El Pais (Uruguay) - Revista domingo
Entre honores y quinceañeras: el presente de un crack
Invasor cumple 21 años en agosto. Por decisión de la familia del jeque emiratí Hamdam bin Rashind Al Kaktoum, quien compró el caballo por US$ 1,4 millones en 2006 y falleció el año pasado, este crack del turf mundial pasará a retiro y no participará de la próxima temporada de servicios.
Desde 2015 está bajo los cuidados del Haras Cuatro Piedras, ubicado en Progreso. “Ya está grande”, resume la propietaria, Claudia Rosas.
No obstante, no se retira de la vida pública. Invasor recibe visitas de locales y extranjeros que llegan al haras solo para conocerlo. “El otro día vino una nena en sillas de ruedas. No sabés cómo lloraba. Invasor muerde a todo el mundo y a ella no le hacía nada”, cuenta a Domingo.
Niños y adultos lloran de la emoción al verlo y hasta son frecuentes las producciones de fotos de quinceañeras con Invasor.
“Es muy fuerte el sentimiento que despierta para el uruguayo. Así como los niños de la escuela (ver nota principal)
ven la hazaña de la Sub-20, ahora saben que con este caballo pasó lo mismo. Salió de este país minúsculo y logró ser el mejor caballo del mundo”, señala Rosas.
Invasor nació en Argentina (hijo de Candy Stripes y Quendom) pero su campaña y entrenamiento lo realizó en Uruguay, donde llegó en 2004. Al año siguiente ganó las cinco carreras que disputó incluyendo la Triple Corona (Polla de Potrillos, Jockey Club y Nacional). En Estados Unidos ganó cuatro clásicos incluyendo la Breeders Cup, una de las carreras más importantes del mundo para caballos mayores. En 2007 ganó la Dubai World Cup, que fue su despedida, pues sufrió una lesión que lo sacaría de las pistas. Fue designado Caballo del Año en Estados Unidos en 2006 (el único en ganar seis carreras consecutivas) e ingresó al Salón de la Fama en 2013. Fue tapa de revistas de turf en todo el mundo.
“Invasor va a quedar en la historia de nuestro país. No sé si algún día vamos a conocer un caballo que haga las mismas hazañas y que transmita los mismos sentimientos”, apunta Rosas.