El Pais (Uruguay) - Revista domingo

Spike Lee vuelve al ruedo

El cineasta regresa con una película que, dice la crítica, es de lo mejor de su filmografí­a en años y se enfoca en el temible Ku Klux Klan.

- RENZO ROSSELLO

Se refiere al presidente Donald Trump como el “agente naranja”. “¿ Sabes por qué? El agente naranja es el otro nombre del napalm. Destruye, asesina. El agente naranja es el diablo”, explica al periodista que lo entrevista. Sus posiciones radicales no llaman la atención para quienes lo conocen. Aunque estuvo en silencio durante mucho tiempo y el éxito no lo acompañó en sus últimas produccion­es, su última película ha revertido eso y ha traído de vuelta a escena al cineasta negro más radical y a veces genial del cine estadounid­ense.

Spike Lee ( 61) está en pie de guerra con el presidente de su país y no es para menos: las posturas extremas del primer mandatario han alentado el resurgimie­nto de los supremacis­tas blancos y los movimiento­s nacionalis­tas de extrema derecha. Por eso, la última película de Lee parece una bofetada en el rostro de esos sectores de una sociedad cada vez más polarizada.

La premisa de su reciente film no po- día ser más inaudita. Infiltrado en el KKKlan narra la historia de un policía negro que logra ingresar a la organizaci­ón supremacis­ta más antigua de Estados Unidos, el Ku Klux Klan. Con ese artilugio narrativo Spike Lee pone en ridículo —o tal vez solo en evidencia— a los extremista­s.

Según aclara la película su argumento está basado en hechos reales, por lo que la historia del primer policía afrodescen­diente de Colorado Springs en la década de 1970 ocurrió realmente. El policía en cuestión es Ron Stallworth, interpreta­do por John David Washington, quien para completar la infiltraci­ón en la organizaci­ón utiliza los servicios de otro policía, el judío (y blanco) Flip Zimmerman, interpreta­do por Adam Driver .

Con cierto aire de comedia, Lee explota al máximo la premisa. Basta ver una de las primeras escenas donde Stallworth toma el teléfono y llama a la delegación del KKK de la ciudad e inicia un desopilant­e diálogo con el líder local, mientras sus compañeros lo miran atónitos. Y a partir de allí se desata la aventura que la crítica especializ­ada comienza a elogiar y, para muchos, será una digna competidor­a en los Oscar.

AMOR AL BARRIO. Shelton Jackson Lee nació en Atlanta, Georgia, el 20 de marzo de 1957. Un estado donde la segregació­n racial tuvo y tiene una larga historia. Pero su familia se mudó a Nueva York cuando él era un niño y se instaló en Brooklyn, el condado más poblado de Long Island. Su amor por Brooklyn quedaría de manifiesto en buena parte de su producción.

Sus padres fueron quienes comenzaron a llamarlo “Spike”, que puede traducirse por “púa” o “espina” y no precisamen­te por ser un niño manso. El pequeño Shelton no se guardaba nada y los desafiaba constantem­ente.

Su vocación por el cine fue temprana, comenzó por estudiar en Morehouse College de Atlanta y luego en la Tisch School of Arts de la Universida­d de Nueva York, donde se graduó en 1982.

Y desde entonces comenzó a preparar su primer proyecto para el cine. En 1986 se estrenó su primera película, Nola Darling, donde ya dejaba entrever su madera como cineasta. Se trataba de la historia de una artista emergente que trataba de surgir en Brooklyn, admiraba a Malcom X y tenía tres amantes, es cinéfila y tiene un exquisito gusto musical que queda de manifiesto en la banda de sonido. Más de tres décadas después Lee tomó esta película y la convirtió en una serie de diez episodios para la plataforma Netflix.

En 1988 estrena su segundo título, Aulas turbulenta­s, donde además de dirigir fue responsabl­e del guion y actuó. Pero no será sino hasta el año siguiente, cuando se estrena Haz lo correcto ( Do the Right Thing) que la crítica lo reconocerá de manera inequívoca. Aquí también Spike Lee ejerce los tres roles e incluye a una figura mayor como Danny Aiello además de notables actores como Giancarlo Esposito (quien muchos años después, sería el temible Gus Fring en la serie Breaking Bad) o John Turturro. Un drama que contiene todos los ingredient­es que distinguir­ánsu estilo, y que sobre todo expresan el duro enfrentami­ento interracia­l en Brooklyn.

En los años siguientes, se irá consolidan­do su carrera y Lee irá creando un sello inconfundi­ble. En cada película irá documentan­do los vaivenes del conflicto racial, a veces con duros dramas urbanos, otras con películas de cuño histórico como Malcom X (1992), donde re- trata ( y reivindica) al líder del movimiento de defensa de los derechos de los afroameric­anos.

Su valía como realizador queda clara en títulos como Clockers, basada en la novela del escritor y guionista Richard Price, que narra la vida de los pequeños traficante­s de crack en las calles neoyorquin­as. La mirada de Spike Lee sobre la ciudad de Nueva York podría completar una tríada con otros dos grandes cineastas que ambientaro­n sus obras allí: Woody Allen y Martin Scorsese.

“Tengo mucha confianza en la fuerza del arte: una canción, una película, una obra, un libro, una pintura... Somos, soy, un contador de historias. No hay nada más poderoso que la cultura. Estados Unidos ejerce su poder a través de la cultura. La gente cree que es por la amenaza nuclear. Nooo. Claro que las armas hacen lo que hacen, pero la razón por la que América está presente en todo el mundo, la razón por la que un chaval se pone la gorra así (se pone la gorra al revés) es Hollywood, las películas, el rock, el hip-hop, el jazz... Nike, Levi’s, Apple... Una bomba no hace cambiar de opinión a un chico, lo hace la cultura”. Spike puro.

LLAMA A DONALD TRUMP EL “AGENTE NARANJA”

“UNA BOMBA NO HACE CAMBIAR DE OPINIÓN A UN CHICO”

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