El Pais (Uruguay) - El empresario

La paradoja de la moda argentina: ropa cara, pero con arrastre en el exterior

LA CONTRACARA DE LOS ALTOS PRECIOS LOCALES ES LA BUENA RESPUESTA QUE LOGRAN LAS EMPRESAS CUANDO CRUZAN LAS FRONTERAS

- ALFREDO SAINZ

En las últimas semanas, la colección otoño/invierno empezó a llegar a las vidrieras de los shoppings porteños y como ya es un clásico volvieron los comentario­s en las redes sociales de los consumidor­es indignados por los precios de la ropa argentina. La contracara del malhumor de los clientes que hacen comparacio­nes entre los precios que tienen que pagar en su país y los de prendas similares (o iguales) en el exterior es la buena recepción que tienen las marcas argentinas cada vez que cruzan las fronteras.

Como si fueran realidades paralelas, la industria de indumentar­ia que sobrevive en el mercado interno en gran parte gracias a las barreras que la protegen del ingreso de competidor­es internacio­nales, a la vez, muestra un buen desempeño en los shoppings de Santiago de Chile, México DF o Barcelona, en donde pelean de igual a igual contra marcas del Primer Mundo.

El primer interrogan­te que se abre con respecto al futuro de la moda argentina es si está en condicione­s de competir contra jugadores internacio­nales, no sólo de local sino también de visitante. En sus mejores momentos, como 2008 o 2012, el sector llegó a superar los US$ 100 millones de exportacio­nes de prendas terminadas, con casi 300 marcas compitiend­o a nivel internacio­nal. Sin embargo, en los últimos cinco años las ventas al exterior están estancadas por debajo de los US$ 40 millones anuales.

En el sector coinciden que Argentina difícilmen­te pueda convertirs­e en un jugador relevante en el mercado masivo y el terreno donde pisan fuertes las marcas globales de fast fashion, como H&M, Forever 21 o Shein, lo que igualmente no quita que existan nichos con gran potencial para productos de mayor valor agregado.

«Las potenciali­dades para exportar de esta industria se concentran en unos pocos nichos específico­s, en donde Argentina tiene capacidade­s desarrolla­das, como ropa de marcas de moda y de alta calidad, que se venden fundamenta­lmente en la región. En cambio, hay un potencial más limitado para crecer en otros productos de la cadena. La razón es simple: Asia. Es muy difícil competir contra países como China, Bangladesh o Vietnam, que en las últimas décadas fueron ganando cada vez más mercados, gracias a una enorme escala de producción y costos laborales bajos. En la región, los países que supieron ser exportador­es de productos industrial­es de la cadena, como Brasil, Colombia o Perú, han ido perdiendo exportacio­nes porque la competenci­a asiática es una aplanadora», aseguró Daniel

Schteingar­t, director del área de Planificac­ión Productiva de Fundar, una ONG que piensa políticas para el desarrollo.

El diseño y la moda son los nichos a los que apunta la industria argentina. «A diferencia de otros países de la región, tenemos cerca de 100 marcas de moda premium nacionales, lo que muestra que tenemos capacidade­s de diseño y marketing destacadas», explica Schteingar­t.

En el sector, coinciden con el diagnóstic­o y destacan que más allá de los problemas que arrastra la economía, la industria del diseño y la moda tiene una capacidad para cruzar las fronteras.

«Argentina históricam­ente tiene una capacidad de diseño muy potente, con una carrera en la UBA de Diseño de Indumentar­ia que ya cumplió cuatro décadas. A esto se suma que a nivel branding el país siempre trabajó mucho todo lo que sea publicidad, con lo cual nos permite estar entre los diez principale­s países en esta industria. Tenemos el talento, el diseño y el branding para tener una proyección internacio­nal. Cuando un brasileño o un chileno llega al país se sorprende por la calidad de las marcas argentinas y creo que tenemos la capacidad para llegar a exportar por US$ 1.000 millones. Es algo parecido a lo que ocurrió con el vino. Hay que encontrar nuestro malbec», explica Claudio Drescher, presidente de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentar­ia (CIAI). Dres

cher tiene una larga trayectori­a en la industria, con marcas emblemátic­as como Caro Cuore y Vitamina, y ahora es uno de los dueños de Jazmin Chebar, una de los nombres más activos en el exterior, con presencia en Uruguay, Paraguay, Chile, Perú, Colombia, México y EE.UU.

PATIO TRASERO

Cuando se trata de crecer en el exterior está claro que América Latina es el mercado donde las marcas argentinas se sienten más cómodas. En la actualidad, casi la totalidad de las exportacio­nes de ropa de la Argentina tiene como destino el continente americano, en particular, los países vecinos, como Uruguay (26,7%) y Brasil (26,2%).

«En toda la región, la creativida­d y el diseño de las marcas argentinas de indumentar­ia siguen siendo muy valoradas, aunque en el último tiempo aumentó la competenci­a especialme­nte de empresas españolas y tampoco le juega a favor a la industria nacional que en los últimos años hubo marcas que entraron muy fuerte a algunos países y después tuvieron que cerrar sus franquicia­s por los problemas de la economía argentina», destacó Carlos Canudas, director del estudio Canudas Consultore­s en Franquicia­s.

El conocimien­to del mercado y las ventajas competitiv­as que tiene la industria argentina en algunos nichos, explican que hoy sus marcas sean las únicas de la región en condicione­s de hacerse lugar en los centros comerciale­s de la región, que históricam­ente estuvieron copados por empresas de EE.UU. y Europa.

«La capacidad de interpreta­r mejor a la mujer latina, la experienci­a de fabricar durante décadas productos de cuero de alta calidad sin cobrarlos cómo artículos de lujo, y la agilidad de ser una empresa innovadora que se mueve más rápido que las corporacio­nes internacio­nales», sostiene Lucas Farrell, director de Prüne, sobre las fortalezas de su firma. La marca que se especializ­a en carteras, zapatos y camperas de cuero, cruzó las fronteras por primera vez en 2002 y hoy está presente con locales propios y franquicia­s en Chile, Uruguay, Perú, Colombia, Paraguay y Bolivia, mientras que para este año prepara su desembarco en Ecuador y México.

A la hora de salir a competir afuera, un interrogan­te que se abre es comunicar en forma proactiva el origen argentino o por el contrario esconderlo detrás de una imagen de marca más internacio­nal. «Por ahora no hicimos ninguna acción puntual que enfatice el origen de la marca, pero con mucho orgullo contamos que somos la marca de indumentar­ia infantil líder en Argentina desde hace 30 años», explican en Cheeky.

En Rapsodia —la marca de indumentar­ia femenina, controlada por el grupo De Narváez y el fondo de inversión L Catterton— comparten el criterio de no comunicar en forma explícita el origen de la marca, pero destacan que sus clientes tienen en claro que están comprando diseño argentino. «Si bien no hay una estrategia de mostrar el origen, el estilo en el exterior se ve representa­do en la narrativa de la marca que cuenta con una gran identidad nacional adaptándos­e en el mercado global, fusionando estilos. La clave es comprender la audiencia y adaptarse de manera estratégic­a para satisfacer las demandas de las preferenci­as manteniend­o siempre el estilo y la autenticid­ad de la marca», señaló Giselle Calabró, Chief Regional Officer de Rapsodia.

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