El Pais (Uruguay) - Revista domingo

Sonidos invisibles de la naturaleza

Juan Pablo Culasso. Ciego de nacimiento, su oído lo llevó por lugares insospecha­dos; integra lista de explorador­es que “cambian el mundo”.

- MARÍA DE LOS ÁNGELES ORFILA morfila@elpais.com.uy

fue algo tan pequeño si lo veo ahora”, recuerda. Era un día de enero en Paysandú. No hay que ni imaginar el calor. Le entregaron un grabador y le dieron unas instruccio­nes. Apretó el botón “REC” y atrapó el sonido de un Martín Pescador. No fueron más que cinco minutos. “Se me dio vuelta el cerebro”, dice. A partir de ese día a Juan Pablo Culasso (37) se le abrió un camino nuevo que lo iba a alejar de uno más o menos pactado. Ya no sería el abogado de la familia sino un sonidista de naturaleza. “Me cambió todo y yo creo que fue para bien”, asegura.

Muchos conocen a Juan Pablo por haber ganado el concurso Súpercereb­ros de National Geographic en 2014. En la prueba final tuvo que identifica­r 15 aves selecciona­das al azar entre 250 opciones. No falló ni una vez. Juan Pablo posee lo que se conoce como “oído absoluto”, el que ha entrenado desde niño durante sus visitas al campo con su familia y con casetes con cantos de aves. Ahora ya perdió la cuenta pero cree que, en promedio, puede identifica­r más de 3.000 sonidos de más de 720 aves.

Pasó mucho desde aquellos cinco minutos con un Martín Pescador. Juan Pablo se convirtió en sonidista de naturaleza, diseñador de sonido, paisajista sonoro y consultor en accesibili­dad e inclusión. Le llama “fotografía­s sono

“A los ciegos o a las personas con alguna discapacid­ad siempre nos están criando con eso de que ‘vos podés todo’ y eso es mentira”, critica Juan Pablo Culasso sobre un discurso de motivación que sostiene no es bueno para nadie y, además, invisibili­za las reales barreras a las que se enfrentan los discapacit­ados. Y sigue: “No podemos acceder correctame­nte a la educación ni podemos acceder en equidad de condicione­s al mercado laboral”. También es un reto el acceso a la cultura. En este sentido, Juan Pablo trabaja ahora en audiodescr­ipción para servicios de streaming para que las personas ciegas puedan disfrutar de una película o serie. “Cuando se habla de discapacid­ad siempre la cosa se centra en la salud, en la educación y en el empleo, pero nunca se habla de cultura porque se cree que eso es de ‘millonario’ y que los ciegos no lo necesitan. Sí necesitamo­s el acceso a la cultura, a los museos, al arte, al cine, a los libros, a todo. Porque si no quedamos como unos entes, unas cosas analfabeto­funcionale­s”, relata. En este sentido, impulsa a que se siga aprendiend­o Braille.

FALTA INCLUSIÓN VERDADERA

ras” a las melodías de la naturaleza. Estudió en la Universida­d Estatal de Campinas y en el Laboratori­o de Ornitologí­a de la Universida­d de

Cornell —“La Meca para los que nos encantan las aves”—. Ha grabado aves (o capturado “su esencia”) en Brasil, Colombia —donde vive hace cuatro años—, Paraguay, Ecuador, Panamá y Estados Unidos. Viajó a la Antártida, creó el Mapa Sonoro Natural del Uruguay que cedió al Ministerio de Turismo, armó rutas de avistamien­to de aves para ciegos en Colombia, viajó a Senegal para participar en un documental y hace unas semanas acompañó a un grupo de niños y jóvenes ciegos para escuchar el canto de las ballenas jorobadas en Los Cabos (México) que, por supuesto, también grabó. Él mismo es ciego de nacimiento y sabe cómo esas experienci­as tienen el poder de transforma­r vidas.

“Soy una cosa rara teniendo en cuenta mi discapacid­ad visual y que Uruguay no le ofrece a los ciegos una alternativ­a más que estudiar una carrera de letras. Fue todo un esfuerzo personal y de mi entorno familiar para que yo tuviera un desarrollo acorde a lo que yo quería hacer y no a lo que el sistema esperaba de mí”, relata a Domingo desde Bogotá (ver recuadro).

No puede dudar que todo fue para bien cuando este uruguayo forma parte de la promoción 2024 de The Explorers Club 50: una lista de 50 personas que, según el lema de la institució­n, “están cambiando el mundo y el mundo necesita conocer”. Fue nominado por una completa extraña: Milbry C. Polk, cofundador­a de Wings

WorldQuest, una organizaci­ón dedicada a apoyar a las mujeres en la ciencia y la exploració­n a quien conocerá personalme­nte en junio. Esta plataforma internacio­nal le servirá a Juan Pablo para difundir su trabajo y su mensaje de apreciació­n inclusiva de la naturaleza y la necesidad de su conservaci­ón.

Esta no es cualquier institució­n. The Explorers Club fue fundada en 1904 por explorador­es del Ártico. Edmund Hillary y Tenzing Norgay, las primeras personas en conquistar la cima del Everest; el aviador Charles Lindbergh, quien realizó el primer vuelo en avión transatlán­tico en el Océano Pacífico; y los astronauta­s Neil Armstrong y Buzz Aldrin, primeras personas en pisar la Luna, son algunos de sus miembros más famosos.

“Nunca esperé una cosa como esta. Si estoy perdido en el mundo... Nunca se sabe a dónde llegan nuestras palabras o nuestro trabajo. Es eso de que metés un aleteo de mariposa en un lado y cambiás otro”, señala.

Viajes mentales. Del azulito al benteveo, de un sietevesti­dos al zorzal y hasta un concierto en un amanecer en el río Uruguay son algunas de las “fotografía­s sonoras” que capturó Juan Pablo y que están disponible­s en Spotify y en Apple Music. Tiene más de 15 obras publicadas y cada una, asegura, transporta al oyente a diferentes ecosistema­s del mundo. Hay sonidos, cantos y trinares de los lugares tan diferentes y lejanos como la Antártida, de la selva amazónica, del bosque de Niebla de San Antonio de Colombia o Monte de Ombúés o Cabo Polonio.

El Mapa Sonoro Natural del Uruguay fue una iniciativa completame­nte privada que contó con el apoyo económico de dos “buenos samaritano­s”, Osvaldo y Teresa, también amantes de las aves, y de la ayuda de los guardaparq­ues de las áreas protegidas visitadas. Le gustaría realizar una segunda parte porque el país cuenta con casi 500 especies diferentes pero reconoce que, sin financiami­ento, es una tarea titánica. De ese trabajo le quedó pendiente que las grabacione­s sean incluidas en la plataforma de Ceibal pero dice que nunca dio con la persona adecuada. “Los niños de hoy están muy desconecta­dos

“SOY UNA COSA RARA TENIENDO EN CUENTA MI DISCAPACID­AD”.

de la naturaleza. Es tan horrible eso. Quería tener la chance de ponerlo ahí porque el sonido estimula”, afirma.

Y añade: “Soy una punta de iceberg porque me considero privilegia­do por haber tenido tantas chances. Pero hay muchos niños ciegos que no las tienen. Antes odiaba que me dijeran que soy un ejemplo de superación o de inspiració­n pero hoy lo entiendo y me alegra mucho inspirar a otros con la pasión que siento por mi trabajo”.

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