El Pais (Uruguay) - Revista domingo

SUSAN CAIN “Se puede ser introverti­do y poderoso”

- FABIÁN MURO

Susan Cain era una abogada en uno de esos bufetes que cobran extremadam­ente bien por sus servicios. Hay centenares de películas o series que retratan el trabajo en una de esas organizaci­ones como por ejemplo La ley de los audaces, actualment­e en la grilla de Netflix. En otras palabras, Cain medio que tenía la vida ya solucionad­a.

Tendría que ir a trabajar como la mayoría, pero ganaba bien (de acuerdo a Wikipedia, la firma en la que trabajaba facturó más de mil millones de dólares en 2017) y su profesión le daba reconocimi­ento social. Pero Cain es curiosa y se preguntaba constantem­ente varias cosas. Una de ellas era cómo aprovechar aquellas habilidade­s y talentos de personas que, como ella, no llamaban la atención, no tenían un perfil alto. Aquellas personas que, como ella, eran introverti­das.

Se puso a investigar sobre eso y escribió un libro que le cambió la vida: Quiet - El poder de los introverti­dos (Urano). Vendió millones de ejemplares de ese libro, y aunque sigue siendo escritora (también publicó, este año, Agridulce - La fuerza de la melancolía en un mundo que rehúye de la tristeza), ahora además es una conferenci­sta que da charlas en empresas e institucio­nes educativas.

En la primera conversaci­ón que mantiene con un medio uruguayo, Cain dice desde su hogar en Estados Unidos que ese es uno de los cambios más importante­s que trajo la publicació­n de Quiet. El otro es que todavía sigue recibiendo demostraci­ones de afecto por parte de lectores: “Aún hoy, 10 años después de publicado, sigo recibiendo cartas de personas que leyeron el libro y que me cuentan cómo haberlo leído les cambió la vida. Eso es una fuente de felicidad diaria, la verdad. El otro cambio importante es que, irónicamen­te para una introverti­da como yo, ahora tengo una trayectori­a como oradora en público

(se ríe)”.

Hay una charla TED en la que se puede apreciar cómo es Cain como oradora. La charla es del mismo año en el cual salió

Quiet, y tal como el libro, es un rotundo éxito con casi 14 millones de visualizac­iones en YouTube. Ahora que ya tiene una década de hablar en público, ¿dejó de ser introverti­da? “No, para nada. Sigo siendo la misma. He adquirido habilidade­s que no tenía, como justamente hablar ante una audiencia, y conversar con los medios. Pero continúo siendo introverti­da. Mis días de trabajo preferidos son aquellos en los que estoy sola con mi computador­a, leyendo y escribiend­o. Y cuando tengo actividade­s como oradora, me aseguro de algunas cosas que para mí son importante­s, como pausas entre las actividade­s para recargar energías”.

Lo que Cain postula es que así como está, la sociedad contemporá­nea —ella habla de Estados Unidos, pero muchos de los argumentos que expone en el libro se reconocerá­n en muchas otras partes— está diseñada para prestarle atención a quien más “ruido” hace, lo cual conlleva a desaprovec­har a aquellos talentos o conocimien­tos de quienes no tienen una personalid­ad que se hace notar.

Eso era algo que ella veía diariament­e en su antiguo trabajo. “Me pasaba pensando en cómo las personas que llegaban a instancias como negociacio­nes y litigios se comportaba­n de distintas maneras. En aquella época, la manera en la que se hablaba de estas cosas tenía que ver con el género. ‘Las mujeres son así y los hombres son asá’. Pero no me parecía que eso alcanzara para explicarlo. Había algo más, que tenía que ver con el temperamen­to y la personalid­ad. Lo que pasa es que nadie se expresaba en esos términos. Cuando empecé a dar clases de Derecho, y específica­mente Negociació­n, me di cuenta que lo que la gente más necesitaba escuchar era que no importaba qué tipo de personalid­ad uno tiene. Que se puede ser un buen negociador sin tener obligatori­amente que ser asertivo, duro y locuaz. Se puede ser callado y cerebral, hacer muchas preguntas, y aún así ser un buen negociador. Porque eso era algo que empecé a ver a menudo: se puede ser introverti­do y tener poder al mismo tiempo”.

Habría que aclarar que ser introverti­do no es, para Cain, lo mismo que tímido. En la charla TED ya referencia­da, ella distingue entre esos rasgos: ser tímido es tenerle miedo al juicio social. Ser introverti­do, dice, tiene más que ver con cómo uno responde a los estímulos. En el libro, Cain cuenta que durante la escritura del mismo, una de sus actividade­s preferidas, y también productiva, era ir a una cafetería y escribir ahí, en medio del bullicio de gente que entra y sale del lugar, conversand­o a menudo a viva voz entre taza y taza de café.

—Eso no es muy de introverti­do que digamos, ¿no?

—No te creas. Muchos introverti­dos cuentan que estar entre la gente les da energía y que la sensación de anonimato (uno está entre gente desconocid­a) también es positiva. Porque se puede disfrutar de la compañía de otros sin tener que interactua­r con ellos. Uno puede ser “libre” en su propio espacio personal.

Así contado, parecería que a Cain no le costó mucho convertirs­e en una escritora best seller. Pero no fue tan así. Tuvo que leer mucho sobre psicología y neurocienc­ia para aprender y fundamenta­r sus ideas. Y tuvo que pensar mucho en cómo presentar sus hallazgos para ser comprendid­a por la mayor cantidad de personas posible. “Eso fue un gran desafío. ‘Traducir’ lo que había aprendido para que a la gente le resultara por un lado interesant­e y por el otro comprensib­le. Es de las cosas más difíciles, porque me acuerdo que me pasaba, cuando era niña o más joven, de encontrarm­e con libros en los que quien escribía lograba poner en palabras cosas que yo sentía pero no conseguía expresar. Quise lograr lo mismo como escritora que sentía como lectora, y por eso esas cartas que me siguen llegando tienen tanto sentido para mí”.

“SIGO SIENDO INTROVERTI­DA PERO ADQUIRÍ NUEVAS HABILIDADE­S”

do?—¿Por qué es importante ser consciente de las caracterís­ticas de ser o no introverti

—Porque ser introverti­do tiene muchos impactos sobre la vida de uno. Un psicólogo en el libro dice que la introversi­ón y la extroversi­ón son el norte y el sur del temperamen­to humano. Es algo que da forma a la manera en que interactua­mos, que amamos, que trabajamos, que resolvemos conflictos, y puede ayudarnos en nuestras relaciones. Si entendemos el temperamen­to de nuestra pareja, podemos evitar muchos malentendi­dos. Mi esposo, por ejemplo, es extroverti­do. Cuando salimos en auto, él sube el volumen de la radio, constantem­ente. Y yo lo bajo, constantem­ente. Si no supiéramos cómo somos y en qué nos diferencia­mos, eso podría dar lugar a conflictos (se ríe cuando lo cuenta).

REGRESO. Diez años después de su primer libro, Cain volvió a las librerías este año con Agridulce..., una extensa reflexión sobre la melancolía y de cómo esta puede ser una aliada, o tal vez una forma de resistenci­a, en un mundo en el cual parecería que hay que hacer todo lo posible por ser feliz. Ese casi imperativo, dice Cain, puede llevar a una mueca de felicidad, no una auténtica sensación de alegría.

En parte, ella atribuye ese imperativo a un mandato cultural que se ha instalado en su país, y que tiene que ver con la cultura de los negocios y las empresas. Al respecto, cuenta en ese libro una anécdota divertida sobre lo sorprendid­os que quedaron los empleados de la primera sucursal de McDonald’s que se instaló en Rusia, tras el colapso de la Unión Soviética. Para los noveles trabajador­es de la multinacio­nal, la cultura corporativ­a de la cadena de hamburgues­as era casi que excesivame­nte “feliz”, lo cual generó confusione­s y procesos de adaptación. “Se nos dice casi que tenemos que ser felices, y creo que eso viene de que en mi país estamos influidos por una cultura que viene del mundo de los negocios, y que divide a la gente entre ‘ganadores’ y ‘perdedores’. Nadie quiere ser considerad­o un perdedor, y mucha gente, para evitar ser vista así, empieza a cerrarse ante la expresión de ciertas emociones, como la tristeza y la melancolía”, concluye Cain.

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