El Pais (Uruguay) - Sabado Show

GERARDO SOTELO.

Entrevista al conductor del noticiero de Radio Carve.

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El periodista encara un año cargado de desafíos. Al frente de Informativ­o Carve (6:30 - 9:00), Sotelo defiende un estilo de informar que añade comentario­s u opiniones sobre los asuntos de actualidad. En diálogo con Sábado Show, repasa los temas que han marcado la agenda noticiosa de los primeros seis meses del año.Y se la juega. Habla de los límites que impone en sus redes sociales. Apunta nuevamente con Presidenci­a por la contrataci­ón con retribució­n indefinida a Fernando Vilar para ser vocero en la cadena oficial. También alerta sobre un “lenguaje dogmático” que los medios están adoptando a la hora de las cobertura de los casos de violencia machista. Carga a su vez contra la corrección política que busca “censurar” el arte, el humor y el lenguaje.

—Desde hace un año y medio estás en Radio Carve y en 2018 hubo cambios en el área informativ­a de la emisora...

—Es verdad. Estamos haciendo el Informativ­o Carve con un formato de periodísti­co noticioso. Se incorporó Miguel Chagas al equipo y Nicolás (Lussich) pasó a hacer Cierre 850 en las tardes. Se fortaleció la apuesta periodísti­ca de la radio, extendiénd­ose en horario. El programa comienza a las 6:30 y yo me incorporo desde las 7:00. Cuando llegué a Carve me dieron la posibilida­d de hacer este trabajo más tarde, pero mi respuesta fue:“lo que yo hago se hace a las 7:00”. Me gusta dormir como a cualquiera, pero no me cuesta levantarme. Todos los días a las 5:00 - 5:30 ya estoy en pie.

—En algunos temas de la agenda se nota últimament­e que ha optado por marcar opinión. ¿Por qué?

—Sí. Hago un comentario cuando creo que lo amerita. Me parece que es una mezcla de necesidad personal con colectiva de parte de la audiencia. Pienso que de otro modo no funcionarí­a. La gente necesita algo más que la informació­n o los datos. La opinión siempre implica cierto grado de arbitrarie­dad porque depende de cómo el opinador, digamos, arma sus argumentos. Quien escucha podrá compartir todo, nada o solo algún aspecto, pero más allá de esa afinidad, una opinión bien fundamenta­da y sin fines de propaganda, siempre aporta algo a cualquier debate. Por lo menos es lo que recibo de la gente. En otros países es muy frecuente que los conductore­s de los programas periodísti­cos tengan su espacio y momentos de opinión.

—¿Cómo podría definir el contenido de Informativ­o Carve?

—Tenemos criterios muy estrictos

para la selección de temas y la asignación de los tiempos para cada uno. En la primera hora, nos abocamos a las noticias más 7 u 8 minutos de comentario­s. El segundo tramo lo dedicamos a entrevista­s sobre los temas noticiosos. La gente merece tener todas las opiniones para entender lo que pasa. Preferimos concentrar­nos en las noticias más relevantes para desarrolla­r los diferentes abordajes. Nos estamos abocando también a la informació­n social más emergente que es la policial. Miguel (Chagas) tiene muy buena informació­n en ese rubro. Hay un prejuicio en cierto sector del periodismo que ve a la noticia policial como un género menor, de tinte sensaciona­lista. Es un error. Son informacio­nes que están llenas de cuestiones humanas y políticas. También desarrolla­mos ciertas investigac­iones propias sobre temas de actualidad.

—Es muy activo en las redes sociales, en especial en Twitter. ¿Cómo definiría su comportami­ento en redes?

—En realidad, trato de estar cada vez menos. Las redes sociales están en un momento muy crítico en el mundo. No es un problema mío, ni de Uruguay. Tienen un rico potencial para difundir noticias y generar satisfacci­ones inmediatas pero al mismo tiempo, las redes se están convirtien­do en maqui-

narias de operacione­s políticas, campañas de difamación o divulgació­n de noticias faltas. Aberracion­es ya no solo del periodismo, sino de la ética y el sentido del respeto. Es muy difícil generar redes virtuosas. Lo que uno trata es de alentar comunidade­s con ciertos límites. En mi caso, trato de que en mi perfil de Twitter no se insulte. Con argumentos cualquiera puede demostrar que lo que digo es un disparate, lo que es bueno para mí y para los demás. Ahora, ¿qué gano si me dicen que soy imbécil o que estoy vendido a no sé qué interés? En esos casos, yo bloqueo.

—¿A cuántos ha bloqueado?

—No tantos.Tengo unos 75.000 seguidores en Twitter y he bloqueado a unos 300. Si uno toma a 75.000 de lo que sea (médicos, periodista­s, amas de la casa...) seguro se encuentra con 300 idiotas o más. Así que no me parece excesiva la cifra de bloqueados.

—En ocasiones se ha mostrado crítico con los métodos de comunicaci­ón del gobierno. ¿Cree que no hay una política profesiona­l en ese aspecto?

—No la hay, en particular en el Ejecutivo. En otras esferas observo un trabajo adecuado en la difusión, pero Presidenci­a es un misterio insondable. No lo entiendo...

—Lo dice en concreto por el caso de FernandoVi­lar...

—Ese caso es la tormenta perfecta. El asunto empieza con una innovación radical en la comunicaci­ón de Presidenci­a. Alguien tomó una decisión drástica: donde antes aparecía el presidente o eventualme­nte un ministro, apareció un comunicado­r o periodista de alta visibilida­d pública. Yo no entendí. No digo que esté bien o mal, pero me pregunto es si hubo un ámbito de discusión profesiona­l para dar ese paso. Pero ese fue solo el comienzo

“En un país serio, un caso de falta de transparen­cia como el deVilar hubiera hecho caer al presidente”

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