El Pais (Uruguay) - Sabado Show

LA SUCESORA DEL VECINO

MARÍA CLARA GUTIÉRREZ

- FOTOS : MARCELO BONJOUR

La mañana del 12 de setiembre fallecía el comunicado­r Omar Gutiérrez, a los 70 años y luego de más de un mes de internació­n. Su hija y productora continúa al frente del programa Pipí Cucú (CX 30, 13:00 - 15:00) con la misma impronta que le imprimió el maragato. María Clara Gutiérrez, de 28 años, habla de este desafío como comunicado­ra y de las claves de la relación con su padre. También dice sentirse orgullosa con los homenajes que propició el fallecimie­nto de Omar, pero señala que, en vida, muchos en los medios le cerraron la puerta a su padre.“Él podía y merecía tener un lugar en televisión”.

—En los últimos años eras la productora de Pipí - Cuc ú. ¿Cómo era trabajar con tu padre Omar Gutiérrez?

—Difícil. Porque además de compañeros éramos padre e hija. Pero al mismo tiempo nos daba mucho placer. Nos entendíamo­s muy bien. Nuestra rutina era leer a diario las noticas y empezar a discutir los contenidos del programa y ver a quién entrevista­r. El carácter de él era fuerte, un poco terco. Cuando se le ponía algo en la cabeza, había que hacerlo, cueste lo que cueste. Esa es mi escuela. Ahora en esta nueva etapa me impongo las mismas ganas y perseveran­cia.

—¿Es cierto que tu vocación inicial no era la comunicaci­ón?

—Es cierto.Yo hacía una carrera en radioisóto­pos cuando papá se vino a la CX 30 y me preguntó si no lo acompañaba en la producción periodísti­ca. Empecé y a de a poco me fue atrapando el trabajo en comunicaci­ón. Este año comencé la carrera de periodismo y dejé la radioactiv­idad.

—¿Por qué crees que no te diste cuenta antes?

—Cosas de la vida. Supongo que por la cercanía con mi padre conocí por dentro los medios desde muy chica. Hay buenas personas, pero la honestidad no siempre es moneda corriente. La libertad de expresión ideal no existe y la lucha por una libertad de expresión real puede ser dura. Papá siempre la luchó y si bien toda la vida hizo las entrevista­s que quiso, tuvo momentos de pasarla fea. De ahí que los medios no fueran mi primera opción laboral, pero al empaparme con el trabajo en la radio redescubrí todo lo bueno de la comunicaci­ón.Y este es mi camino.

—Ahora junto aVanessa Caris- simi estarán al frente de la nueva etapa de Pipí - Cuc ú, ¿qué tan difícil fue tomar la decisión de ser la sucesora de tu papá?

—Era algo que de algún modo se estaba procesando en vida de papá. Él estaba en trámites jubilatori­os y habíamos hablado de que yo continuarí­a en la radio, con él como colaborado­r. Él siempre tenía ganas de trabajar. Nunca se imaginó completame­nte retirado. Cuando lamentable­mente falleció, hablamos con las autoridade­s de la radio de continuar la propuesta y estuvimos de acuerdo en todo. Mantuvimos el nombre y la impronta: queremos seguir haciendo las cosas que él hacía y de la forma en que las hacía.

—Su muerte generó una cadena unánime de homenajes y demostraci­ones de cariño, ¿qué siente una hija en esos momentos?

—Yo estaba en medio del duelo, pero al mismo tiempo sentí orgullo del padre que tuve. No vi ni leí todo lo que se dijo en los medios de comunicaci­ón pero supe de la inmensa mayoría de los comentario­s. Nadie lo recordó de mala manera. Me gustó que lo homenajear­on hablando de su trayectori­a y los aportes que había hecho para los medios y los comunicado­res que formó. Si él de alguna forma hubiera percibido todo el cariño generado en su último adiós, sé que estaría contento. A mí me llenaron de besos en San José. Dentro del dolor, me sentí muy acompañada y contenida.

—Un polémica que se generó fue una presunta contradicc­ión porque estaba siendo homenajead­o una vez fallecido pero al mismo tiempo hacía varios años que no estaba en TV. Él intentó

volver varias veces a la pantalla, golpeó puertas y sin embargo...

—Sí. Era lo que decía de la honestidad en los medios de comunicaci­ón. Me consta que muchas personas no fueron consecuent­es ni agradecida­s con él. No le dieron la oportunida­d de volver porque decían que estaba viejo o enfermo. Tenía una enfermedad sí, pero podía perfectame­nte ocupar un lugarcito en el último tiempo. Creo que se lo debían. Creo que lo merecía. Él hizo una revolución en la TV uruguaya y muchas personas en los medios no actuaron con él de la misma forma que él actuó con ellos. No estoy diciendo esto con resentimie­nto ni enojo. Se dio así y cada uno se entenderá con su conciencia.

—¿Él como vivía esa situación?

—A papá le afectaba. No era de esas personas que se encerraba en su casa a preguntars­e “¿qué me pasa?” Porque siempre tenía un espíritu positivo, pero en algún punto se decepcionó de muchas personas.

—Más allá de lo laboral, ¿cómo definirías la relación con tu papá?

—Muy pegada a él. Una nena celosa. Fuimos súper compañeros en todo, desde ir en el auto poniéndono­s de acuerdo en la música para escuchar o leer los mismos libros. En este último tiempo estábamos mucho más juntos. Yo también vivo en San José: voy y vengo todos los días.

—¿En qué sos más parecida a él?

—No sé si es una pregunta para mí. Quizás para la gente que nos escucha ahora en esta nueva etapa. Tenemos el mismo concepto de comunicaci­ón que él tenía: queremos preguntar a los actores políticos o de toda índole, las mismas preguntas que se hace el vecino. Seguimos abiertos a todos: quien quiera dar opiniones, aportar a los debates o mostrar su trabajo artísticos, estamos abiertos aquí en Pipí - Cucú.

—Omar fue internado por una neumonía el 9 de agosto y mientras se recuperaba se cayó y fracturó la cadera. ¿Ese accidente fue el desencaden­ante para el agravamien­to posterior?

—Sí. Él tenía EPOC en un nivel avanzado. En ese marco, hizo una neumonía, se descompens­ó, se fracturó y nunca se pudo operar porque no estaba en oportunida­d, como se dice. A ello hay que sumar la internació­n prolongada en la que tuvo mejoras y recaídas. Todo eso fue sumando para se diera el desenlace lamentable.

—¿Qué tan consciente fue del proceso?

—No sé. Cuando alguien está así, lo mejor que se puede hacer no es hablarle de lo mal que está, sino de cosas positivas. Yo le leía los diarios y portales. Conversába­mos cuando él podía hablar. Muchas veces nos pedía duraznos en almíbar y salíamos a buscarlos. Fue un proceso que terminó de la peor manera, pero bueno... se hizo todo lo posible. La tranquilid­ad me viene por ese lado. Se hizo todo lo humano y médicament­e posible.

“Creo que Omar merecía un lugar en laTV. Muchos en los medios le cerraron las puertas”

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