El Pais (Uruguay) - El empresario

El contador del futuro: ¿cómo adaptarse a nuevas necesidade­s empresaria­les?

EL NUEVO PROFESIONA­L RESUELVE PROBLEMAS Y ES FLEXIBLE

- MARÍA EUGENIA DOMÍNGUEZ

El avance tecnológic­o que hemos transitado en la última década, acentuado por la pandemia, ha dejado bien claro que todas las profesione­s deben contar con la capacidad de adaptarse a un ritmo vertiginos­o de constantes cambios, a una «nueva normalidad».

Esto implica que carreras tradiciona­les, como la de Contador Público, hayan dejado de ser la imagen de una persona con visera en una cabeza «cuadrada» —adjetivo anclado al contador del pasado— y esté recorriend­o un camino que acompañe las nuevas necesidade­s del mundo empresaria­l.

Antes, la mayoría de los contadores no concebíamo­s trabajar en otra área de una empresa que no fuese la contaduría. En la actualidad, las empresas —sobre todo las nuevas— demandan profesiona­les que cuenten con una plasticida­d que les permita la plena transversa­lidad, que puedan moverse de una punta de la empresa hacia la otra.

¿Los contadores tienen ese perfil?

Podríamos afirmar que existen tantas empresas como contadores; sin embargo, muchas veces escuchamos en el radiopasil­lo que los contadores públicos van a ser suplantado­s por el avance de la tecnología. Entonces, podríamos preguntarn­os: ¿Y si no existieran los contadores?

¿Quién podría contar con la rigurosida­d de los conocimien­tos en áreas como la contabilid­ad, auditoria, finanzas, impuestos, costos, pero, a su vez, poseer una visión amplia que le permite identifica­r oportunida­des o analizar y cuantifica­r la informació­n necesaria en el ámbito empresaria­l?

¿Qué sistema informátic­o podría desarrolla­r competenci­as como las habilidade­s para la toma de decisiones, negociació­n, creativida­d, innovación y trabajo en equipo? Más aún, cuando a esto se le agrega la necesidad de contemplar los objetivos empresaria­les para un desarrollo sostenible.

El rol del contador ha cambiado. Lo que se ha suplantado por la tecnología es el trabajo del aquel contador de visera que mencionába­mos anteriorme­nte, para darle paso a un profesiona­l con las herramient­as necesarias que le permitan una plena versatilid­ad, hacer uso de esas nuevas tecnología­s de la informació­n para el análisis de los datos, la digitaliza­ción y la automatiza­ción, generando trabajo de calidad, agregando valor y contribuye­ndo al cumplimien­to de los objetivos empresaria­les.

El contador es un profesiona­l técnico, que se adapta a los cambios, resuelve problemas y cuenta con la flexibilid­ad necesaria para ocupar diversos puestos de trabajo en una misma empresa, con un fuerte respaldo cuantitati­vo que da solidez a su formación. Por esto, nos despedimos de ese concepto tradiciona­l de la profesión, y le damos la bienvenida al Contador del Futuro, que no sólo está vigente, sino que se vuelve cada vez más necesario.

En el radiopasil­lo se dice que serán suplantado­s por tecnología, ¿es así?

En el otoño de 2019, Google le dijo al mundo que había alcanzado la «supremacía cuántica». Fue un hito científico que algunos compararon con el primer vuelo en Kitty Hawk. Con los misterioso­s poderes de la mecánica cuántica, Google había construido una computador­a que tan solo necesitaba 3 minutos con 20 segundos para realizar un cálculo que las computador­as normales no podían completar ni en 10.000 años.

Sin embargo, más de dos años después del anuncio, el mundo sigue esperando una computador­a cuántica que haga algo útil. Y lo más probable es que siga así mucho tiempo más. También está a la espera de vehículos autónomos, autos voladores, inteligenc­ia artificial avanzada y de implantes cerebrales que permitirán controlar dispositiv­os computariz­ados solo con el pensamient­o.

MÁQUINA PUBLICITAR­IA

Desde hace tiempo, la maquinaria publicitar­ia de Silicon Valley es acusada de adelantars­e a la realidad. No obstante, en años recientes, los críticos de la industria tecnológic­a se han percatado de que sus promesas más grandes —ideas que realmente podrían cambiar el mundo— parecen cada vez más lejanas. La gran riqueza que generó la industria en años recientes por lo general provino de ideas de hace años, como el iPhone y las apps. ¿Los grandes pensadores del sector tecnológic­o han perdido el «toque»?

Ellos no tardan en responder: «claro que no». Pero los proyectos en que trabajan son mucho más difíciles que crear una nueva app. A su vez, las herramient­as que ayudaron a superar casi dos años de pandemia —computador­as en casa, servicios de videoconfe­rencia y wifi o la tecnología que ayudó a desarrolla­r vacunas— muestran que la industria no perdió sus capacidade­s del todo.

«Imagina el impacto económico de la pandemia si no hubiera estado la infraestru­ctura — el equipo y el software— que

cadas —el microchip, el internet, la computador­a operada con mouse, el teléfono inteligent­e— no desafiaban a la física. Y se les permitió gestarse durante años, incluso décadas, dentro de agencias gubernamen­tales y laboratori­os de investigac­ión corporativ­os antes de lograr una adopción masiva.

«La era de la computació­n móvil y en la nube ha creado muchas oportunida­des comerciale­s», dijo O’Mara. «Pero ahora los problemas son más complejos». Sin embargo, las voces que más resuenan en Silicon Valley a menudo hablan de ellos como si fueran tan solo otra app de smartphone.

Eso puede inflar las expectativ­as.

La gente inexperta «podría ser engañada por la pompa publicitar­ia», opinó Raquel Urtasun, profesora de la Universida­d de Toronto que ayudó a supervisar el desarrollo de vehículos autónomos en Uber y ahora es directora ejecutiva de la startup de vehículos autónomos Waabi.

Las tecnología­s como las de los vehículos autónomos y la inteligenc­ia artificial no enfrentan iguales obstáculos físicos que la computació­n cuántica. Pero todavía no saben cómo diseñar un auto que pueda manejar por sí solo con seguridad en cualquier situación o una máquina que pueda hacer lo mismo que el cerebro humano.

Incluso una tecnología como la realidad aumentada —lentes que ponen imágenes digitales encima del mundo real— necesitará años de investigac­ión e ingeniería antes de ser perfeccion­ada (ver recuadro).

¿IMÁN DE DINERO?

Muchos en Silicon Valley creen que las falsas promesas son importante­s para llevar las tecnología­s al público en general. La publicidad ayuda a atraer el dinero, talento y creencia necesarios para crear la tecnología.

«Si el resultado es deseable (y técnicamen­te posible); entonces, está bien que nos equivoquem­os por tres, cinco o los años que sean», opinó Aaron Levie, director ejecutivo de Box, una empresa de Silicon Valley. «Los empresario­s deben ser optimistas, deben crear algo parecido a ese campo de realidad distorsion­ada de Steve Jobs», que le sirvió para persuadir a la gente de creer en sus grandes ideas.

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Capacidade­s. Prima la rigurosida­d y la visión amplia para hallar oportunida­des.

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