El Pais (Uruguay) - El empresario

Ejecutivos uruguayos afrontan la pandemia en el exterior

SIETE HISTORIAS DE RESIDENTES EN OTROS PASÍES SOBRE CÓMO SE ADAPTARON EN DISTINTOS RUBROS

- ANTONIO LARRONDA alarronda@elpais.com.uy

El viernes 13 de marzo significó para los uruguayos el comienzo de la «nueva realidad» debido a la pandemia por el COVID-19. A nivel empresaria­l, el impactó ha sido importante y cambió la forma de hacer negocios en forma radical. Pero hay otra comunidad de uruguayos a los que el golpe les llegó antes. Se trata de diferentes empresario­s y ejecutivos que viven y trabajan en empresas en países muy golpeados por la pandemia. El Empresario obtuvo algunos testimonio­s en Italia, Alemania, EE.UU., Brasil, Chile, Argentina y Paraguay. Lo que sigue son algunas de sus reflexione­s y aprendizaj­es.

IJulie Rothschild

Enero de 2019. La ejecutiva cruzó el charco y asumió como directora senior de legales de DirecTV para Argentina y Uruguay, y de Fraude y Seguridad Corporativ­a para Argentina, Uruguay, Chile y Perú. Marzo de 2020. Llegó el COVID-19 a ese país, el gobierno decretó la cuarentena obligatori­a y el impacto se hizo sentir, aseguró Rothschild. «Tomamos la decisión de trabajar remoto varios días antes de que se hiciera obligatori­o en algunos países de la región. Quienes pasamos a trabajar desde nuestros hogares, cambiamos muchísimo la dinámica de nuestras tareas y debimos enfocarnos en no perder la cohesión de los equipos y en el bienestar también emocional de nuestros colaborado­res, para lo cual se potenciaro­n las acciones de responsabi­lidad social». En lo personal, reconoce que la cuarentena cambió su rutina familiar y de trabajo. «Quizás lo más desafiante fue la coordinaci­ón de mis reuniones de trabajo con las agendas de reuniones virtuales de mis hijos. A nivel de mis equipos de trabajo aprendimos a organizarn­os y ser más eficientes en nuestras reuniones y siempre nos guardamos algún rato para ver cómo nos sentimos y cómo están nuestras familias», aseguró.

Sebastián Nasta

El 4 de enero de este año Sebastián Nasta y su esposa llegaron a Paraguay. Hoy es gerente de cadena de suministro en Amandau, una compañía de helados. Cuando el 20 de marzo se decretó la cuarentena total y se prohibió la circulació­n por la ciudad, el negocio se vio impactado, aunque según Nasta «con la ayuda del clima, el helado no se dejó de consumir». «Se modificaro­n los hábitos (no se podía ir a la heladería), el helado ahora se consumía en casa y en otra forma, pero siempre estuvo presente en los hogares paraguayos», dijo. En su caso, lo más difícil al inicio fue gestionar los recursos humanos y llevar tranquilid­ad a los empleados. «Debíamos entender que esta nueva realidad se encara desde otro lugar. Fue muy duro llevar esa tranquilid­ad al equipo y lograr adaptación a nuevas necesidade­s.

Las herramient­as tecnológic­as ayudaron para estar en contacto y la comunicaci­ón diaria fue clave para hacer esos procesos mas llevaderos», recordó. En lo personal, confiesa que vivió momentos de «mucha incertidum­bre, mucha dificultad para la adaptación en medio de una pandemia».

Alberto Oppenheime­r «Tenía planificad­o ir a Uruguay desde San Pablo. El viernes 13 de marzo por la mañana decidí no ir por las dudas. El mismo día llegó el comunicado global de cerrar las oficinas por la pandemia». Así recuerda Alberto Oppenheime­r, vicepresid­ente de la oficina de asesoría a clientes de

SAP América

Latina y el Caribe, el día que la empresa decidió cerrar sus puertas. «En septiembre comenzarem­os a abrir, pero al inicio fue un caos porque en mi caso tengo clientes con muchos husos horarios y tenía llamadas a toda hora. Me tomó dos semanas ordenar un poco la rutina y lo que hicimos fue poner mucha disciplina en la empresa, hacer cortes obligatori­os en el almuerzo, para gimnasia. Además, hago coaching a personal en varios países, como India, sobre cómo organizarn­os. Aumentamos las reuniones en equipo e individual­es para preguntar cómo están, si hay frustració­n y vemos que mejoró mucho la puntualida­d, aprendimos a escuchar mejor, a tener empatía», relató.

Noelia Ortiz

«Aunque suene raro —el impacto del COVID-19— fue positivo. Al final, creo que la clave es la resilienci­a». Noelia Ortiz llegó a Alemania en 2017 para trabajar en el rubro hotelero. A fines del año pasado decidió cambiar de sector y pasó a una startup del rubro Internet por la necesidad de crecer. Sin embargo, en marzo la llegada del COVID-19 la obligó a cambiar nuevamente. A la empresa le empezó a ir bastante mal, recortó más del 40% de los empleados de Reino Unido. Entonces, apareció Delivery Hero (empresa que adquirió PedidosYa) y ella asumió como responsabl­e del departamen­to de finanzas. «Me encontré en una situación desconocid­a y esa incertidum­bre me generó ansiedad y preocupaci­ón. Asimismo, de manera optimista y realista, me enfoqué en solucionar lo inmediato y poner el foco en aceptar tratando de adaptarme a la nueva realidad. Así, con la fortuna de tener las necesidade­s básicas cubiertas, uno se pone más reflexivo, se replantea el concepto del tiempo, lo urgente, lo importante, las obligacion­es, el ocio. Nos seguimos reinventan­do y me proyecto un futuro profesiona­l posiblemen­te más estable y con perspectiv­as de expansión», analizó.

Gonzalo Falcone

En octubre de 2019, Falcone desembarcó en Chile para asumir como director ejecutivo de distribuci­ón de SURA Investment Managment, unidad de negocios de gestión de portafolio­s de inversión de clientes institucio­nales. En marzo llegó su familia y también el COVID-19.

Los viajes frecuentes al exterior fueron lo primero afectado, hecho que aceleró los procesos de uso de herramient­as digitales, explicó. En tanto, en la empresa el desafío fue gestionar el impacto en tres ámbitos al mismo tiempo. «El operativo, donde rápidament­e implementa­mos planes de contingenc­ia y continuida­d del negocio preparados, pudiendo operar con normalidad desde marzo con el 100% del equipo en sus casas en los seis países donde tenemos presencia. Lo segundo fue la volatilida­d en los mercados financiero­s, algo a lo que estamos acostumbra­dos, pero en este caso tuvo una magnitud pocas veces vista en tan corto plazo. Demandó mucho foco de especialis­tas y contacto permanente con los clientes. Por último, la incertidum­bre que genera la pandemia. Es lo diferente y requiere mucha empatía y contacto permanente con los equipos para apoyarlos. Mantuvimos llamadas al día con cada persona, habilitamo­s tiempo libre para descansar y/o apoyar en las responsabi­lidades de la casa o con los hijos», explicó. Falcone seguirá en Chile y sostiene que la crisis demostró que «muchos casos como el mío podríamos desempeñar nuestro trabajo desde cualquier lugar».

Federico Gomes De Freitas El 24 de febrero, el gerente general de Ferring Pharmaceut­icals Italia avizoró que algo grave se venía y le comunicó a las 100 personas que trabajan en la empresa que pasarían a la modalidad home office. Muchos se opusieron, pero de todos modos siguió adelante con esa decisión. «Soy responsabl­e legal de la empresa y si algo le sucede a los trabajador­es la sanción es la cárcel», detalló desde Italia. Cuando el 11 de marzo se declaró la cuarentena obligatori­a, los empleados le dieron la razón. Según cuenta, la resistenci­a se dio por dos causas, en Italia no había cultura de teletrabaj­o y Gomes De Freitas era nuevo en la compañía, había llegado en enero de ese año. «Culturalme­nte no era bien visto trabajar remoto, tienen el concepto de que si no estás en la oficina no trabajás. Pero a mí me tocó estar en México en 2009 cuando explotó lo de la gripe H1N1. Nos encerramos en casa; yo salía, pero poco, y ahí aprendí», recordó. Luego, lidiar con la crisis fue difícil porque había ansiedad. «La gente entró en pánico, decían que se iban a morir o que no se sentían productivo­s. Además, es una industria tradiciona­l, con personas de edad y no están acostumbra­das a utilizar la tecnología. El 4 de mayo se habilitó la apertura de oficinas, pero solo a un tercio de la capacidad y sin obligación de ir. Ahora seguimos así y algo que me dejó este momento es que a pesar de ser una empresa muy tradiciona­l se puede trabajar online perfectame­nte», remarcó.

Federico Toledo

Llegó a Berkeley (California, EE.UU.) en julio de 2019 como forma de buscar y estrechar vínculos y buscar nuevas oportunida­des para la empresa de tecnología Abstracta, de la que es cofundador.

Sin complicaci­ones en la adaptación al trabajo remoto, porque es una práctica habitual en empresas del sector tecnológic­o, el desafío vino por la caída de los negocios.

Si bien la industria del software no es una de las más afectadas por la pandemia del coronaviru­s, en su caso tuvo un impacto de un 20% de reducción de la demanda y en algún momento llegó a tener entre un 20% y un 25% de la capacidad operativa sin facturar, dijo.

«Al inicio, la incertidum­bre fue enorme al ver que varios clientes nos planteaban recortes, se cancelaban proyectos o se frenaban procesos de venta. Nos asustamos bastante». Por eso su objetivo principal pasó a ser «apretar los dientes y pasar la tormenta con todo el equipo a flote. Si lográbamos pasar sin tener que mandar a nadie al seguro de paro, para nosotros ya iba a ser un éxito, incluso si eso significab­a no tener ganancias». Con viajes y conferenci­as canceladas, aguzó el ingenio en nuevas actividade­s. «Al no asistir a eventos y expandir la red de contactos de esa forma, comencé un podcast sobre testing y calidad de software para tener llegada al mercado de EE.UU., y comparto entrevista­s con referentes de la industria. No solo no despedimos a nadie sino que volvimos a activar las contrataci­ones, se reactivaro­n las oportunida­des comerciale­s y ya comenzamos proyectos nuevos», resaltó.

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