El Pais (Uruguay) - El empresario
Un proceso de selección muy exhaustivo
periencia para asociados o gerentes de proyecto. Hay varias oportunidades en McKinsey Uruguay. Queremos que el trabajo sea no solo para Uruguay, Paraguay y Bolivia sino para la región en sostenibilidad y transformación digital.
—¿Tienen una metodología de trabajo que los distingue de otras empresas consultoras?
—En Uruguay podemos apoyar a las empresas e instituciones tanto públicas como privadas a transformase, a dar un salto cualitativo en productividad. Trabajamos muy de la mano con nuestros clientes. No es que nos encerramos en una sala tres meses y volvemos con una recomendación. Ni bien empezamos un proyecto, previo a comenzarlo, se estructura con el cliente un equipo de trabajo, que debe tener gente del cliente y de McKinsey. Eso es así en todo el proceso. Somos una firma poco jerárquica, bastante plana. Cuando armamos un equipo de trabajo buscamos que sea bastante abierto y que todos puedan contribuir. Ayudamos a las empresas a definir su estrategia, pero además a cómo pasar de la estrategia a la implementación, porque también construimos capacidades en el cliente. Ese es un aspecto clave: no solo llegar a la recomendación sino cómo eso se traduce en impacto en el crecimiento sustentable en el tiempo. Eso no se hace de la noche a la mañana.
—La firma tiene prestigio por sus investigaciones. ¿Las harán también a nivel local?
—Sí, totalmente. Tenemos el McKinsey Global Institute (MGI), un think thank de economía e investigación empresarial que ha ganado premios en los últimos años. Nos ayuda mucho tener esa perspectiva global. Con el covid presentamos más de 60 trabajos sobre qué esperar de la pandemia, qué trae esta incertidumbre, cómo prepararse para después... Siempre con una visión de largo plazo, de ver la oportunidad dentro de las crisis y prepararse para un contexto que cambia de manera vertiginosa cada mes. En MGI hay un monto grande de inversión para liderar en conocimiento, porque para transformar tenés que innovar y para innovar tenés que liderar en conocimiento. Estamos muy bien posicionados en temas muy relevantes.
—¿Cómo apoyan al sector tecnológico emergente, más allá de a empresas consolidadas?
—Lanzamos hace unos años McKinsey Fuel, una rama que ayuda a empresas más emergentes, ya sea en crecimiento
—La compañía tiene procesos de selección muy rigurosos. ¿En qué consistieron en Uruguay?
—Sí, es un proceso bastante exhaustivo. Procuramos que sea bueno para las dos partes: que la persona entienda lo que estamos haciendo y que veamos si tiene proyección para crecer, que encaje con la cultura de McKinsey y tenga las cualidades analíticas para desenvolverse en el trabajo que hacemos. La evaluamos en un proceso estructurado, optimizando la objetividad y buscando una respuesta que sea consistente a lo largo de diferentes procesos.
—Suelen utilizar un videojuego para testear habilidades en una primera etapa, ¿aquí también? —No, en Uruguay vamos con un proceso bastante tradicional. A los postulantes les ponemos mentores que los acompañan y les dicen cómo son las etapas. En Uruguay la gente está acostumbrada a un proceso más liviano, de dos o tres entrevistas, pero el nuestro es más exhaustivo. Buscamos que lo entiendan y puedan mostrar su mejor cara en las entrevistas.
associate partner económico, en buscar el camino de sustentabilidad, el IPO (abrir su capital en bolsa). En los últimos años, trabajamos con el 80% de las empresas del ranking Fortune 500 a nivel global, pero también con estas compañías que buscan un modelo disruptivo en sus industrias. Y le vemos potencial a Uruguay en este aspecto. El ecosistema emprendedor uruguayo ha tenido grandes avances en los últimos años.
—Están asesorando al gobierno en el proyecto de hidrógeno verde. ¿Qué asesoramiento dan a empresas en materia de sustentabilidad?
—Sí, asesoramos en ASG (temas ambientales, sociales y de gobernanza). Trabajamos mucho en explicar cuál es el camino óptimo hacia la descarbonización. Es crítico, no hay opción. Si las empresas e instituciones no adoptan esto de manera seria, las consecuencias son muy malas en un futuro no tan lejano. Entonces, ayudamos a que manejen muy bien esos trade-offs entre tomar acciones que no son tan beneficiosas en el corto plazo a nivel de resultados, pero sí en el largo plazo. Les ayudamos a definir por dónde arrancar, cómo hacer para bajar emisiones... Es súper relevante darles una versión pragmática, implementable.
—¿Cuál es el mayor reto para avanzar en esta temática en el país a nivel corporativo?
—Creo que Uruguay está extremadamente bien posicionado. Lo veo más como oportunidad que como desafío. Uruguay sí tiene más retos siempre en temas de innovación, donde no aparece en el mejor lugar en los rankings. Tiene que invertir en investigación y desarrollo y hacia allí vamos. También en infraestructura. Creo que ambas cosas están contempladas y en algún momento llegaremos, pero para aprovechar esa oportunidad las dos son críticas.