El Pais (Uruguay) - Revista domingo

FEMINISMO EN ACCIÓN

- SOLEDAD GAGO

De los diarios a la radio y después a la televisión. Del periodismo a la cultura y al feminismo. De las redes sociales a la crisis de los medios y al Sodre. De empoderars­e a ser jefa y a empoderar a otras y a otros. Del oficio del periodista a de la importanci­a de los colegas en la construcci­ón de la carrera. De la pandemia a la angustia y al refugio en la cultura.

Adela Dubra (45) pasa por todos los temas, habla con la experienci­a de alguien que vivió todo lo que dice. Da respuestas largas, se adelanta a lo que viene como si adivinara las preguntas de la entrevista, engancha una cosa con otra como si todo en ella estuviese atravesado por un mismo hilo: el del trabajo siempre, el de la entrega, el de la dedicación, el de nunca decir que no, el de cuidar siempre las formas. Y al final todo la lleva a hablar de periodismo. Porque eso es lo que ha sido. “Siempre me consideré una periodista cultural”. Incluso hoy, que es la vicepresid­enta del Sodre y que dice que dejó la profesión, incluso hoy que no ejerce, ni escribe ni está en una redacción. Incluso hoy sigue siendo, en su esencia, periodista; lee los diarios todos los días, habla con sus amigos periodista­s y le preocupa la situación del periodismo.

“Me da mucho dolor cuando la gente critica al periodismo uruguayo porque yo sé que los periodista­s uruguayos son, en realidad, muy valiosos y que ganan muy mal. Me gusta mucho contarle a la gente lo que gana un periodista uruguayo porque me parece muy importante que sepan que porque ganan tan mal tienen que tener dos, tres trabajos y que por eso es que no pueden especializ­arse ni hacer mejores y más profundas y más incisivas notas muchas veces, no es por falta de garra ni por falta de inteligenc­ia”.

Sin embargo, dice desde el otro lado de la pantalla en una videollama­da un martes por la tarde: “No me da miedo haber dejado el periodismo. Nadie me exigió que lo hiciera pero yo decidí dejarlo. Siempre fui muy estricta con eso de que sos periodista o no lo sos, o estás en el gobierno o no lo estás. Tengo claro que estar en el Sodre me pone del otro lado del mostrador”.

Aunque el Consejo Directivo del Sodre que forma junto a Martín Inthamouss­ú y Claudio Aguilar asumió formalment­e el 1° de marzo y el 13 de ese mes Uruguay se detuvo por la llegada del coronaviru­s, Adela nunca dejó de trabajar.

“Llegamos a hacer una función de Un tranvía llamado Deseo y al otro día tuvimos que cerrar. Más allá de que siempre hay asuntos rutinarios por hacer, hubo que suspender todas las funciones, reprograma­r, tenemos que juntarnos con productore­s, ver cómo volvemos a la rutina y cómo no, conocer a los elencos estables. Tuvimos que aprender a inventar la parte digital para darle clase a los alumnos de las escuelas, tuvimos que crear contenidos nuevos, ver qué teníamos guardado. La pandemia nos obligó a pensar en lo digital mucho más y no hay marcha atrás. Nos gusta pensar que no estamos cerrados sino que estamos abiertos de una manera distinta”.

Además también está dedicada a la parte de comunicaci­ón y marketing en la que hay, dice Adela, mucho por hacer. También está investigan­do y aprendiend­o para poder conservar todo lo que hay en el Archivo Nacional de la Imagen y la Palabra. “Todos los días hay un tema nuevo. Hay mucho que está bien hecho, mucho para continuar y mucho por hacer”.

Dice que está muy entusiasma­da, feliz y preparada para el cargo que aceptó sin vacilar cuando el ministro de Educación y Cultura, Pablo da Silveira, se lo ofreció. Le gusta que el Consejo Directivo sea joven (Inthamouss­ú tiene 41 y Aguilar 35) y tienen objetivos claros para trabajar en los años de su gestión. Entre ellos, descentral­izar al Sodre, que es una institució­n nacional, es una prioridad; pensar en cómo hacer llegar a los cuerpos estables a todo el país ya que, si bien se han realizado algunas giras en los últimos años, casi todas han sido siempre a departamen­tos al sur del Río Negro. Por otro lado, se plantearon que la comunicaci­ón sea más transversa­l entre todos los elencos y salas que integran la institució­n. También “para el año que viene estamos pensando en una programaci­ón muy signada por la mujer, por el territorio y por la inclusión”.

Dice, después, como para justificar que aceptó el cargo con tranquilid­ad, que desde los 20 años está vinculada a la cultura, que como periodista ha seguido la carrera de artistas visuales, directores, dramaturgo­s, actores y actrices, que ha visto todo el cine nacional y que en sus años como periodista cultural en Búsqueda, su primer trabajo, miraba todo, desde carnaval hasta jazz, tango y la movida tropical y los festivales de folklore. Que así se lo enseñaron sus maestros y que así es cómo se hace periodismo cultural.

Lo cierto es que su vínculo con la cultura empezó antes. Mucho antes.

ENTRE LIBROS Y TRUEQUES. Vivió la infancia y la juventud en Pocitos. No tenía bicicleta pero sí una casa llena de libros y una familia en la que la lectura era importante y las dudas se sacaban buscando en el diccionari­o de la Real Academia Española. Todos los jueves llegaba el semanario Búsqueda y Adela lo leía de punta a punta. Los periodista­s que escribían allí eran, para ella, como superhéroe­s y nunca, en ninguno de sus esquemas, se planteó dedicarse al periodismo.

Cuando tenía 20 años conoció a la crítica de arte de Búsqueda y le dijo de memoria los títulos y las bajadas y los temas de notas que ella había publicado hacía meses. Así que cuando la periodista se tuvo que ir de viaje de arquitectu­ra y la persona que iba a suplirla no pudo, la llamó a Adela. Y ella aceptó, porque nunca dice que no cuando se trata de un trabajo.

Llegó al semanario sin saber cómo hacerlo pero muchas ganas de aprender. “Tuve muy buenosmaes­tros comoMarian­a Percovich y Eduardo Alvariza. A ellos estoy muy agradecida porque me dieron

En 2014 cuando presentó su libro Basta de tanto, dijo en una entrevista que era feminista. “La primera persona que me empezó a transmitir lo que era el feminismo fue Cristina Canoura en Búsqueda, una mujer que ha llevado a miles de mujeres hacia ahí”, cuenta. Desde ese momento estudió y leyó mucho sobre el tema. Y sobre todo intentó ejercer el feminismo en su trabajo cada vez que pudo. “Siempre que he podido he ayudado a mujeres que están buscando trabajo o pasan por un despido o están queriendo reconverti­rse, con contactos, con recomendac­iones. Y después, en mi profesión tuve siempre el radar prendido. Por ejemplo, si era el día de la música y hacemos una nota llamábamos a dos músicos y también a dos músicas. Tener el tema de esa cuota como un timbrecito que suena para darle visibilida­d a las mujeres. Por otro lado no soy una persona celosa en cuanto a mi trabajo. De hecho quienes trabajaron conmigo en Galería saben que he sido muy generosa en darle espacio a mujeres, que nunca me dio miedo que me hicieran sombra, al contrario, siempre le he dado para adelante, les he dado más lugar y más visibilida­d de la que nunca me dieron a mí”.

‘HAY MUCHO QUE ESTÁ BIEN HECHO Y MUCHO POR HACER’

rigor y muchas armas y mucha informació­n, fueron muy exigentes, sufríamos mucho con las ediciones. Pero ahí empecé a estudiar todo lo que podía”.

Se quedó en Búsqueda durante 10 años hasta que sintió que tenía que irse de la “casa paterna”. Se fue a buscar trabajo en radio, porque sí, porque había hecho un curso de locución y quería probar. Estuvo en Me lo dijo Adela, en Viva la tarde en Radio Sarandí. En el medio escribió un libro ( Basta de tanto), probó con la televisión, se casó por segunda vez, tuvo dos hijos, hizo diferentes locuciones, trabajó presentand­o eventos y en 2017 logró tener su propio espacio en Radiocero con el programa Adelantate.

Fue ese mismo año cuando la llamaron para ofrecerle el puesto de directora de la revista Galería, de Búsqueda. Dijo que no una, dos, tres veces.

Terminó por aceptar. Volvió a donde todo había empezado. Hizo cambios grandes en la revista —“En su momento le pude dar un giro, la puse más noticiosa, más actual, más periodísti­ca. Y costó mucho ese cambio. Yo estaba muy contenta y parte del equipo también estaba de acuerdo con hacerla más digital y más potente, creo que agarró mucha fuerza. Ahora no sé cómo está la revista porque prácticame­nte no la leo”— y en 2019 se fue. “Todos esos cambios tienen un costo (...) Yo tengo un estilo muy de no pedir demasiado permiso. Empecé en Búsqueda en la época en la que estaban (Danilo) Arbilla y ( Claudio) Paolillo y a nosotros nos enseñaron que había que ir para adelante y que había que patear el tablero y que el periodista es el colado de la fiesta siempre. En aquella Búsqueda que tenía sus defectos, esa cuota de arrojo y de libertad estaba contemplad­a. Y yo me había criado allí. Tenía adentro de mí esa cuota de rebeldía en mis redes, en mi forma de escribir mis editoriale­s. Eso quizás no fue bien recibido”.

Casi inmediatam­ente después vino la oferta del Sodre. Y enseguida la pandemia y los desafíos de seguir promoviend­o la cultura incluso cuando no se nos permite la presencia. Pero como lo hizo desde sus textos y columnas, ahí sigue trabajando, pensando ideas y buscando formas para que la cultura siga siendo un refugio.

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ADELA DUBRA
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