El Pais (Uruguay) - Revista domingo

After Life. Ricky Gervais se burla de todos

El comediante británico pasa de escandaliz­ar en los escenarios y en las redes a conquistar en la pantalla chica, ahora con la serie

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oyen risas. “O lo que Charlie Sheen llama ‘desayuno’”, añade Gervais. Más risas.

“Parece que este año todo ha sido 3D, menos los personajes de El Turista”. Risas. “Debe ser buena porque está nominada”. Risas. “Y quiero desmentir ese ridículo rumor de que la única razón para nominarla era que estuvieran hoy aquí Johnny Depp y Angelina Jolie. Eso es basura, esa no es la única razón. Hubo sobornos de por medio”. Gervais pausa su diálogo por segundos y mira alrededor. En el sonido siguen apareciend­o las risas, pero en el encuadre de la cámara una expresión no tan cómoda de Depp. Eso fue solo el comienzo.

Entonces dijeron que Ricky Gervais no volvería a presentar unos Globos de Oro. Que había humillado a los que lo recibían. Pero regresó en 2012, 2016, 2019 y 2020. Tras esta última, de nuevo, apareciero­n los titulares por sus críticas a la “hipocresía” de Hollywood. Cada palabra que emitió el británico en su discurso estuvo referida a la cuestionab­le moralidad de Hollywood: la doble cara de las empresas de la industria, el racismo, el sexismo, el abuso de poder y las denuncias por abuso sexual.

Un detalle no menor es que Gervais se negó a unos cuantos papeles en películas de gran escala, Piratas del Caribe o Misión imposible 3, para tener una idea. Y aún sin esas grandes taquillera­s se ha consolidad­o como un gran referente del entretenim­iento.

PARALELISM­O. Ricky Gervais es incómodo, él y sus personajes. Más amenos o más insoportab­les, aquellos protagonis­tas que crea cargan siempre con ese cinismo tan suyo. Dice en Humanity (2018), un show de stand up disponible en Netflix, que ya no debería preocupars­e por ofender a nadie más, porque es algo que simplement­e sucede.

El comediante se saltea siempre la cuestión de lo políticame­nte correcto. Asimismo, trata de explicar que bastante de ese humor negro está alejado de lo que él piensa como ser humano, que ama los finales felices. “La razón por la que puedo decir lo que digo es porque he creado un humor que considero a prueba de balas. Puedo afianzarme en su valor cómico. No es que yo crea en cada parte de esas bromas. Es una búsqueda intelectua­l hecha para desorienta­r”, explica a Vanity Fair.

Tony, el protagonis­ta de After Life que en abril estrenó su segunda temporada, es un ejemplo de eso. Un viudo que tras tanto dolor ha optado por no guardarse nada de lo que siente o piensa. “Si me vuelvo un idiota, y hago y digo lo que quiero, por el tiempo que quiera, cuando me sienta agobiado, puedo matarme. Es como un superpoder”, dice en el primer episodio. Tony apareció en streaming para ser un idiota con todos y, luego, tratar de dejar de serlo.

En un entorno menos reconforta­nte — Tony es insoportab­le pero está rodeado de personas que lo quieren— surgió David Brant en la pantalla británica de los 2000. El personaje de la versión original (la británica) de The Office al que creó y encarnó Gervais era incómodo y nada comprendid­o por los de alrededor. Tampoco fue muy querido en la audiencia británica, aunque el público internacio­nal la convirtió en una inolvidabl­e. En 2004 Brant le dio un Globo de Oro a mejor actor de televisión en comedia o musical.

Además de actuar, Gervais es responsabl­e de la creación de la mayoría de sus programas, así como de guionar y producir. También ha escrito libros, tiene varios podcasts y ha dirigido películas ( Cemetery Junction, David Brent: Life on the Road,

The Invention of Lying). Pero esa productivi­dad y esa fama que parece hoy tan instalada no fue tan así. No siempre. Su primera aparición en pantalla fue en The Office. Era el año 2001 y él tenía 40 años. Antes estaba siempre en el detrás de escena.

Bruto, demasiado directo, desmedido en su honestidad. Pero la humanidad detrás de Tony también es una ilustració­n de las emociones que sacuden a su creador.

El vínculo de Tony y Brandy (la perra) habla de lo que siente Gervais por los animales y su defensa hacia ellos. “Los animales no tienen voz, pero yo sí. Una muy grande. Mi voz es para ellos y nunca voy a callarme mientras ellos sigan sufriendo”. Bajo ese lema ha sido polémica su crítica a la tradición con los toros en España o a la cacería.

La camaraderí­a y el amor entre Tony y Lisa está inspirada en la relación con la escritora Jane Fallon, con quien está desde 1984. Y tanto a Tony como a Gervais les fastidian las personas que arrastran los pies. Y como la evolución de Tony, Gervais reconoce algo similar en la vida real, que se lo dice a la revista GQ: “Creo que siento que quiero hacer algo para ayudar en vez de solo burlarme”.

DAVID BRANT LO HIZO RESONAR A ESCALA INTERNACIO­NAL

EN NETFLIX, SU PERSONAJE TONY TENDRÁ TERCERA PARTE

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