El Pais (Uruguay) - Ovacion

GUERRA FRÍA Las dos Alemanias

- LUIS PRATS

El partido más esperado, temido y comentado de la primera ronda del Mundial 1974 fue el choque entre las dos Alemanias, la del Oeste y la del Este, en plena guerra fría. Además, se trató de la única vez que se enfrentaro­n en las cuatro décadas de existencia de la República Democrátic­a Alemana.

Hoy esa división quedó sepultada por la historia, pero vale la pena repasar que la RDA se estableció en 1949, sobre la porción de territorio alemán que ocupó la Unión Soviética al final de la Segunda Guerra Mundial. De la misma forma, Berlín quedó dividida entre las potencias victoriosa­s en el conflicto. La parte oriental de la ciudad pasó a ser la capital de la RDA.

Después, con el derrumbe del socialismo real en los países del este europeo, cayó el muro que dividía Berlín y en 1990 terminó desapareci­endo la RDA, cuyo territorio se incorporó al de la República Federal de Alemania.

Todo eso era muy lejano en 1974. Mucho más cerca estaban los Juegos Olímpicos de Munich, desgarrado­s por la tragedia de los atletas israelíes tras su secuestro por el grupo terrorista palestino Setiembre Negro. Para evitar que se repitieran episodios de ese tipo, la seguridad en el Mundial fue la más estricta que se había conocido hasta entonces.

La RDA se clasificó por primera vez a un Mundial justo en 1974. Y el capricho del sorteo la envió al mismo grupo con Alemania Federal, Chile y Australia. Fue el último encuentro de la serie y se disputó en Hamburgo.

El árbitro fue el uruguayo Ramón Barreto, por entonces uno de los mejor calificado­s del mundo. Por precaución, Barreto fue trasladado en helicópter­o hasta el estadio. Al final, todo se desarrolló en paz.

Si bien ya los dos equipos estaban clasificad­os para la segunda ronda, estaba en juego el primer lugar del grupo y, sobre todo, la ambición por vencer al hermano-enemigo.

Los alemanes federales tenían un equipo de gran jerarquía y aspiraban al título. Sus rivales llevaban una formación más ramplona, basada en una fuerte defensa y el esfuerzo de todos. Pero ninguno arriesgó demasiado.

Faltando diez minutos, cuando parecía que terminaba en un empate a cero, el arquero del Este Croy atajó un centro y sacó con la mano hacia Hamman, que corrió sin marca por la punta derecha. Cuando pasó la mitad de la cancha, cruzó un centro largo hacia el área. Por allí entraba a toda velocidad Jürgen Sparwasser: se llevó la pelota con la cabeza y el pecho, y cuando salió el arquero Maier, tocó corto para convertir el gol del inesperado triunfo de la RDA (foto).

Años más tarde, algunos jugadores de Alemania Federal dijeron que esa derrota representó un cachetazo que los despertó para la etapa decisiva de la Copa, que terminaron ganando. Sin embargo, lo que se comentó en 1974 fue que no les vino mal perder, pues evitaron el grupo semifinal más complicado, con Brasil (defensor del título) y Holanda (la sensación del torneo).

Para el fútbol de la RDA fue el mayor triunfo de su historia, junto al título olímpico en Montreal 1976. En su momento, se informó que Sparwasser recibió del gobierno comunista un auto y una casa como premio por su gol. Él lo desmintió en una entrevista reciente. Hizo toda su carrera atrás del muro. Cuando llegó la reunificac­ión alemana, ya hacía mucho que había colgado los botines.

El árbitro fue uruguayo

Por razones de seguridad fue llevado en helicópter­o hasta el estadio; cumplió muy buena actuación.

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