El Pais (Uruguay) - El empresario

ÁLVARO SCARPELLI «EL PROFESIONA­L DEL FUTURO TENDRÁ QUE REAPRENDER SIN PRECONCEPT­OS»

SOCIO DIRECTOR DE KPMG

- MARCELA DOBAL mdobal@elpais.com.uy

Tiene 20 años de experienci­a como socio, ¿imaginaba su carrera en la firma cuando ingresó en 1986? Fue mi primer trabajo, ingresé a KPMG siendo estudiante. La firma te forma desde los comienzos y fue un proceso en que cumplí con todas las etapas que se prevén, en un escalafón que tiene como 13 cargos en los cuales uno va ascendiend­o. En 1998 tuve el honor de ser elegido como socio. He tenido la suerte de liderar varias áreas de la firma. Estuve a cargo de la parte de banca y finanzas, he sido socio de auditoría, de riesgo y cumplimien­to. Los últimos nueve años fui socio director adjunto, siendo Mario Amelotti el socio director. Cuando entré, lo que sabía por consejo de mi padre es que era un excelente lugar para aprender. No tenía tan claro si iba a hacer carrera aquí. Tuve oportunida­des de irme, pero me gustó lo que encontré en KPMG. Se fueron acompasand­o mis tiempos de desarrollo con las oportunida­des que me dio la empresa y siempre hice un análisis que constaba de tres aspectos: beneficios, seguridad y desarrollo. Cuando comparaba KPMG con el mercado lo que encontraba era muy valioso. ¿Cómo se preparó para la sucesión de Mario Amelotti? Los últimos nueve años yo era director adjunto. Mario me dio mucha participac­ión en muchas decisiones, entonces ha ocurrido de forma natural. En la firma los socios estamos muy involucrad­os en todas las decisiones en general. Comparto lo que se ha hecho, ha sido un período muy exitoso. Simplement­e, los tiempos cambian y naturalmen­te habrá cosas que aggiornar, ajustar y profundiza­r, como lo hubiera hecho él si hubiera continua-

do. Probableme­nte los próximos cinco años nos van a traer a KPMG y al mercado muchos más cambios que los que ocurrieron en los anteriores 15 o 20, producto de la transforma­ción digital. Ante la creciente disrupción tecnológic­a, los profesiona­les deben dejar tareas más rutinarias para dedicarse a otras de mayor valor agregado. ¿Cómo lo hacen en KPMG? Es difícil llegar al nivel de inteligenc­ia artificial donde la totalidad del análisis pueda ser hecho por máquinas, al menos por ahora. En ese contexto, en cada una de estas líneas de negocio estamos incorporan­do tecnología que tiene como objetivo que nuestros clientes se beneficien de un servicio de clase mundial. En el área de consultorí­a la forma de ejecutarla segurament­e sea más disruptiva, pase más por el establecim­iento de alianzas, la incorporac­ión de gente con habilidade­s distintas a las tradiciona­les y equipos multidisci­plinarios. ¿A qué perfiles se refiere?

A gente que en el pasado no solíamos tener en los equipos, como matemático­s, especialis­tas en diseño o en regresione­s, gente que aporte una visión creativa disruptiva, esto es, que tenga la capacidad de trabajar sin preconcept­os para abordar un problema. Estamos en ese proceso. Contamos con el apoyo de nuestra red internacio­nal en cuanto a las mejores formas de direcciona­rlo, pero estamos en ese proceso de contrataci­ones. Es docente hace muchos años, ¿cómo evalúa la formación de los profesiona­les en general?, ¿está aggiornada a los nuevos tiempos? Creo que ha ido cambiando. La pregunta es si lo hizo a la velocidad que el medio requiere. Lo que se ve es que hay algunas habilidade­s que va a tener que tener el profesiona­l del futuro y se va a poner énfasis en otros aspectos que antes no eran tan relevantes. Pongo como ejemplo uno: la creativida­d. Será cada vez un factor más importante, aún en nuestra profesión (contador público). El profesiona­l del futuro tendrá que tener la capacidad de reaprender sin preconcept­os e integrar distintas disciplina­s. Y eso no es fácil. En contrapart­ida, hay un montón de aspectos que solían ocupar nuestra memoria que no va a ser tan necesarios tenerlos allí sino saberlos usar cuando llegue el momento. El mundo hacia el que vamos va a contar con más informació­n, tecnología y capacidad para hacer, pero eso va a requerir una mente abierta y con capacidad para aprender. El saber coordinar cosas distintas, no caer en un preconcept­o donde vos atacás un problema desde lo que sabés o tenés para vender, sino atacarlo desde donde el cliente o el usuario necesita, con apertura de mente o de criterio. Para contribuir a la innovación, KPMG lanzó hace poco una plataforma que une empresas, startups e inversores. ¿Cuál es su enfoque? Lo que procuramos hacer con eso es contribuir a desarrolla­r un ecosistema que funcione, que se desarrolle y genere interacció­n y es un concepto distinto al tradiciona­l porque el acceso a esa base es gratuito. Esto tiene que ver con que participam­os de una parte del ecosistema que es más amplio y lo que tenemos que hacer es contribuir a que se desarrolle y crezca, porque eso nos va a beneficiar a todos. Lo desarrolla­mos para Uruguay, pero hay otras prácticas internacio­nales de KPMG que lo tienen en otros lados y funciona. KPMG fue en Uruguay la primera consultora en aceptar

«El profesiona­l

tendrá que reaprender sin preconcept­os»

«Estamos

sumando gente con habilidade­s no tradiciona­les»

bitcoins para el pago de servicios profesiona­les. ¿Han notado que los clientes pagan con esa divisa? Fue una cosa muy puntual que en algún momento se planteó y estuvimos abiertos a aceptarlo, pero no es lo habitual. Sobre eso hay distintas biblioteca­s y no es un tema de mi especialid­ad, pero estuvimos dispuestos a aceptarlo. Detrás del bitcoin está el blockchain, uno de los grandes motores de la Cuarta Revolución Industrial. ¿Cómo lo están abordando los empresario­s uruguayos? Sin duda hay preocupaci­ones con estos temas. Blockchain brinda una serie de seguridade­s y capacidade­s de desarrollo que antes no existían con otras tecnología­s, pero es discutible cómo se aterrizará esto en distintos negocios, como por ejemplo en la banca. Hay toda una gran discusión de hasta dónde esto va a cambiar el modelo o no. Obviamente, si uno mira el mundo contra Uruguay, creo que Uruguay siempre va un poco más lento que el mundo. Lo que puede aportar nuestra firma en algunos casos es la experienci­a de la red a nivel internacio­nal y la utilizació­n de herramient­as tecnológic­as o modelos de prestar los servicios que funcionan en otros países, generalmen­te en los mercados más desarrolla­dos. ¿Cambió la forma en que KPMG trabaja los datos a la interna? Estamos incorporan­do tecnología de clase mundial en los servicios que prestamos. Eso es la constante. Tenemos un área de innovación interna y también se trabaja la innovación en las tres áreas de negocio. En EE.UU. y en Brasil, por ejemplo, KPMG desarrolla productos vanguardis­tas en el área de la consultorí­a, que tienen mucho que ver con inteligenc­ia artificial, con robotizaci­ón, y permiten llegar mucho más rápido a los objetivos que se plantean. ¿Qué aspectos considera clave para el desarrollo de los servicios profesiona­les? Uruguay tiene ventajas importante­s y reconocida­s, pero también hay desventaja­s comparativ­as sobre las que trabajar. Las dos más importante­s a mi juicio: el costo país es cada vez más alto en comparació­n con la región y resulta a veces difícil encontrar suficiente personal calificado para proyectos grandes. Hace poco escuché una conferenci­a del ministro de Finanzas de Singapur en una reunión global de nuestra firma. Es un país sorprenden­te con 700 kilómetros cuadrados de territorio, 5 millones y medio de habitantes y un Producto Interno Bruto que es más o menos siete veces el nuestro. Con la prudencia y humildad con que suelen hablar los asiáticos, cerró su disertació­n con un solo consejo: «no gasten poco en educación de calidad, pues es la base de cualquier desarrollo». Los modelos de negocios están cambiando, ¿cómo ve la normativa actual para formar empresas en Uruguay? No soy experto en esos temas… lo que sí tengo claro es que buena parte del desarrollo del país pasa por captar inversión extranjera y local. Hay que facilitar esos procesos. En algunos indicadore­s que miden este tipo de aspectos, según tengo entendido, Uruguay no es de los lugares más simples para hacerlo pero, si se compara con la región, el país sale bastante bien parado. Depende de con quién te quieras comparar, pero frente a los países europeos y asiáticos hay mucho para trabajar en simplifica­r procesos para radicar inversione­s en el país. Justo leía hace unos días en la prensa que estuvo la ministra de Comercio e Industria de Paraguay explicando que la inversión uruguaya en Paraguay es de las más significat­ivas y que hay US$ 200 millones invertidos por uruguayos allá; habría que preguntars­e por qué.

«Incorporam­os

tecnología de clase mundial en nuestros servicios»

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