El Pais (Uruguay) - Revista domingo

Con su piano se hizo viral

Sábados de Mamá en Concierto. Así se titulan las presentaci­ones que con 83 años hace Lucía en Twitter, con miles de seguidores y muchos mensajes.

- ANALÍA FILOSI

es sábado de mañana y a Julia Olarte le llega un mensaje: “Julia, mirá que son las 10 y no has subido el video de tu madre”. Lo cuenta y se ríe. Desde hace ya un tiempo que hay un público esperando los Sábados de Mamá en Concierto en la cuenta de Twitter @CuatrodeJu­lia, mini conciertos de piano a cargo de Lucía Fernández (83 años).

“No me acuerdo exactament­e cuándo empezó, pero fue un día que dije: ‘Mamá tiene que ser escuchada por todo el mundo porque ese don que tiene no es para estar guardado, no es para que lo escuchemos solo nosotros o la familia o los más allegados’. Entonces se me ocurrió subirla a Twitter”, recuerda Julia sobre esta rutina musical que comenzó en años de pandemia.

Julia no es cualquier Julia, es la creadora de los alfajores Cuatro de Julia que nacieron en Flores y hoy conquistan los paladares en todo el Uruguay. Por eso sus redes sociales tienen miles y miles de seguidores, lo que ha posibilita­do que la música de su madre Lucía esté llegando a mucha gente, con un promedio de 10 mil vistas y picos de 30 mil, como cuando interpretó el Himno Nacional para conmemorar el Desembarco de los Treinta y Tres Orientales.

También ha tocado el himno argentino, pero su especialid­ad son los tangos y las milongas, aunque no falta la música clásica, las zambas y canciones como Alfonsina y el Mar o la de la película Love Story.

“La gente le pide temas, pero toca lo que recuerda porque lo hace todo de memoria. Me dice: ‘No quiero ponerme a estudiar nada, toco lo que me acuerdo, lo que me gusta’”, cuenta Julia a Domingo.

La alfajorera comenta que su madre comenzó a tocar a los 7 años, edad a la que empezó a estudiar piano en el colegio de monjas al que iba. Su profesora era la Hermana Águeda.

“Estando de novia con mi papá le salió una oportunida­d de ir a capacitars­e a los Estados Unidos, pero mi padre le dijo: ‘O el piano o yo’. Ella se quedó y asegura que no se arrepiente. Después que mi padre falleció, hace 40 años, se puso a dar clases de canto en las escuelas porque tenía que salir a trabajar. Medio departamen­to de Flores de mi generación o un poco más grandes que yo, fuimos todos alumnos de ella”, señala Julia.

¿Cómo tomó Lucía la idea de que su hija subiera sus mini conciertos a las redes? Aceptó, pero al principio con la condición de que solo se vieran sus manos. Con el tiempo se fue soltando y hoy se ve su rostro e incluso se escucha su voz porque a veces dialoga un poco con su hija. “Le pregunto cómo se llama la pieza que va a tocar para que ella interactúe. Es como para darla a conocer un poco”, explica Julia.

Y los mensajes no tardan en aparecer: “La amo! Siempre son especiales los sábados!”, “Me recuerda los domingos escuchando a mi viejo... el piano es como el mate, une y concentra a la familia... no perdamos esto. Gracias Julita por compartir”, “Si tus alfajores son como la música de tu madre, ahora entiendo el porqué de tu vertiginos­o éxito... Felicitaci­ones !!!! ”, “Qué placer escuchar el piano de tu mamá. La música siempre nos toca el alma. Y yo digo… Qué emocióooon !!!!! ” Aclaramos, para quienes no lo sepan, que este último mensaje hace alusión a una expresión que siempre repite Julia: “¡Qué emoción!”

Como Lucía no tiene redes sociales, su hija se ocupa de mostrarle todos estos mensajes, muchos de los cuales, si el tiempo se lo permite, Julia contesta y genera nuevas interaccio­nes con sus seguidores, que ahora también son de su madre. Incluso sostiene que muchos de esos seguidores apareciero­n gracias a Lucía.

Sean de dónde sean, ahí están cada sábado, esperando esos minutos musicales y reclamándo­los si no llegan. Julia se disculpa cada vez que no puede cumplir con una nueva presentaci­ón, pero entonces lo compensa subiendo un mini concierto ya emitido o al otro día posteando dos en lugar del que le faltó ese sábado.

Y puede haber sorpresas, como el concierto del 28 de abril, que fue viernes, pero por tratarse del día en que la pianista cumplía 83 años hubo emisión especial. O el del sábado pasado, que Julia posteó la canción que su madre le escribió como regalo por la apertura de su local. La alfajorera la cantó con Lucía al piano.

Hasta hace poco la pianista tocaba en su casa. Julia iba los sábados temprano, antes de comenzar a trabajar y la grababa. Pero el pasado 1° de junio esta última inauguró su soñado local Cuatro de Julia en la esquina de 18 de Julio y Puig, en Trinidad, y eso determinó que muchos de los mini conciertos comenzaran a ser allí.

Para eso tuvo que hacerse de un piano y dio la preciosa casualidad que compró el del colegio de monjas, que no es otro que el piano en el que aprendía Lucía cuando era niña. “¡Qué increíble! Ella me dice: ‘Pensar que en este piano yo estudié, yo di mis exámenes”, cuenta Julia con entusiasmo y agrega que “las teclas están todas gastadas por el uso de tanto niño”.

El piano y Lucía son ya un clásico del local, que sigue creciendo con el paso de los días. “Es todo como muy nuevo y casero, todavía me estoy armando. Voy creciendo de a poco y según lo que el cliente pide, tratando de tener todos los sabores de alfajores”, cuenta su dueña, quien no se arriesga a decir que tiene una cafetería, porque para eso falta, “pero hay un café si querés”, acota. Y si alguien quiere comer algo salado, ofrece preparacio­nes

TOCA DESDE TANGOS Y ZAMBAS HASTA CLÁSICO Y EL HIMNO SI ES FECHA PATRIA.

de emprendedo­ras de Flores que van rotando cada semana.

Si bien los alfajores Cuatro de Julia ya son motivo suficiente para que la gente se acerque al local, su dueña afirma que los conciertos sabatinos son un atractivo extra. Comenta que Lucía pasa largos ratos allí y le pregunta a su hija qué quiere escuchar o cantar.

“El otro día había un cliente que es de Florida y ella le preguntó lo que quería escuchar. ‘¡Pah! Los alfajores me van a salir carísimos’, respondió. Entonces ella arrancó a tocar un malambo y el tipo se enganchó a zapatear. No sabés la buena onda increíble del hombre y mamá chocha, diciendo ‘toco y alguien me baila’”, cuenta sobre un día que también quedó registrado en las redes.

Julia recuerda que empezó batiendo un café a mano la primera vez que le pidieron; ahora lo que tiene es una cafetera que le prestó una clienta, un pequeño espacio con mesitas y una pianista de lujo que cada vez convoca más público en vivo y por las redes.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay