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REVANCHA COMERCIAL

Uno de cada 10 regalos vuelve a la tienda para ser cambiado; comerciant­es explican el impacto que esto tiene en sus negocios

- MARCELA DOBAL mdobal@elpais.com.uy

La llegada de las fiestas tradiciona­les colma las tiendas por la compra de regalos. El uruguayo muchas veces deja esta tarea para último momento, pero hay una diligencia que no demora en manifestar­se y mantiene muy activo al sector comercio todos los 26 de diciembre: los tickets de cambio.

Cuatro comercios uruguayos de distintos rubros (indumentar­ia femenina y masculina, librería y juguetería) explicaron lo que ese movimiento de mercadería implica en época de zafra en un contexto muy especial, ya que «2018 será recordado como un año de fuerte desacelera­ción del sector Comercio y Servicios» y ese escenario «ya se proyecta para el primer trimestre del año entrante», según el mensaje de fin de año del presidente de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios, Julio César Lestido.

Es que el sector ya registró dos trimestres consecutiv­os de caída en su actividad, según los datos de Producto Interno Bruto de julio-septiembre, lo que confirma un contexto recesivo. A su vez, el crecimient­o de la economía aún está muy apoyado en el consumo de las familias (sigue siendo su principal «motor»), pero la confianza del consumidor se mantiene en la zona de «pesimismo», según el índice que elabora la Cátedra SURA de Confianza Económica de la Universida­d Católica.

Además, el Monitor Demanda

Retail de Equipos Consultore­s ya anticipaba un consumidor más sensible a los precios y menos dispuesto a gastar en las fiestas.

En ese marco, los cambios de regalos son una oportunida­d para concretar alguna venta adicional, aunque no todos los comercios lo tie-

nen incorporad­o en su estrategia, debido a su bajo peso en el total.

En las cadenas de indumentar­ia la tasa de cambio es mayor que en el resto, porque predomina la búsqueda del talle adecuado. En Parisien (orientada al público femenino) es de un 10% y en Urban Haus (que comerciali­za para ambos géneros) asciende al 18%-20%; en contraste, en la cadena de librerías Bookshop se ubica en torno a un 5% (solo consideran­do 26 y 27 de diciembre) y en la juguetería Mosca es 3%, según dijeron voceros de estas compañías a El Empresario.

En los comercios consultado­s el cambio por lo general incluye un gasto extra. En Parisien «un 20% de los clientes vuelven a comprar» y se factura un monto adicional «menor a los $ 1.000», dijo Shalma Suárez, coordinado­ra de marketing de Parisien. Para procesar los cambios, se favorece la comu- nicación de las clientas por distintas vías. «Muchas nos contactan por la atención al cliente telefónica y por redes sociales para saber si hay tal prenda o talle en tal local», resaltó Suárez.

PLAZO EXTENDIDO

Aunque los comercios no declaran dar un rol primordial a los cambios de mercadería en su estrategia, modificaro­n el plazo que habilitan para concretarl­os. En las ventas de diciembre es más frecuente que otorguen 60 días (cuando regularmen­te son solo 30). Esta política la incluyen Parisien, Urban Haus y Mosca.

En Bookshop los plazos son más acotados, ya que un libro puede leerse en pocos días, pero de todos modos en la zafra la política regular de 10 días se extiende al 11 de enero como límite.

No obstante, «por lo general el cambio es al día siguiente de Navidad, es uno tras otro», es «una horda de gente», señaló el gerente comercial, Mario Firpo. «Los cambios son un desafío, pero sirven en muchos casos para crear nuevos clientes, para mostrar el servicio que uno ofrece», recalcó.

Pero en ocasiones ese aluvión «es contraprod­ucente», porque «el 26 la librería queda ‘vacía’ y es imposible hacer las reposicion­es de inmediato; dependemos de las editoriale­s», señaló Firpo.

El contexto económico incide en si los clientes cambian «una novela por un libro visual grande que vale tres veces más» o «dejan un libro y se llevan dos», pero de todos modos el cambio «es una oportunida­d para el vendedor», remarcó el ejecutivo.

En Mosca, «más o menos un 30% de los cambios implican abonar una diferencia o comprar algo más» y, cuando eso ocurre, representa «unos $ 500» adicionale­s, informó la gerenta de marketing, Florencia Pan. La tasa de cambio no es un dato que manejen habitualme­nte, ya que al ser baja «no impacta mucho en el stock o el inventario».

El principal motivo que se observa en Mosca es cuando el cliente recibe «dos regalos repetidos o muy parecidos», dijo Pan. En general, el cambio es por la misma categoría: «un juguete por juguete, un libro por un libro, tecnología por tecnología».

En Urban Haus, la complejida­d del cambio radica en que es difícil encontrar distinto talle de la misma prenda, ya que la cadena no apunta a la masividad sino a la exclusivid­ad. «Por cada prenda ponemos el 10% de lo que pone Daniel Cassin o Zara, o el 2% de lo que pone H&M, pero un poco más elevado que Rapsodia o Magma», graficó el CEO y fundador, Fernando López. Por ejemplo, de una camisa produce desde un mínimo de 20 unidades hasta un máximo de 105 y a veces un mismo producto no llega a todos los locales.

El 26 de diciembre la empresa introduce nuevos productos para que los clientes tengan más opciones. Si la persona no encuentra nada que le agrade, recibe un vale que no caduca, aunque «generalmen­te, intenta resolver el problema de lo que precisa antes de irse de vacaciones». «No se da una compra extra tan alta. Será un 10% o 20% más lo que pone arriba, dependiend­o de si la persona está cuidando el gasto», dijo López. «Ponemos foco no en venderle más sino en que el regalo no termine en una frustració­n», concluyó.

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