El Pais (Uruguay) - Ovacion

EL RESISTIDO

El hombre que manejó al club como empresa e inventó al Gallardo DT

- SILVIA PÉREZ

Ricardo Alarcón vivió el martes pasado una alegría muy grande al reencontra­rse con Marcelo Gallardo, quien fue elegido el mejor técnico de América en la encuesta América le Responde a El País. La misma alegría y emoción que experiment­ó el “Muñeco”, al volver a ver al hombre que se la jugó al darle su primera oportunida­d de dirigir cuando recién había colgado los zapatos, tras superar una grave lesión y consagrars­e Campeón Uruguayo como jugador en Nacional.

“La cualidad más importante que tiene Marcelo, a mi juicio, es su don de gente. Y hablando con D’onofrio coincidimo­s en eso. Esa es su principal caracterís­tica. No era una condición que asegurara que iba a ser un buen técnico, porque está lleno de buenos técnicos que carecen de eso y no avanzan en sus carreras. También le pasa a los jugadores, y a las personas sea cual sea su actividad. Las otras cualidades, como jugador y técnico, Marcelo ya las tenía, pero sumaba la otra, quizás la principal, su don de gente”, afirmó Alarcón y quiso comenzar por el principio y explicar la razón por la cual trajeron al Gallardo jugador.

ADHESIVOS. “Trajimos a Marcelo como parte de un cambio revolucion­ario que hicimos hace casi diez años ya y por el cual me tildaron de loco. E increíblem­ente hoy se siguen discutiend­o las mismas cosas, los mismos temas. Había exdirigent­es de Nacional que recorrían las radios diciendo que yo era un loco porque quería dirigir al club como una empresa. Y recuerdo que en Punta del Este un grupo de hinchas mandó a hacer adhesivos que decían ‘yo no voté a Alarcón’ y los pegaron en sus autos. Tal era la resistenci­a ante algunas cosas que yo dije en aquel momento”, relató el ex presidente tricolor.

“No quiero que esto parezca soberbio, pero yo podía haberme ido de Nacional dejando al club al borde del quinquenio. Ganamos tres Campeonato­s Uruguayos seguidos y luego en el 2003 fue campeón Peñarol con Diego Aguirre. Pero ese año con los puntos que hizo Nacional hubiera sido campeón, pero fue anormal la cantidad de unidades que hizo Peñarol. De no ser por eso, hubiéramos ganado cuatro campeonato­s al hilo. Podía haberme ido con cuatro campeonato­s, porque cuando uno tiene la casa en orden, todo es más fácil. Cuando asumí en Nacional, el desorden que había era atroz, no se pagaban los salarios y tuve una gran lucha para que la barra brava entendiera que tenía que defender al club. Fue un cambio muy grande que implicó que yo fuera a la tribuna con la barra y que caminara una tarde con ellos hacia el estadio Tróccoli. Hoy capaz que me parecen una locura esas cosas que hice. Busqué en la historia de Nacional a ver si alguien había hecho algo así y no. No se entendían las cosas que hacía”, recordó.

Trajimos a Marcelo Gallardo dentro de un plan, un proyecto. Los jugadores que llegaban tenían que ser grandes futbolista­s, referentes para los jóvenes y sobre todo, buenas personas. Queríamos que Nacional fuera campeón, pero no bastaba sólo con eso, queríamos que lo hiciera jugando bien. Todo eso estaba enmarcado en la Cultura Nacional”.

CHAMPAGNE. “Y a Marcelo lo trajimos dentro de un plan, un proyecto. Los jugadores que llegaban tenían que ser grandes jugadores de fútbol, referentes para los jóvenes y sobre todo buenas personas. Queríamos que Nacional fuera campeón, pero no bastaba solo con eso, queríamos que lo hiciera jugando bien. Pasó ‘Matute’ Morales, Marcelo, y vino el ‘Chino’. Todo eso estaba enmarcado en la Cultura Nacional. Hoy, por suerte, aunque no se habla de la Cultura Nacional, sus valores están presentes. Porque en las elecciones escuché que tres listas hablaban de lo mismo: de tener un club sustentabl­e, con buena administra­ción, que trabajara bien en formativas y tuviera inclusión social. Esos son los pilares que casi todas las listas llevaron adelante, y eso me dejó muy satisfecho, porque a mí lo que me interesa es Nacional y no me importa si se llama Cultura Nacional o no. Yo siempre dije que la Cultura Nacional no era Alarcón”, enfatizó.

Y contó lo que dijo en el aeropuerto cuando fue a reci-

Cuando asumí en Nacional el desorden era atroz, no se pagaban los salarios y tuve una gran lucha para que los integrante­s de la barra brava entendiera­n que debían defender al club. Fue un cambio muy grande que implicó que yo fuera a la tribuna con la barra y que caminara una tarde con ellos hacia el estadio Tróccoli. No se entendía lo que hacía”.

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Emoción. La de Alarcón al reencontra­rse con Gallardo.

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