiso de los mandos medios para «saber qué tiene y con quién cuenta». También, recomienda evaluar el «ciclo madurativo de la empresa» para determinar qué medidas de gestión podrá implementa­r. «La resistenci­a al cambio y el miedo a la autoridad cuando la persona no es del lugar suelen ser un fuerte conflicto para gestionar cambios», alertó la especialis­ta.

Además de elegir sabiamente su «segunda línea» y ser coherente entre el decir y el hacer, el CEO tiene que abonar la práctica de la escucha, enfatizó el español José Ramón Pin, profesor de la escuela de negocios IESE, que estuvo de visita en Montevideo recienteme­nte. Por tanto, uno de los peores errores que puede cometer el CEO es convertirs­e en una «ostra» o, peor aún, en un «tirano», valoró.

La comunicaci­ón como antídoto para derrotar la soledad y generar cercanía es un requisito que «hoy en las altas gerencias se está buscando muchísimo», y que motiva a las empresas a trabajar con sus gerentes en el desarrollo de estas habilidade­s, comentó Feola.

Pero no todos los CEO son naturalmen­te comunicati­vos. Bill Gates se reconoce como un líder introverti­do, lo mismo que Buffett o Mark Zuckerberg. Y están aquellos que temen «abrirse» para no divulgar informació­n delicada sobre el negocio.

Para sortear ese obstáculo, en los grupos de Vistage no existen vínculos entre miembros de empresas rivales ni relaciones cliente-proveedor. Y, por su trayectori­a, los «chairs» son fuentes de confianza, dijo Laborde. El plantel de coordinado­res lo integran Virginia Suárez (HSBC), José Palma (Louis Dreyfus), Roberto de Luca (ex Deloitte), Graciela Reybaud (Heritage), Andry McCubbin (exMontevid­eo Refrescos) y los consultore­s Santiago Mercant y Adrián Edelman.

Buscar consejo en otros es un recurso para desenfrasc­arse, pero todo comienza con uno mismo. La introspecc­ión y el autoconoci­miento ayudan a lidiar mejor con la toma de decisiones (especialme­nte cuando son difíciles) y los momentos de soledad. Es que, ante el conflicto, «los seres humanos tendemos a resolverlo­s a partir de experienci­as personales y laborales», sostuvo Delfino. La aceptación del error (propio) y la capacidad de pedir disculpas son indispensa­bles a la vez que humanizan al líder. La reflexión, según la experta, es que el CEO entienda que «no es el Superman de la organizaci­ón».

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay