El Pais (Uruguay) - El empresario
Christopher Jones
Su profesión lo llevó a vivir en Argentina, Chile, EE.UU., Brasil, India, Filipinas y, finalmente, Uruguay. En cada lugar donde residió, una de sus preocupaciones fue resolver cómo mantener su hobbie activo. «Nunca paré. Donde llego, busco dónde volar», dijo el CEO de la cadena de supermercados Ta-Ta. Desde muy joven quería ser piloto, pero estudió administración. Su pasión pudo más y en 1997 logró su licencia de piloto privado de avión. Luego, la de piloto comercial, de multimotor y de helicóptero. También tiene de planeador, fumigador e instructor de helicóptero. Jones llegó a Uruguay en 2017 y cumple a rajatabla su regla de volar por lo menos una hora a la semana y «no menos de 15 al mes». En Uruguay vuela helicópteros y aviones. «Tengo participación en algunas aeronaves y también alquilo», indicó. Su amor por el vuelo es casi genético. Su abuelo paterno fue pionero de la aviación en su Córdoba natal. «Tenía varios negocios y se movía en su propio avión; y mi padre fue uno de los más de 700 argentinos voluntarios que fueron a la Segunda Guerra Mundial a pilotear aviones».
Jones encuentra en volar un entrenamiento para su vida laboral. «Hay que ser muy métodico y orientado a los procesos, a los detalles, a saber dónde quiero ir. Creo que lo que más aplico es la parte de las comunicaciones. En el vuelo uno se acostumbra a repetir lo que le dicen para confirmar que entendió el mensaje; en el trabajo cuando le comento algo a alguien le pido que lo repita para ver si entendió. Es una forma de reforzar el concepto».