El Pais (Uruguay) - Revista domingo
Sigue la pequeña revolución Uruguay en Sudamericano de Deportes Sobre Ruedas Sobre las Malvinas No se calla nada “Siempre estuve al servicio de otros”
Humor.
“ES LA FORMA MÁS HONESTA DE COMUNICAR”
El stand up comedy es un estilo de monólogo actoral —originalmente en inglés— que tiene más de 100 años de andadura por el mundo. Y que antiguamente se reducía a breves actuaciones de los maestros de ceremonia al comienzo o en medio de los espectáculos. Pero con el tiempo se fue ganando su espacio propio y hoy representa la forma más directa y honesta de comunicar haciendo uso del humor. En Uruguay ha tenido un fuerte desarrollo en los últimos 15 o 20 años. Desde el under,
muchos comediantes han llegado incluso a la televisión y a los grandes teatros. Pero la gran mayoría de los que se suben a las tablas por las noches, durante el día trabajan de otra cosa que poco y nada tiene que ver con la risa y el espectáculo.
Alejandra Bentancor es psicóloga y trabaja en una ONG con situaciones de violencia, abuso y explotación sexual. “El humor para mí es un respiro, una válvula de escape”, dice a Empezó con teatro espontáneo en la Facultad de Psicología, siempre le gustó la dramatización y comenzó a hacer reír de forma amateur. “La gente que me conocía decía que lo que hacía era muy gracioso, por lo que finalmente fui al Club de Comedia”, agrega, mencionando el sitio del que han salido muchísimos artistas, algunos de los cuales incluso hoy se dedican al stand up
como modo de vida.
“Empecé antes de la pandemia y al final me animé a mechar eso en mi vida. El curso implica la preparación de un material de cinco minutos. Hicimos la muestra en el Under Movie (espacio alternativo del complejo Movie Center),
donde obviamente los que te van a ver son familiares y amigos. Después empieza el fogueo con presentaciones en las que no cobrás, que son para agarrar ritmo. También hice un taller con Virginia Ramos que me ayudó en la parte de la postura escénica”, agrega.
Para la psicóloga, el stand up “exorciza”: permite sacar cosas que uno guarda dentro y que no siempre son buenas, transformándolas en alegría. Por eso, lo primero que hizo fue hablar de su divorcio: “Me separé a los 42 años, después de haber estado desde los 18 en pareja. Está buenísimo combinar la psicología con el humor, eso me resultó muy productivo”, dice. “Cuando arranqué me fue muy bien, pero después me desconecté mucho. El primer año llegué a hacer 100 escenarios, después la pandemia nos frenó mucho. Y mi prioridad pasó a ser sostener el trabajo. Ahora retomé y fue como empezar desde cero. Me reencontré con un material mucho más genuino, con el que me identifico más”, añade Bentancor.
“EL GUIÓN ES LA PROPIA VIDA DEL COMEDIANTE”
LA COMUNICACIÓN MÁS DIRECTA. Ernesto Muniz es una de las principales figuras del stand up en Uruguay. Fundador hace 14 años del Club de Comedia (la primera escuela local para comediantes) junto a Juan Pablo Olivera y el argentino Alejandro Angelini (quien estudió en EE.UU.), ha sido profesor de muchos de los que han pisado —y pisan hoy— las tablas. Es comunicador y periodista (con experiencia en prensa, radio y TV) y ha dirigido algunos de los espectáculos más importantes de la comedia local. Eso incluye Intensidad de Florencia Infante,
Zanguango de El Gaucho Influencer y
Surfeando de Robert Moré.
“No hay comunicación más directa que la del escenario. Y en el caso del
stand up es en primera persona a los ojos de la gente. En los medios de comunicación hay una distancia con el público. Y si hacés teatro también la hay, está ‘la cuarta pared’, que es la que separa el hecho escénico del auditorio. La realidad del comediante de stand up es la del público, tenés un ‘aquí y ahora’ en el que lo que pasa con el auditorio te modifica siempre, sí o sí, lo que vos estás diciendo. Y el que no lo hace, no logra el efecto de conexión”, reflexiona Muniz al ser entrevistado por Revista Domingo.
El docente explica que en sus cursos enseña a los estudiantes a “guionar su propia vida”. Y a “ser un poco tu propio director”, aunque cuando la actuación se profesionaliza —aclara—, es importante que haya una mirada externa. “En los bares el comediante se autoabastece desde la escritura hasta la forma de decir. También está el coaching, en el que una especie de director ayuda a resolver las cosas”, explica Muniz. Y agrega: “Todos los comediantes del universo vamos pasando por niveles y en un momento tenemos una traba en la que creemos que no tenemos más nada que decir, pero eso es parte de la modificación de uno mismo y se supera. Muchas veces hay que guardar lo que se está diciendo para decir otras cosas. Porque el stand up es una persona que intenta hacer reír siendo honesta, a diferencia del viejo contador de chistes que utiliza un material universal y que tiene como virtud el poder decirlo mejor que lo que lo haría cualquier otro en un asado. Nosotros no hacemos chistes, contamos nuestra vida miserable y la transformamos en algo parecido a un diamante”.
Muniz dice que hay hojas de ruta que funcionan en un momento y en otros no. Justamente por la espontaneidad y honestidad con la que se debe trabajar sobre un escenario. “Se nota cuando estás diciendo algo que ya no es. Algo típico es: ‘Me acabo de separar’. Si el tipo lleva cinco años en pareja, esa emoción ya no es verdadera. Y deja de funcionar, porque vos ya no creés en lo que estás diciendo”.
HABLAR EN PRIMERA PERSONA. Sergio Damián tiene 42 años y trabaja en El Correo, en el área de soporte de aplicaciones y atención al usuario. Y es uno de los egresados del Club de Comedia. “Soy licenciado en Comunicación y trabajé cuatro o cinco años de guionista en Canal 10. Después, cuando no había mucho trabajo de eso (y a mí me había aburrido un poco) hice el curso de stand up. Me permitiría decir mis ideas en primera persona, algo que no pasaba cuando hacía guiones”, dice a Revista Domingo.
Damián ya había hecho talleres de teatro y algún cortometraje académico, pero destaca que con el stand up recibe