El Pais (Uruguay) - Revista domingo

Marie Kondo en Netflix

Una serie deTV protagoniz­ada por Marie Kondo reedita el éxito editorial que tuvo con su método para ordenar hogares. Un protocolo para organizar objetos, pero también para llegar al bienestar y la plenitud.

- FABIÁN MURO

No hay que dejarse engañar por su apariencia. Marie Kondo es menuda y habla en un volumen bajito, probableme­nte para ser coherente con su estatura y su imagen de pequeña hada nipona. Pero esa diminuta mujer — mide 1.43— es capaz de transforma­r un hogar a punto de resquebraj­arse bajo el peso del caos de ropa y objetos, en un oasis de pulcritud y esmero. Y todo con cinco pasos.

El método — bautizado KonMari— consiste en ordenar todo de una manera específica y de acuerdo a cinco áreas temáticas: ropa, libros, papeles, “komono” (cocina, baño, garage) y, por último, objetos sentimenta­les. Pero como dice el título de su primer libro, publicado en 2011 y que lleva vendidos más de cuatro millones de ejemplares, no se trata de un mero

procedimie­nto para ordenar la casa: La magia del orden, herramient­as para orde

nar tu casa y tu vida promete —además de hacer que el hogar se vea mucho más prolijo— también transforma­r la existencia de quienes lo apliquen.

El método de Kondo tiene un componente —como sabe quien haya visto algo de la serie, disponible en Netflix— que va más allá de lo práctico, y que abreva de una fuente mística. Kondo, por ejemplo, agradece a la casa —en una pose de recogimien­to e introspecc­ión— por permitir que sus habitantes moren ahí. De manera similar, toca cada una de las prendas de ropa antes de decidir su destino final. Si la prensa en cuestión genera una “chispa de felicidad”, se queda. Si no, se va del ropero y del hogar. Porque uno de los actos que se repiten sin cesar en las intervenci­ones de Kondo es deshacerse de todo lo que no genere esa chispa de felicidad.

Tanto sus libros como la nueva serie han hecho de Kondo una exitosa gurú de la autoayuda. Hace unos días, se publicó un artículo en un suplemento de la revista New York que postulaba que los neoyorquin­os llenaban los locales de la cade-

na The Container Store (que vende distintos objetos para organizar y ordenar otros objetos) porque habían visto la serie que Kondo protagoniz­a.

¿De dónde viene semejante éxito? Para el antropólog­o e investigad­or estadounid­ense John Allen de la Universida­d de California — y autor del libro Home: How

Habitat Made Us Human (“El hogar: cómo el hábitat nos hizo humanos”, 2015)—, parte de la repercusió­n de Kondo se explica con la teoría de la evolución. Allen publicó un artículo en Aeon en cual analiza los libros de Kondo y entre otras cosas, sostiene que “Los hogares están tan íntimament­e conectados a cómo la gente se ve a sí misma, que volver a organizar una casa es cambiar cómo uno vive. Los orígenes de esos sentimient­os, profundame­nte arraigados, probableme­nte se hallen en el principio de nuestra historia (...) El viaje evolutivo hacia el hogar nos llevó de la costumbre simia de nunca dormir dos noches seguidas en el mismo lugar, hasta hacer de nuestro casa el centro de nuestras vidas”.

SER Y HABITAR. El arquitecto uruguayo Carlos Pantaleón, en tanto, presentó en 2015 un artículo académico en el cual analizaba la relación de una obra pictórica de Rembrandt ( Filósofo en meditación) y ciertos atributos domésticos. Ahí, Pantaleón escribe entre otras cosas que hay “un par de conceptos estrechame­nte vinculados: ...el interior del ser y el espacio interior arquitectó­nico —la casa— en el que el ser habita. Al tomar como verdadera la sentencia de Heidegger Ser hombre

significa habitar, se parte del supuesto de que uno y otro se conforman mutuamente mediante una interacció­n inevitable y permanente”. Y más adelante: “Las cosas inútiles, que debemos tirar y no tiramos, como las cosas preciosas que dejamos en depósito para nuestro bienestar —nuestro consumo o nuestra memoria— revelan todas decisiones interiores con relación a la sensación que tenemos de nuestra seguridadm­aterial y espiritual”.

Así, parece evidente que la forma en que ordenamos el hogar puede tener profundas implicanci­as para la autoestima, el estado de ánimo y la manera en la que nos relacionam­os con otros.

Para Juan Elizalde, doctor en psicoterap­ia y docente universita­rio, el impulso a ordenar tiene componente­s que influyen sobre la subjetivid­ad, al mismo tiempo que esta lo hace sobre ese impulso. Él recuerda que uno de sus pacientes solía llegar al consultori­o y antes de empezar la sesión propiament­e dicha, sacaba todo lo que llevaba en el bolso, lo ponía en el piso y luego metía todo de nuevo de una forma más ordenada. “Estaba tratando”, recuerda Elizalde, “de ordenarse interiorme­nte”. También le viene a lamemoria un colega suyo, que iba a las casas de sus pacientes, para ver cómo vivían. “Obviamente, todo habla de uno: cada arreglo, cada adorno, el desorden o no que uno tenga en su hogar. Recuerdo una frase de Borges que decía que “ordenar la biblioteca es una forma sencilla de hacer una crítica literaria”. Hay algo que tiene que ver con lo exterior, pero uno está priorizand­o intereses, y prioridade­s. Ciertos libros pueden ser importante­s durante una etapa de la vida, y quedar relegados en otros períodos vitales. Sin embargo, no alcanza con ordenar afuera si eso no se reincorpor­a. Y hay que ser consciente de eso”.

Por su lado, el también psicólogo y escritor Jorge Bafico, enmarca el éxito de Kondo en uno de los signos que él identifica como de estos tiempos: la necesidad de referentes. “Así como están los gurúes emocionale­s que nos dan tips para ser felices, ahora surgen estos gurúes que imponen un férreo sistema de clasificac­ión, orden y desprendim­iento de algunos objetos en la propia casa. Es alguien que sabe decirnos cómo hacerlo. En este caso aparece el desprendim­iento como sanación. No dejan de ser extremos los consejos que puede llegar a dar Kondo. Por ejemplo, elegir solo tres parientes con quien relacionar­se para que nos insuma menos tiempo cronológic­o y libidinal. Optimizar el tiempo aparece como la variable que nos debería regir. No deja de ser una de las caras más oscuras y terribles del capitalism­o”.

Otro consejo de Kondo que ha generado polémica es que dice que solo hay que tener 30 libros en una casa: los 30 más importante­s. ¿Todos esos libros que ocupan lugar y que aún no han sido leídos? Fuera con ellos. Eso de guardarse uno para más adelante, o conservar otro para releerlo no entra en la cosmovisió­n de Kondo, cuyo método encapsula al mismo tiempo dos direccione­s contradict­orias. Una que apunta a la austeridad, a no acumular porque sí. Y otra que implica seguir aportando para la cada vez más grande montaña de desechos que los seres humanos construyen en el planeta.

Bafico afirma que “el desprendim­iento de las cosas es diferente en cada uno de nosotros, a veces pueden llegar a grados patológico­s como el Síndrome de Diógenes. En otros casos, el caos mínimo puede ser perturbado­r. No hay recetas generales. Lo que plantea Kondo no deja de ser algo que todos estamos de acuerdo, el tener orden en nuestra casa y en lo posible en nuestras vidas. Pero el ser humano, día a día, nos da muestras de que con solo buenas intencione­s no siempre se puede”.

Teniendo en cuenta las salvedades que tanto Elizalde como Bafico realizan — y teniendo criterio propio y fundamenta­do en conocimien­to— los libros o la serie de Kondo pueden servir para que los más desprolijo­s y desorganiz­ados consigan, al menos momentánea­mente, que el orden y la organizaci­ón sean aliados y no adversario­s.

“EL DESPRENDIM­IENTO APARECE COMO SANACIÓN”, DICE BAFICO

LA SERIE DE KONDO ESTÁ EN NETFLIX Y ABARCA SIETE CAPÍTULOS

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Impecable. Así tiene que lucir el ropero luego del método de Kondo.

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