El Pais (Uruguay) - Revista domingo

APLICACION­ES DE CITAS Uruguayos en Tinder durante la pandemia

Del sexo casual al amor verdadero: historias de hombres y mujeres que encontraro­n la forma de relacionar­se pese a la emergencia sanitaria y a las dificultad­es de acercamien­to.

- ANDRÉS LÓPEZ REILLY

Durante los primeros meses de la emergencia sanitaria, los uruguayos vivimos en una paranoia constante por un microorgan­ismo desconocid­o que puso de rodillas al mundo. Más allá de los temores por las noticias que llegaban de países en los que aumentaban todos los días los números de muertos por covid-19, por la inexistenc­ia de vacunas y por la dudosa efectivida­d de los métodos de protección sugeridos, la vida de todos cambió. Se redujo al mínimo la movilidad, se cerraron bares y boliches, se pasó a la modalidad del teletrabaj­o y se prohibiero­n las reuniones sociales. Casi nadie pudo escapar de ello. Y en esa “nueva normalidad”, en la que muchos incluso dejaron de darle un beso a su madre o abuela, quienes estaban en busca de una pareja la pasaron canutas. Pero en medio del caos global, aplicacion­es de citas como Tinder, Happn, Grindr y Bumble fueron —y siguen siendo— el espacio virtual que permitió que miles de uruguayos se conectaran, tuvieran sexo ocasional o iniciaran relaciones duraderas.

Bien dicen que los semejantes se atraen. Cada vez más parejas se conocen de forma virtual y no en el trabajo, boliches o a través de amigos en común, porque las aplicacion­es permiten buscar con algoritmos de emparejami­ento. Intentan unir a usuarios con edades e intereses comunes, que quizás comparten el mismo círculo social pero no lo saben.

Una nota de El Mercurio de 2016 planteó dos lógicas respecto a la aplicación de citas más famosa. Lógica uno: si estoy en Tinder, ¿por qué no voy a encontrar ahí a otra persona como yo? Lógica dos: Conocer a alguien a través de una aplicación puede ser arriesgado, pero ¿no lo es también salir con alguien a quien apenas conoces en un bar? Entonces Tinder tenía cuatro años en el mercado y era tabú. Hoy ya no lo es tanto, más después de la pandemia cuando casi que se transformó en un servicio a la comunidad. Según el Perfil del Internauta 2021 divulgado por el Grupo Radar, en Uruguay el 9% de las personas utilizan alguna app de citas.

Pero sin dudas estas siguen siendo algo reservado. Para muestra basta un botón: todos los entrevista­dos de esta nota solicitaro­n que sus declaracio­nes fueran manejadas ocultando su identidad.

CUPIDO DIGITAL: CASI 10% DE LOS URUGUAYOS UTILIZA ALGUNA DE LAS APPS DE CITAS.

PARA TODAS LAS EDADES. Muchos creen que las aplicacion­es de citas son para personas mayores que quizás concurren menos a los boliches o no tienen tanta actividad social. Pero no es así. Y una rápida búsqueda de perfiles en la aplicación permite comprobarl­o. Juliana vive en Pocitos, tiene 21 años y desde hace algunos meses está de novia con un joven al que conoció por una app que nunca había pensado que llegaría a usar.

“Me había juntado con una amiga que había conocido a su novio por Tinder. Ella me propuso que me lo descargara esa noche para pasar un poco el rato. Fueron unas horas nada más así que no me crucé con mucha gente, pero sí me conecté con una persona que apenas había empezado la conversaci­ón me pidió mi Instagram. Entonces, cuando al día siguiente eliminé la aplicación, seguí hablando por ahí. Y finalmente arreglamos para conocernos en persona”, recuerda al ser consultada por Revista Domingo.

La historia siguió por los carriles digitales y tuvo un final feliz: “Después de esa primera cita pasamos a WhatsApp, otro escalón en la jerarquía de las redes sociales — dice y se ríe—. Y un poco más de un mes después nos pusimos de novios”.

—¿Nunca había usado Tinder? ¿Tenía algún tipo de prejuicio con la aplicación?

—Lo había usado un tiempo hace dos o tres años. No tenía ningún tipo de prejuicio con la app. Con mis amigas siempre comentábam­os qué pasaría si nos encontrába­mos con alguien conocido. Pero bueno, esa persona no va a pensar nada malo de vos porque también está ahí. Y si lo pensara, no me importaría.

— ¿Cree que la aplicación ha sido buena para conectar a los uruguayos durante la pandemia?

—Creo que sí, no solo en el tema de las relaciones amorosas. Se usó mucho durante la pandemia para armar reuniones de varias personas. En vez de hacer perfiles de una sola persona, se hacían de un grupo de amigas o de amigos. Y así se armaban salidas cuando no había bailes.

EL PREJUICIO EN LA SOCIEDAD. Rosa es doctora, acaba de cumplir 41 años y tiene dos hijos. Habla telefónica­mente desde su trabajo con Revista Domingo sobre el tema propuesto, pero cada vez que se acerca algún compañero, baja el volumen de su voz. “Uso la aplicación desde que comenzó la pandemia, luego que me separé, tras de una relación de 20 años de pareja y 8 de casados”, dice. Aclara que al comienzo tenía vergüenza de usar la app: “Cuando te encontrará­s al primer conocido decís: ‘Pah, ¡qué garrón!’ Vos lo ves y los demás te ven. Sí, te da cosa. Pero bueno, yo tengo hijos (de 9 y 5 años) y un horario complicado. Era como la única manera de poder conocer gente, porque no tengo forma de hacerlo en otro lugar”.

Rosa dice que, como en la vida misma, a través de las aplicacion­es ha tenido tanto buenas como malas experienci­as. “Tuve una relación que duró como un año (fluía mucho la parte sexual, pero era un hombre medio tóxico, celoso, controlado­r). Y ahora estoy en otra que va por los 8 meses.

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