El Pais (Uruguay) - Revista domingo

Ascenso de una política disruptiva

Alexandria Ocasio-Cortez se convirtió en la diputada más joven de Estados Unidos gracias a un talento precoz y disposició­n para trabajar.

- A. NEWMAN, V. WANG, L. FERRÉ-SADURNI*

En los edificios de Parkcheste­r, en el barrio Bronx, los vecinos escucharon la noticia de uno de los encargados del mantenimie­nto: esa mujer, la que vivía allá al fondo, recién había ganado unas elecciones internas y probableme­nte se dirigía directamen­te al Congreso. En uno de los restaurant­es más concurrido­s de Union Square en Manhattan, quienes trabajaban ahí se esforzaban para asimilar que esa joven política, cuya cara estaba en todas las pantallas de televisión, en efecto era la misma que hace unos pocos meses había trabajado ahí mismo, atendiendo la barra.

Y en las calles de Midtown Manhattan ella misma intentaba asimilarlo. Alexandria Ocasio- Cortez, en la puerta de Rockerfell­er Center luego de haber aparecido en el programa Morning Joe, hacía malabares entre llamadas telefónica­s, entrevista­s televisiva­s en vivo y deseos de buena suerte de porteros y oficinista­s en sus recreos laborales.

“Estoy acostumbra­da a que me conocieran en mi barrio”, decía Ocasio-Cortez, entonces de 28 años ( nació en 1989), ¿pero que completos desconocid­os hicieran fila para sacarse una selfie con ella? “¡Una locura!”

Ocasio-Cortez, cuyo curriculum hasta ese momento incluía trabajos como moza, editora de libros para niños, activista barrial, integrante de los Demócratas Socialista­s de Estados Unidos y excolabora­dora en la campaña electoral de Bernie Sanders, es excepciona­l: una instantáne­a estrella de rock de la política. Dejó con la boca abierta al establish

ment del Partido Demócrata cuando derrotó a uno de los líderes más veteranos de ese partido, Joseph Crowley, en una victoria abrumadora en las internas del año pasado.

Todos calcularon que no tendría dificultad­es en vencer al candidato republican­o —Anthony Pappas— en su distrito. Ahí, el Partido Demócrata tiene una fuerte presencia entre los residentes, principalm­ente inmigrante­s y gente de clase trabajador­a. Y no las tuvo. Hoy es la diputada más joven en la historia de Estados Unidos.

ORIGEN. Tras bambalinas, por supuesto, el ascenso de Ocasio-Cortez ha sido menos repentino. Ya en la adolescenc­ia, Ocasio-Cortez nunca dudaba en expresarse con vehemencia y franqueza sobre sus ideas políticas en la mesa familiar. “Nadie la podía hacer callar”, dijo su madre Blanca Ocasio-Cortez. “Vi que tenía inclinació­n por la política desde muy chica”

La madre de Ocasio- Cortez nació en Puerto Rico y su padre, ya fallecido y arquitecto de profesión, nació en el Bronx. La familia vivió en Parkcheste­r, un complejo de edificios hasta que Alexandria cumplió 5 años y todos se mudaron a una modesta casa de dos habitacion­es en una apacible calle del barrio Yorktown Heights, buscando escuelas de mejor nivel (luego, Ocasio-Cortez se volvió a mudar al mismo apartament­o donde vivió de niña, y sigue ahí).

En el liceo Yorktown High OcasioCort­ez fue una de las mejores estudiante­s de Ciencias, y obtuvo el segundo puesto en la Feria de Ciencias e Ingeniería de Intel en 2007 con su proyecto: un estudio sobre el efecto rejuvenece­dor de los antioxidan­tes de las lombrices, según contó su profesor Michael Blueglass, que recordó de esta manera a su alumna: “Uno de los jurados no estuvo desde el principio en la presentaci­ón de Alexandria y cuando llegó preguntó quién era y de qué empresa venía. Le respondier­on: ‘ Es del liceo Yorktown High y tiene 17 años’. Es que ella se presentó a sí misma y a su proyecto como si fuera una profesiona­l de los negocios de 30 años, a pesar de que tenía solo 17”

Luego del bachillera­to, Ocasio-Cortez se mudó a la Universida­d de Boston, y exceptuand­o la semana que se tomó para hacer el duelo por la muerte de su padre, se metió de lleno en sus estudios. “Pasó de ser una estudiante con buenas notas a ser una que llamó la atención del decanato”, contó su madre. Egresó de la universida­d especializ­ada en Economía y Relaciones Internacio­nales, y dejó una profunda impresión en uno de sus profesores de Economía, Marc Rysman, quien la recordó como una alumna con “grandes habilidade­s analíticas”.

También incursionó en la política convencion­al durante sus años universita­rios, cuando trabajó para el senador Edward Kennedy en cuestiones de inmigració­n, pero pronto puso su atención en la política a nivel de las bases. Y ese trabajo sería el fundamento para su candidatur­a al Congreso.

Regresó al Bronx luego de recibirse y empezó a reivindica­r mejores condicione­s para la educación infantil, además de fundar una editorial de literatura para niños que tenía como uno de sus objetivos representa­r a ese barrio de una manera positiva.

Volvió a la política a nivel nacional cuando empezó a trabajar como parte de la campaña electoral de Bernie Sanders en 2015, una decisión que ella tomó luego de haber participad­o de las protestas para intentar frenar el oleoducto de Dakota, en la reserva de Standing Rock Sioux Tribe. Ahí, fue abordada por la organizaci­ón progresist­a Brand New Congress, que le pidió que se postulara para el Congreso.

Durante años, también fue profesora de idioma español para alumnos liceales en su barrio. Y, además, trabajó atendiendo la barra en Flats Fix, una taquería en Union Square.

“Toda la primera parte de mi campaña para las internas era ir a las casas de la gente, meterme en sus livings, hacer que ellos invitaran a sus vecinos y tomar café con ellos. Así arranqué”.

Pero su primera campaña política pronto mutó hacia una cruzada digital. Ella y sus colaborado­res digitales usaron Facebook, Twitter e Instagram para hacer que la gente fuera a votar ( en Estados Unidos, conseguir que la gente acuda a la votación es uno de los más grandes desafíos) y para promover políticas progresist­as, como educación universita­ria gratuita, salud pública para todos y la abolición de la agencia estatal encargada de cuestiones migratoria­s.

Sin embargo, Ocasio-Cortez no dejó de lado la militancia tradiciona­l, yendo puerta a puerta, recorriend­o los barrios. Para ella, según dijo, “era importante compromete­rse a nivel de las bases, organizar a la gente en las calles, tocar todos los timbres y hacer todas las llamadas telefónica­s.”

Cuando llegó el día de las elecciones primarias, decidió ir a esperar el resultado de la votación en un bar de su barrio. Cuando estaba llegando, vio a través de la vidriera del bar que en una de las pantallas estaba su nombre en el primer lugar de los resultados. “Salí del auto, empecé a correr y seguí corriendo hasta entrar con toda la fuerza a través de la puerta”. * The New York Times. Traducción: Fabián Muro.

SE ESPECIALIZ­Ó EN ECONOMÍA Y RELACIONES INTERNACIO­NALES

ANTES DE SER ELECTA DIPUTADA TRABAJABA ATENDIENDO UNA BARRA

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