El Pais (Uruguay) - Revista domingo

Putin de huérfano a líder mundial

El político con la peor imagen pública tuvo una infancia difícil, fue espía de la KGB y es experto en artes marciales.

- ANDRÉS LÓPEZ REILLY

Cómo un niño huérfano llegó a transforma­rse en uno de los líderes mundiales más importante­s de nuestro tiempo? La historia de Vladímir Putin (69), un ex espía de la KGB y ex mano derecha del fallecido presidente Boris Yeltsin justifica la escritura de varios libros, aunque muchas páginas queden vacías porque el mandatario ruso se ha encargado de censurar —y eliminar— a sus detractore­s, poniendo una “cortina de hierro” para cubrir su vida privada.

El político con la peor imagen pública del momento por la brutal invasión a Ucrania es hijo de Vladímir Spiridónov­ich Putin (19111999), un capataz de fábrica y antiguo oficial de la Marina Soviética condecorad­o por su actuación en la defensa de Leningrado (actual San Petersburg­o) contra el ejército alemán durante la II Guerra Mundial, y de María Ivánovna Pútina (1911–1998), una obrera de fábrica. Durante la Segunda Guerra, su padre fue herido y quedó discapacit­ado por una granada durante el sitio de Leningrado perpetrado por los nazis, en tanto su madre quedó atrapada y casi muere de hambre.

El pequeño Vladímir no la tuvo fácil. Aunque su progenitor fue un protagonis­ta de la victoria rusa de 1945, luego fue víctima de un plan de purga antisemita del expresiden­te Iósif Stalin, lo cual lo llevó a estar encarcelad­o por un importante período, dejando a la deriva a su hijo. Durante esa etapa, Putin tuvo que ser internado en un orfanato, institució­n que marcó al ahora líder ruso, quien habría sido maltratado en esos años de su niñez. Sus dos hermanos mayores, nacidos en la década de 1930, falleciero­n: el primero a los pocos meses de nacer y el segundo de difteria durante el asedio de los nazis.

Según el historiado­r Alexander Adler (exmilitant­e del Partido Comunista de Francia), Iauri Andropov, miembro de la KGB y conocido del padre biológico del niño, hizo que uno de sus colaborado­res lo adoptara. Ese hombre resultó ser Vladimir Vladimirov­itch Putin, nombre que fue tomado después por el niño al convertirs­e en su hijo.

Estos hechos que marcaron la vida de Putin no fueron impediment­o para que luego pudiera recibirse de abogado en la Universida­d de San Petersburg­o. Ni para que se destacara en los deportes. Aunque es frecuente ver fotos de él trucadas (por ejemplo montando un oso con el torso desnudo), el actual líder ruso es cinturón negro en judo y cuenta con grados honorífico­s en karate y taekwondo.

CONTRA TODOS Y TODO. El historiado­r Andropov ha dicho que a Putin no le cayó bien que saliera a la luz la existencia de una enfermedad nerviosa y degenerati­va que padecería el mandatario, la cual expondría puntos débiles en un hombre que siempre ha intentado mostrarse como superior y hermético. Esa enfermedad sería el motivo por el cual a Putin se lo ve hinchado de cara (por los medicament­os que estaría tomando) y excluido de algunas actividade­s públicas, o tomando distancias físicas exageradas —más allá de la pandemia— en reuniones de Estado.

Pero su supuesta enfermedad no le ha impedido perpetuars­e en el poder. Comenzó su carrera política como presidente del Comité de Relaciones Exteriores de San Petersburg­o y presume de ser el presidente de la Federación Rusa que más tiempo ha estado en el cargo desde la caída de la Unión Soviética (URSS).

En total, Putin lleva más de 20 años dirigiendo al país. ¿Cómo lo ha hecho? Cambiando leyes a su convenienc­ia, saliendo airoso — si es que así se puede decir— de denuncias de fraude en elecciones y apartando del camino a sus competidor­es y detractore­s, algunos de los cuales han sido encarcelad­os o asesinados incluso mediante el uso de artificios medievales como el veneno.

En 2018 volvió a ganar las elecciones y en julio de 2020 impulsó una reforma constituci­onal que le permitirá prolongar su estadía en el Kremlin más allá de 2024. Del mismo

El pequeño Vladímir.

LLEVA MÁS DE 20 AÑOS EN EL PODER EN RUSIA.

ALGUNOS DE SUS CRÍTICOS HAN MUERTO O ESTÁN PRESOS.

modo, se aseguró la aprobación de una ley que le garantiza inmunidad cuando abandone el gobierno, lo que impide que pueda ser juzgado en Rusia.

LAS HIJAS. Las reservas sobre la vida privada de Putin también abarcan a sus hijas Mariya Vorontsova y Katerina Tikhonova (sí, ambas tienen apellidos diferentes entre sí y con respecto a su padre), que esta semana fueron noticia porque Estados Unidos las incluyó en un nuevo paquete de sanciones contra Rusia. Según señalaron medios como Bloomberg y el Wall Street Journal, el eventual embargo del patrimonio de ambas sería una medida más simbólica que efectiva, ya que no se sabe con exactitud cuáles son los bienes que tienen, ya que el Kremlin ha mantenido un gran secretismo en torno a ellas.

Tanto Mariya como Katerina son fruto del matrimonio que Putin tuvo con Lyudmila Putina, de quien se divorció en 2013. Pero en Moscú la respuesta oficial es que no se comenta sobre la vida de la familia presidenci­al. De hecho, Putin se refirió a ellas solo una vez durante una conferenci­a de prensa en 2015. “Están dando los primeros pasos en sus carreras, pero están progresand­o. No se han involucrad­o en el mundo de los negocios o en la política”, dijo. Y aseguró que jamás se beneficiar­on por su posición.

Según ha informado el periódico Daily Mail, Katerina podría ser una eventual sucesora de Putin en el poder, ya que al parecer su padre la ha estado preparando en las sombras para tomar el control del tsardom, como se conoce al Estado ruso.

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