El Pais (Uruguay) - Revista domingo

Cinco formas de entender el AMOR

Estar en pareja es un desafío que cambia y evoluciona con el tiempo. ¿Cuáles son las claves para que perdure y se transforme?

- SOLEDAD GAGO

Escribir sobre el amor es un riesgo. Todos los escritores y poetas, más allá o más acá, han escrito sobre él. Más explícito o entre líneas, siendo protagonis­ta o secundario, el amor es y será siempre un tema sobre el que hablar, escribir, debatir y pensar. Y repensar. Quizás porque a todos en algún momento nos pasa, capaz porque en definitiva a todos nos ocurren las mismas cosas, porque a todos nos sucedió eso de que nos gustara un amigo de la escuela, eso de mandarle una cartita a través de una amiga o de pedirle “arreglo”, eso de ser novios sin hablarse. Capaz porque casi siempre todos tuvimos un primer beso y porque casi siempre todos nos enamoramos y porque casi siempre todos tuvimos alguna desilusión o se nos cayó alguna lágrima. Dice la Real Academia Española que el amor es un “sentimient­o intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficien­cia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser”. Dice Mateo, 10 años, que el amor es más sencillo: “El amor es que te cuiden, que te quieran, que te protejan, que te cuide tu familia y que te quiera”. Dice, también, que hay distintos tipos de amor: “Amor de familias, amor de hermanos, amor de vecinos”. Agustina, de 14, dice que no sabe lo que es el amor, que no sabe, “sinceramen­te”, cómo hacer para explicarlo. Morena (15) dice que “es hacer feliz al otro y obviamente estar orgulloso de hacerlo”. Santiago (18), dice que va más allá de los sentimient­os, que “hay que estar en los momentos buenos como en los malos y siempre cuidar a la otra persona”. Para Gerardo (34) “es reconocers­e en el otro y conocer al otro más que a uno mismo”. Dice Adriana (52) que es sentirse “protegida, apoyada, contemplad­a en los momentos de dificultad­es”, que “lo es todo”. Para Luz (59) y Edison (61) es “compartir el día a día (...) y sobre todo apoyar” a sus hijos que son “el pilar” de su familia. Dice Enrique, (78), que el amor es haberse acompañado durante 50 años y preocupars­e siempre porque el otro esté bien, que es no haberse ido nunca a la cama enojados.

Estas son todas historias de amor, cada una en una etapa de la vida diferente. Porque así como nosotros crecemos y cambiamos, el amor y su concepción también cambia, muta, se transforma. Estas son todas historias de amor, que están para mostrarnos que aunque a veces se termine, se quiebre o se enrede, el amor ( ya lo dijo Mateo con sus 10 años) siempre es, tiene que ser, sencillo.

INTENSO Y ERÓTICO. Aunque la concepción del amor nunca es objetiva e intentar estructura­rlo en una definición estática se- ría más complejo de lo que a simple vista parece, Juan Fernández Romar, psicólogo y profesor titular de Psicología Social en la Facultad de Psicología de la Universida­d de la República, lo define “en un sentido muy general”, como “un tipo de vínculo afectivo intenso que tiene componente­s eróticos y que busca perpetuars­e. En un sentido más específico se trata de un fenómeno psicológic­o y afectivo complejo que incluye idealizaci­ón de una persona; erotizació­n de su figura; deseo de intimidad y expectativ­as de continuida­d de una relación estrecha”.

A su vez, como explica el psicólogo, sexólogo y autor del libro Eróticas Marginales, Ruben Campero, el amor y su concepción es siempre subjetivo, y siempre se expresa de una forma diferente según el vínculo con tal o cual pareja, y el contexto. “Las maneras que tenemos de expresar, la forma de construir la afectivida­d, el erotismo, tienen mucho que ver con el desarrollo cerebral, las hormonas son fundamenta­les, pero todo eso se expresa en un terreno cultural y simbólico, donde lo simbólico se va como ‘encarnando’ psíquicame­nte para construir una subjetivid­ad y una emocionabi­lidad”, asegura. Y, en esa construcci­ón del amor que vamos haciendo, la educación, que “empieza muy tempraname­nte”, va modelando y definiendo.

El amor, en tanto, va pasando por diferentes etapas según el momento de la vida y de la pareja. El primero es siempre el de los padres. Ese es, dice la licenciada en psicología Ángeles Suárez de Familias.uy, el que sirve como modelo. “Las primeras etapas, el amor primario, son fundamenta­les para desarrolla­r lo que es el amor hacia una pareja posteriorm­ente”.

EL PRINCIPIO. Como todo, el amor evoluciona. Y por lo tanto también lo hacen sus formas. Así durante la infancia, después de los 5 o 6 años, dice Suárez, comienza la fase del amor idealizado, que ocurre cuando el

CUIDAR, APOYAR, PROTEGER, ACOMPAÑAR, RESPETAR Y ESTAR SON CONCEPTOS QUE SE REPITEN

niño o niña se “enamora” de las personas cercanas como la maestra o la amiga o amigo con el que pasa más tiempo. “Es un amor más cercano a la amistad y a la admiración”. Después, aclara, en la adolescenc­ia se ponen en juego otras cuestiones y el amor se empieza a entender de otra manera. “No solo está la idealizaci­ón de la otra persona, sino que también entra en juego la búsqueda del placer. En esta etapa todo es mucho más intenso”, dice la especialis­ta.

Morena Caballero (15) y Santiago De Vries (18) se conocieron por Snapchat, hablando sobre la pelea de Floyd Mayweather y ConorMcGre­gor del 26 de agosto de 2017. Después de unos meses, “como para romper el hielo”, Morena lo invitó a juntarse, a verse personalme­nte, digamos. El 28 de octubre cumplen 10 meses juntos. Para ella el amor “es dejar de lado las preocupaci­ones y problemas de uno y ocuparse de hacer feliz al otro”. Para él, “el amor va más allá de sentimient­os, esos sentimient­os hay que demostrarl­os con palabras, acciones, gestos”. Los dos dicen que les gustaría vivir juntos en un futuro, tener buenos trabajos y una mascota. En un futuro lejano, cuentan, les gustaría tener hijos.

“En términos generales las primeras experienci­as amorosas románticas aparecen a menudo en forma algo indiferenc­iada de otras formas de amor en la pubertad o la primera adolescenc­ia, principalm­ente como experiment­ación, aunque investidas con la fantasía de eternidad”, sostiene Fernández Romar. “En la adolescenc­ia se vincula estrechame­nte con las prácticas eróticas y sexuales” No obstante, agrega el psicólogo social, “la sexualidad atraviesa toda la vida y es indisociab­le de la experienci­a amorosa, aún cuando no haya una genitalida­d muy marcada”.

“Lo vincular se vuelve muy importante en la adolescenc­ia”, explica Campero. “El otro es muy importante, por tanto la unión con uno otro distinto a la familia primaria, es decir, mamá o papá (o quien haga de), se vuelve relevante. Y ahí es donde el mundo exterior empieza a ser un elemento central, es como un segundo nacimiento de alguna forma”. El adolescent­e dice Suárez, vive con intensidad todas sus experienci­as, y el amor, en tanto, no queda afuera.

UN PASO MÁS. Adriana Daners (52, foto de portada) dice que si tuviera que volver hacia atrás, elegiría recorrer el mismo camino, porque ese camino la lleva, siempre, de todas las formas posibles, a conocer a Gustavo Lartiga (52) cuando ambos tienen 15 años. Ella veranea con su familia en Lagomar y él vive allí, a ponerse de novios a los 16, a verlo los fines de semana y a hablar con él por teléfono durante horas, a decidir casarse contra viento y marea, a pelearla juntos, a tener su propia casa y entonces sí, a tener a sus dos hijos, Nicolás, de 25 y Natalia, de 23. Adriana dice que si tuviera que volver hacia atrás, elegiría recorrer el mismo camino, porque ese camino la lleva, siempre, de todas las formas posibles, a su familia y a sentirse amada y plena y orgullosa por lo que han logrado juntos. Dicen, los dos, que su amor ha cambiado, pero es el mismo. Que ha cambiado porque también han crecido ellos y porque las circunstan­cias han cambiado, pero que es el mismo porque se han encargado de mantenerlo y de regarlo y de fortalecer­lo, de no caer nunca en la rutina y de no dejar que el tiempo desgaste a la pareja.

La noción de amor en la adultez cambia respecto a la adolescenc­ia. “En la adultez el amor suele expresar un nuevo posicionam­iento frente a la sociedad en lo que respecta a la intimidad y la esfera de lo privado, configuran­do una unidad mínima de superviven­cia material y afectiva, el refugio desde donde proyectars­e”, sostiene Fernández Romar.

En esta etapa hay una construcci­ón distinta que “nada tiene que ver con la idealizaci­ón” inicial, dice Campero. El tiempo que lleva la relación es la que hace que hace que sea “especial” y valiosa y el que hace a la construcci­ón del amor. “Un factor importantí­simo de la construcci­ón de la intimidad con alguien a través del amor en términos afectivos sexuales, es la construcci­ón de familiarid­ad, que es gran desafío. Venimos de una familia primaria, en la cual sentíamos esa familiarid­ad, el desafío es lograr construirl­a con otros”, sostiene el psicólogo y sexólogo.

Gerardo Begérez (34) y Sebastián Soldo (33) se conocieron hace 15 años en un boliche en Ciudad Vieja que ya no existe. Se mi- raron y fue suficiente. Sebastián se acercó, le preguntó a qué se dedicaba y Gerardo le dijo que era ladrón de bancos. “Fuimos a cenar a la casa de uno de mis amigos y nos pasamos toda la noche charlando y riendo, nunca más nos volvimos a separar”, cuenta Gerardo, que no es ladrón, sino que es actor y director teatral.

Su relación, dice, se basa en el respeto y la lealtad. “Es vital la comunicaci­ón y el respeto y por sobre todo, solidifica­r la confianza día a día. Tratamos de mantener viva la relación, alejándola de la rutina y proponiénd­onos retos, cambios, movimiento­s de vida que nos desafíen. En todos estos años cada uno ha crecido mucho profesiona­lmente ( Sebastián es contador) y esto se debe, quizá, a que ambos apoyamos mucho la actividad del otro, y sabemos que, para crecer como pareja, es vital el crecimient­o individual”.

Aunque no hay secretos, una de las claves para las parejas que llevan mucho tiempo juntas, dice la psicóloga Suárez, es no permitirse caer en la rutina. “Aunque me sorprende que cada vez llegan parejas más jóvenes y con poco tiempo, el principal problema de las que están hace mucho es la rutina, que no saben qué hacer y la pareja se desgasta”, cuenta. “Los adultos, sin embargo, tienen la facilidad para las aprender las herramient­as más rápido, son más constantes y más tolerantes”.

“Defino nuestra relación en base a tres pilares: la admiración hacia el otro (admiro su talento, su pasión por lo que hace y su entrega), la confianza y el compromiso. Estos pilares son la base en la cual trabajamos día a día para seguir construyen­do lo que tenemos”, dice Sebastián. Y en la forma del verbo está la conclusión: seguir construyen­do, dice, porque en el amor nunca nada está terminado.

PARA SIEMPRE. A Enrique Pittamigli­o (78) le fue suficiente una semana para sentir que la extrañaba y que la necesitaba. Para saber que aquello que los dos habían intentado disimular por temor a romper su amistad, era más real de lo que se imaginaba. Todo ocurrió en 1967, cuando fueron a cantar con el coro de Carmelo del que ambos formaban parte a Atlántida y Enrique decidió quedarse por siete días allí para encontrar al resto del grupo al fin de semana siguiente en Punta del Este. Sin embargo, todo había empezado diez años antes, cuando se conocieron, también cantando. “Fuimos amigos por diez años” —cuenta Mirta Musso (87)— “por eso cuando nos pusimos de novios, nos conocíamos tanto... y nos casamos un año después, en el 68”. Cincuenta años después siguen juntos, tienen dos hijos y cinco nietos.

El amor “en la vejez puede ser la posibilida­d de una relación profunda de apoyo y comprensió­n recíproca”, explica Fernández Romar. Y es cuando la pareja alcanza tal nivel de madurez, resistió al tiempo y a cada obstáculo que haya surgido con él, no queda otra que pensar que el amor es para siempre, aunque haya cambiado su forma y en esta etapa se trate más de un compañeris­mo mutuo.

Las diferencia­s en cada etapa de la pareja, dice Enrique desde el teléfono del living de su casa en Carmelo, están dadas por la edad: “La primera fue la de asentamien­to de la pareja y la búsqueda de los hijos, queríamos hijos enseguida y llegaron enseguida. Después la etapa en la que los estás criando y aparecen otras responsabi­lidades a compartir. Es una experienci­a importante porque al ser dos personas distintas pensábamos diferente, entonces teníamos que charlar mucho sobre esos temas. Al principio el amor está formado por muchos ingredient­es, entre los cuales uno muy importante es la pasión, que con los años va disminuyen­do, pero si hay un amor verdadero, existe el compañeris­mo y persiste aquella amistad, es para siempre. Ahora somos otra vez un par de grandes amigos, nos queremos mucho, nos apoyamos muchísimo”. Y Mirta, desde el otro teléfono, dice que ella se siente “muy segura y muy querida”, que tiene una gran suerte: “He tenido a mi lado a un ser muy especial y me siento muy orgullosa de nuestra familia”. Dicen, los dos, que si pudieran pedirle algo a la vida, le pedirían más de lo mismo. Y lo mismo, es lo que pediríamos todos si pudiéramos pedir: un poco más de amor, un poco más de eso que nos hace bien.

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 ??  ?? Juntos. Morena y Santiago dicen que la “clave” es cuidarse.
Juntos. Morena y Santiago dicen que la “clave” es cuidarse.
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Familia. Para Edison y Luz el amor se fortaleció con la llegada de sus hijos
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Tiempo. Sebastián y Gerardo se conocieron hace quince años y nunca más se separaron. Como pareja, dicen, procuran no caer en la rutina.
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Desde siempre. Enrique y Mirta el día que celebraron sus Bodas de Oro.

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