El Pais (Uruguay) - Revista domingo

El universo de Barbie

La más famosa. Victoria Alvez recibió una muñeca a los 5 años, comenzó a colecciona­rlas a los 18 y hoy relata cómo cambió el mundo y su vida.

- MARÍA DE LOS ÁNGELES ORFILA morfila@elpais.com.uy

victoria recuerda muchas cosas de la Navidad del 2002. Recuerda abrir un regalo y descubrir que en su interior estaba ella: su primera Barbie. Recuerda que, como había cumplido 5 años el día anterior, le había pedido a su madre que la fiesta fuera de esa temática. Y que en el evento, que ocurrió unos días después, otras muñecas de patas flacas con vestidos de caramelo oficiaron como centros de mesa pero la única Barbie original fue la suya. Victoria también recuerda que ese fue el primer cumpleaños y la primera Navidad sin su papá, un policía al que habían matado en el barrio en el cumplimien­to de su deber. Esa muñeca borró la tristeza.

“Fue el inicio de todo”, cuenta ahora Victoria Alvez a sus 25 años y con más de 300 muñecas y un sinfín de accesorios. Es la única coleccioni­sta en Uruguay dedicada exclusivam­ente a la famosa creación de Ruth Handler, gran conocedora de su historia y hasta una verdadera “Doctora Juguetes”, dado que repara aquellas que necesitan una segunda oportunida­d.

Conocimien­to y pasión. Parece nueva. Esa Barbie que, en realidad, era del año 1999 y su madre compró de segunda mano a una vecina de Ciudad del Plata, parece haber salido recién de la caja. Es una Barbie Corduroy Cool de look invernal y canchero que luce algo distinto: un pelo rubio cobrizo. “Es de un tipo de molde de esa época, muy específico, que no traía rubias decolorada­s”, explica Victoria a Domingo.

Los coleccioni­stas saben que existen distintos tipos de moldes para la cabeza y para el cuerpo. No se puede dudar de Victoria cuando dice con seguridad que le basta ver una cara para saber a qué año correspond­e ese modelo. “Las Barbie traen una fecha en la nuca y otra en la cintura y se piensa que es el año de fabricació­n pero no es; es el año de fabricació­n del molde”, enseña. Así, una muñeca nueva puede tener el molde de la cabeza que se patentó en 1958 (el primero de la historia de la marca) y que se caracteriz­a por una línea saliente y sólida a la altura de las pestañas.

Lo mismo sucede con los cuerpos. Los moldes de silicona fabricados en las décadas de 1970 y 1980 y hasta 1996 llevan escrito “1966” en la espalda y correspond­en al modelo Twist’N Turn que se destaca por ser el primer cuerpo al que se le podía hacer girar y torcer la cintura y tenía un mecanismo de flexión en las piernas.

“Crecí con la misma muñeca. La cuidaba con mi vida. Tuve otras de una marca china con el mismo mecanismo en las piernas para ponerlas en posiciones distintas, pero con moldes de cara horribles”, se ríe. Victoria creía lo mismo que pensaban muchas niñas de los 80 y 90: aquella que tenía más de una Barbie original o que alguien de su familia se la había traído o mandado del exterior solo podía tener padres o abuelos “multimillo­narios”.

Y esa idea se le quedó en la mente hasta que compró su segunda Barbie un domingo de 2017 en la feria Tristán Narvaja. “Había unas muñequitas tiradas, muy pordiosera­s, y entre ellas había una que se parecía muchísimo a la muñeca que aparecía en la guirnalda de mi cumpleaños de 5 años. Pregunté cuánto salía y ¡me dijeron $ 100!”, relata entusiasma­da. Se la llevó. La limpió. La peinó. Le cosió el vestido. “Me dio mucha satisfacci­ón devolverle la vida”, resume. Desde ese entonces recorre las ferias, recibe donaciones o compra por internet, en particular, muñecas de segunda mano que hayan sido lanzadas entre 1980 y 2010, los años en los que las películas, los libros y las revistas de Barbie le hicieron compañía.

Con los años aprendió a repararlas de pies a cabeza. Por ejemplo, si el plástico viene mordido, sumerge la muñeca en agua hirviendo

“BARBIE MUESTRA QUE HAY MÁS PARA HACER DE LO QUE UNO PIENSA”.

y luego en agua fría y repite hasta que la silicona recupera la forma. Si vienen con el pelo maltratado, calienta la cabeza con agua bien caliente o un secador para que se zafe el sistema de anclaje —única forma de quitarle la cabeza a una Barbie— y con unas pinzas retira los restos de pelo y luego enhebra mechón por mechón. La muñeca que le insumió más tiempo fue un hada con la cabellera manchada de alquitrán; tardó 10 horas en devolverle el esplendor.

Ser lo que quieres ser. “Hoy, contando grandes, chiquitas, Ken, las hermanitas de Barbie, bebés... tengo alrededor de 300 muñecas. Unas 10, como mucho, vinieron en su caja y nunca fueron abiertas en su vida. El resto es de muñecas que han sido jugadas y que para mí tienen un significad­o”, cuenta.

Vale aclarar que los bebés no son hijos de Barbie sino de su mejor amiga, Midge, una joven de cabellera pelirroja que en este universo se casó con Alan, el mejor amigo de Ken, y tuvo gemelos.

Victoria precisa esto para defender la imagen de mujer independie­nte que ha tenido Barbie desde su creación (justamente es así la Barbie de la película de Greta Gerwig). “Muchos ven el estereotip­o de mujer alta, rubia, que le gusta el rosado... Siempre pienso que la gente que sostiene eso es porque eligió quedarse en la ignorancia”, acusa. Y se explaya: “Barbie nace en un contexto en donde estaban de moda los bebotes y es una muñeca que no nace en el color rosado, nace en el color de su época (si vamos de la metáfora a lo literal, esos colores eran los marrones, amarillos y rojos). En los años 50, que no tuviera novio, que fuese una mujer independie­nte, que venía sin un bebé era un adelanto. Barbie nunca fue mamá y probableme­nte nunca lo sea. Cuando quisieron que Barbie se casara y tuviera hijos inventaron a Midge. Barbie cumple otros roles. Es un juguete que llegó para mostrarles a los niños que hay más para hacer de lo que uno piensa (por algo el eslogan es: “Tú puedes ser lo que quieres ser”). Hay Barbie para lo que quieras: tenés la Barbie presidente, la Barbie reportera, la Barbie pizzera...” Se dice que, entre profesione­s y oficios, Barbie ha desempeñad­o unas 200 ocupacione­s. Y no hay que olvidar que Barbie fue astronauta en 1965, antes de la llegada a la Luna.

Aunque Victoria sostiene que Barbie ha sido “inclusiva desde el día uno” (la primera muñeca negra fue creada en 1968, por ejemplo), hoy el abanico está mucho más abierto. Ella misma enumera: “Podés conseguir una Barbie con vitíligo, en silla de ruedas, con prótesis, con síndrome de Down, más retacona, pelirroja, con pecas o con audífonos para la sordera”.

Añade: “En su momento fue algo distinto. Las niñas dejaron de jugar con el bebote para jugar con una muñeca de 30 centímetro­s que tenía tarjeta de crédito y auto propio”. La independen­cia de Barbie es un mensaje que sigue vigente.

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