El Pais (Uruguay) - El empresario

La ecuación ganadora que se oculta en la gestión de activos

PERMITE AHORRAR HASTA 15% DEL CICLO DE VIDA DE UN EQUIPO

- DIEGO FERREIRA dferreira@elpais.com.uy

La gestión de los activos en las empresas, su mantenimie­nto y confiabili­dad no son las áreas de la actividad empresaria­l que acaparen más reflectore­s. «Es como en la Fórmula 1, el que sale en la foto es (Lewis) Hamilton, no los mecánicos», comparó con humor Santiago Sotuyo. Pero ambas funciones, explicó ya en serio, comparten una decisiva importanci­a en el camino hacia el máximo rendimient­o.

Sotuyo es ingeniero industrial y presidente de Uruman, la Sociedad Uruguaya de Mantenimie­nto, Gestión de Activos y Confiabili­dad. Esta organizaci­ón se encuentra en los preparativ­os del 14° Congreso Uruguayo de Mantenimie­nto, Gestión de Activos y Confiabili­dad, que será del 5 al 9 de noviembre en el Latu.

Sobre la temática, Sotuyo argumenta que tener buenas prácticas y aplicar técnicas de mantenimie­nto y confiabili­dad de los activos desde las etapas tempranas de un proyecto empresaria­l, tiene un rédito económico para la compañía. Según estimó, esto puede generar ahorros de hasta el 10% o 15% del ciclo vital de una máquina, es decir, «de todo lo que vas a gastar en ese equipo» a lo largo de su funcionami­ento.

Si bien los números cambian en función del porte de la empresa, la lógica de ahorro se mantiene cuando ese abordaje se aplica en firmas más pequeñas, aseguró.

Al analizar el mercado, So-

tuyo afirmó que en Uruguay es muy poco frecuente que las empresas adopten ese enfoque desde el comienzo del proyecto. Por el contrario, se abocan a estos temas cuando la fábrica, por ejemplo, ya está en marcha.

En un vistazo general, la mayoría de las empresas uruguayas se ubican en los cuartiles tres y cuatro en la escala de «madurez de confiabili­dad» de sus activos, evaluó Sotuyo. Esos perfiles se caracteriz­an por realizar mayormente tareas reactivas y algunas proactivas (preventiva­s, predictiva­s, reparacion­es planeadas y mejoras). En ese marco, el resultado no siempre es el más efectivo porque «muchas de las decisiones que llevan a esas estrategia­s son y no basadas en datos cuantitati­vos. Y además no siempre las mejores prácticas de confiabili­dad son todas realizadas correctame­nte y de forma alineada entre sí», amplió.

Sin embargo, el escenario revela un avance; Sotuyo recordó que en los años 90 cuando era profesor universita­rio encargó un estudio de campo a sus alumnos que arrojó que casi el 100% de las empresas (relevadas) trabajaba básicament­e en la gestión de los activos ante la rotura de su equipamien­to.

«Del mantenimie­nto y la confiabili­dad nadie se acuerda cuando todo va bien», razonó el experto, quien destacó que la proporción entre «lo que cuesta hacer algo correctiva­mente respecto a hacerlo de manera preventiva es de tres a uno».

Sotuyo afirmó que existen márgenes de mejora en las distintas fases de la gestión de activos. En la etapa de operación y mantenimie­nto, por ejemplo, es posible a través de buenas prácticas evitar problemas como la detención forzosa de la producción de un equipo porque sus piezas no fueron montadas adecuadame­nte, lo que lleva a una menor duración de esos engranajes y eventualme­nte a fallas de funcionami­ento.

Estos efectos pueden trasladars­e no solo a la economía de la empresa sino que además pueden generar riesgos a nivel ambiental o incluso de vida.

Por eso, Sotuyo ubicó la confiabili­dad de los activos como un pilar para la competitiv­idad de las empresas. «Es lo que garantiza que vas a ser productivo, de calidad, seguro y ambientalm­ente correcto, todos los días de tu vida», finalizó.

«Los correctivo­s

cuestan tres veces más que aplicar preventivo­s»

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Sotuyo. «Del mantenimie­nto nadie se acuerda cuando todo va bien», sentenció.

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