Dejar de lado los prejuicios es la clave Sin tabús
Las presiones a las que están sometidos los futbolistas, la reticencia a pedir apoyo y cómo “desactivar”las situaciones antes de que lleguen a un momento límite son las preocupacione que tienen algunos de los psicólogos del deporte en Uruguay; existen esf
El fútbol moviliza a multitudes y despierta pasiones; esto no es ninguna novedad. Sin embargo, en muchas ocasiones se pasa por alto que no es una entelequia, sino que está protagonizado por personas de carne y hueso y que la única diferencia radica en que ellos practican el deporte de manera profesional. En ese camino entre la percepción de ser héroes o villanos y las preocupaciones comunes a cualquier persona, se debaten las vidas de los futbolistas, y el apoyo psicológico se vuelve fundamental para enfrentar el día a día.
Juan Lozano, psicólogo deportivo de las divisiones juveniles de Defensor Sporting, trabaja diariamente con futbolistas que se están preparando para convertirse en profesionales. “Aunque la ayuda del psicólogo se acepta más, todavía existen prejuicios y se ve como un signo de debilidad, lo cual representa un desafío en la cotidianidad del fútbol”, señala Lozano. En el equipo del Parque Rodó, el especialista busca mantener un contacto permanente con los cuerpos técnicos y los futbolistas a través de su presencia diaria, con el fin de generar instancias de conversación. “Lo que sucede muchas veces es que cuando los jugadores se encuentran en una situación límite, es cuando más solicitan ayuda. No es positivo que busquen ayuda solo cuando están muy desmotivados, ya sea por un mal resultado, un bajo rendimiento o simplemente por no jugar”, puntualiza el especialista, explicando que “la falta de oportunidades para jugar es una de las preocupaciones más recurrentes” entre los jóvenes.
El objetivo de Lozano es que los futbolistas lleguen a sus manos antes de “colapsar”, y para ello trabaja brindándoles herramientas a través de charlas particulares con cuerpos técnicos, futbolistas y talleres grupales. La transición de juveniles a Primera, según Lozano, es una etapa clave, ya que implica presiones, ansiedad y emociones fuertes, que terminan afectando la salud mental de
Salud mental en el fútbol: un tema del que hablar
los jugadores no convocados. El trabajo constante en la formación integral, abordando aspectos educativos, sociales y habilidades psicológicas, busca prepararlos para enfrentar estas situaciones difíciles. “Aunque se trabaja constantemente en la salud mental, aún estamos en búsqueda de mejorar y ofrecer un mejor apoyo a los jugadores”, destaca Lozano, reconociendo que el camino por recorrer aún es largo, especialmente en las instituciones más pequeñas.
DE PRIMERA. Damián Benchoam es el psicólogo del primer equipo de Nacional, y su labor se centra en compartir el día a día con los profesionales, generando un vínculo cotidiano que les permita a los jugadores recurrir al apoyo sin reservas. Uno de los aspectos diferenciales de su trabajo con el plantel tricolor es que su presencia ya no es un tema tabú. El especialista reconoce las exigencias que rodean al fútbol: “Existen presiones internas y externas. Las internas están relacionadas con la competencia. Las externas incluyen críticas, medios, redes sociales y la parte financiera”, subraya.
Sin embargo, hace una salvedad: “La presión no siempre es negativa; puede ser positiva y disfrutable”, remarca. Pero cuando la presión es negativa, puede llevar a problemas más serios. “La presión afecta al autoconcepto. Si todo el mundo insiste en que sos malo, eso choca con la autopercepción y comienza a afectar. Demostrate a ti mismo, frente a la crítica, que no sos malo y lidiar con el propio autoconcepto presiona”, reflexiona.
Para abordar este aspecto, el psicólogo deportivo busca que los futbolistas recuperen el sentirse bien con lo que hacen: “Trabajamos mucho en sobre el disfrute. Se trata de liberar esa presión. Si lo viven con tranquilidad, desde el disfrute, viéndolo como una oportunidad y algo positivo, se liberan de la presión. Desvían la atención del resultado en sí y se centran más en su rendimiento, en el aquí y ahora”, puntualiza.
Según Benchoam, las preocupaciones de los deportistas varían en función de su edad, y la heterogeneidad del primer equipo sirve para ver las distintas perspectivas. “La inquietud general es el bajo rendimiento. Luego, para los más jóvenes que llegan a Primera, la preocupación es demostrar que están a la altura o preparados para jugar; los que ya están en una edad más consolidada se centran más en el bajo rendimiento grupal o en que el equipo no pueda hacer las cosas bien. Cuando son más mayores, el foco está en el retiro: ¿cuándo? ¿de qué forma?
¿cómo se tomará la decisión? ¿qué hacer después?, además de las lesiones. Dependiendo del momento y las circunstancias, las preocupaciones varían”, afirma.
Y agrega: “Trabajamos mucho en que entiendan que no son solo jugadores de fútbol, sino personas que juegan al fútbol. Porque es importante que se conozcan y valoren, ya que esto incide mucho en su autoconcepto”.
UNO A UNO. En cuanto al enfoque personalizado, Grisel Marachlian es psicóloga deportiva y ha trabajado con figuras como Facundo Torres, Federico Pereira y Abel Hernández. Además, es madre del futbolista ex Peñarol y actual Columbus Crew, Diego
Rossi, y del actual jugador de Danubio, Nicolás Rossi, mientras que su hija menor está dando sus primeros pasos en las juveniles de Montevideo City Torque.
El trabajo de Marachlian se centra en una experiencia personalizada. “En general, vienen a pedir ayuda cuando están pasando por una crisis, como una lesión o un mal rendimiento deportivo; llegan porque no pueden manejar determinadas situaciones”, explica la psicóloga, coincidiendo con lo expresado por Lozano y Benchoam. “Cuando me toca trabajar con un futbolista profesional, muchas veces empezamos a evaluar lo que vivieron desde la infancia y las expectativas que se pusieron”, revela.
En ese sentido, la especialista procura abordar la presión como algo habitual en todas las profesiones y busca que comprendan que convivirán con ella toda la vida. “Intento que vean que la tienen que manejar y, aunque suene extraño, deben aprender a disfrutarla. Porque si están sintiendo presión, es porque están donde todos quisieran estar. Cuanto más suben de escalón, más la experimentan”, subraya. Para
Marachlian, cuando el futbolista entiende eso, es cuando cambia su forma de pensar. Aunque cada vez más futbolistas buscan apoyo y el boca a boca es clave, existen prejuicios. “Está la creencia de que hay que estar ‘loco’ para ir al psicólogo. Sin embargo, cuando comenzamos a trabajar, se dan cuenta de que esto puede ayudarlos, no solo cuando están mal, sino para potenciarlos”, destaca. Y agrega: “Muchas veces son personas que tienen un gran potencial deportivo, y un problema mental, por diversas razones, los bloquea. Cuando logran ordenarse, comienzan a soltarse, disfrutan de lo que están haciendo y se conectan con lo que los llevó a estar ahí”.