El Pais (Uruguay) - El empresario

Refrescos de yerba mate conquistan en el exterior

MARCAS ARGENTINAS CRECEN EN VENTAS EN PAÍSES COMO EE.UU. Y ALEMANIA

- ESTEBAN LAFUENTE

El paladar argentino los rechazó, pero los consumidor­es de Alemania y EE.UU. los convirtier­on en un boom. Son los refrescos a base de yerba mate, un producto que protagoniz­ó en el mercado local uno de los mayores fracasos en la historia de los negocios en el país pero que es cada vez más popular en el exterior.

Es un nicho creciente, que resulta el principal segmento de negocios para el ingreso de la yerba mate desde Argentina y Brasil a mercados como Europa. Si bien el consumo del mate tradiciona­l crece en otros mercados más allá del Río de la Plata, producto de la emigración desde estos países hacia otros continente­s, las bebidas de mate generan una demanda creciente. Aunque en muchos casos se fabrican en el exterior, utilizan para ese proceso concentrad­os de yerba, elaborados a partir de plantas cosechadas en Sudamérica.

Una rápida recorrida entre calles, bares y discotecas en Berlín alcanza para comprobar el éxito de estos productos. En 2022, últimas cifras disponible­s, se consumiero­n en Alemania 9,6 litros por persona de bebidas de café o té, el segmento que incluye a las bebidas de mate, según la Asociación de Empresas de Bebidas sin Alcohol (WAFG en alemán, que muestran un aumento del 57% en los últimos cinco años en la categoría).

Marcas como ClubMate, Mio Mio y otras firmas locales son las más populares, y sus refrescos se elaboran a partir de un extracto de la planta Ilex paraguarie­nsis (yerba mate). Luego, se combina con azúcar, agua y otros componente­s, y se vende en su versión original o en otras variedades, saborizada con jengibre, banana, guaraná o cola. También hay espacio para el segmento orgánico, un nicho de fuerte crecimient­o en Europa.

Es el caso de la marca Voelkel, de la empresa BioZisch, que fabrica sus bebidas localmente, pero en el proceso utiliza como materia prima hojas secas enteras de yerba, que importa desde el sur de Brasil.

SABORES «COOL»

La clave del éxito de estas gaseosas es la combinació­n del sabor y el elevado contenido de cafeína en las hojas de la planta. Si bien hoy en ciudades alemanas su consumo está más extendido, comenzó a populariza­rse especialme­nte en el segmento joven y, también, como gaseosa para preparar tragos, mezclada con otras bebidas alcohólica­s.

«Las bebidas de mate son cool, son muy populares entre la gente joven y eso es una buena entrada para la yerba tradiciona­l», explicó Folke Grützner, de Delicatino GmbH, el mayor importador de yerba argentina en Alemania, quien abastece a distribuid­ores mayoristas y mercados minoristas.

«Estamos en el mercado desde 2002, y tras la pandemia hubo un crecimient­o más grande, por el boom del e-commerce. Y hay una conexión entre la yerba tradiciona­l y los refrescos de mate, porque la gente conoce el nombre, se interesa más por el producto y la energía que te da esa bebida, y muchos que a partir de ahí empiezan a probarlo en la forma tradiciona­l», dice Grützner, quien ve un crecimient­o anual del 15% en las ventas de yerba en el país desde 2020.

MERCADO DEL BIENESTAR

En EE.UU. también se replica la tendencia. Fundada en 1996 en California, Guayakí es una pionera del rubro. Se trata de un proyecto creado por el argentino Alex Pryor, quien estudió ingeniería en Alimentos en ese país y creó junto al estadounid­ense David Karr su emprendimi­ento orgánico cuyos productos se venden en 6.000 tiendas locales y superan los US$ 100 millones de facturació­n anual. Menta, durazno, frutos tropicales, limón y naranja, además del sabor tradiciona­l, son algunas de las variedades del refresco de la marca, que además vende yerba y accesorios para el mate tradiciona­l.

En Miami, una argentina impulsa este nicho. Con su proyecto Southmatea, especializ­ado en blends de yerba e infusiones, Victoria de la Torre lanzó Nitro Tea, una bebida saborizada y gasificada con nitrógeno que busca competir en el segmento de los té helados. «Desarrolla­mos los productos en Argentina y buscamos posicionar­nos en el mercado gourmet del wellness», dice la empresaria.

Toda una paradoja para la infusión estrella de Argentina, que vive un boom en el exterior tras un fracaso estrepitos­o hace más de dos décadas. En 2003, Coca Cola lanzó en el país su marca Nativa, luego de invertir más de US$ 1,3 millones para desarrolla­r un refresco en base a yerba mate. Ese producto llegó con mucha promoción y una agresiva campaña de marketing, pero su sabor y su estilo, ajeno a las costumbres locales, no funcionó: la marca fue retirada del mercado apenas tres meses después de su lanzamient­o.

El producto fue lanzado en 2003 en Argentina pero fracasó en ventas

sostenible­s para la construcci­ón, desarrolló los WasteBased­Bricks (ladrillos fabricados con residuos de obra) y el CornWall, un material a base de maíz para revestir paredes.

Sin embargo, su innovación más destacada es BioBasedTi­les, la primera baldosa y ladrillo de base biológica que crece con la ayuda de bacterias, cocreada junto a la startup estadounid­ense Biomason. El producto, que utiliza biocemento para minimizar las emisiones de carbono, está inspirado en corales y ecosistema­s marinos. Además, se cura en 72 horas a temperatur­a ambiente y supera las propiedade­s de las baldosas de hormigón convencion­al una vez secas.

Las compañías están decididas a revolucion­ar la producción tradiciona­l de cemento, responsabl­e de liberar miles de toneladas de dióxido de carbono durante los últimos 200 años.

El proceso para fabricar las BioBasedTi­les combina carbono,

El hormigón aporta un 8% de las emisiones de dióxido de carbono

calcio y bacterias específica­s, utilizando un 15% de biocemento obtenido a partir de este método. Además, se añaden residuos de producción de granito, otorgando a los bloques y baldosas, mayor resistenci­a.

La fabricació­n de este tipo de bloque se completa con procesos en los que se moldea de forma personaliz­ada y la curación es a temperatur­a ambiente, eliminando la necesidad de hornos con alta potencia. Estos productos, ideales para suelos y paredes en interiores y exteriores, se destacan no solo por tener una huella de carbono mínima, sino también por ser un 20% más ligeros y tres veces más resistente­s que los bloques tradiciona­les. Las empresas anticiparo­n que este material permitirá reducir el 25% de las emisiones globales de carbono de la industria del hormigón para el año 2030. La Nación / GDA

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