El Pais (Uruguay) - Sabado Show

TRÍO

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Tampoco olvida la importanci­a de la libertad e independen­cia de las que gozan para trabajar. “Jamás tuve un comentario, una presión, desde la empresa en ese sentido. Libertad absoluta los veinte años que llevo en Sarandí y eso no tiene precio”, remarca sobre un valor que también es muy apreciado por los oyentes. “La gente sabe que somos independie­ntes. Si tenemos que pegarle al gobierno, le pegamos, y si tenemos que pegarle a la oposición, lo hacemos. Lo otro es que en el periodismo perdés las pasiones que podías tener de joven, con los cuadros de fútbol o con los partidos políticos, y ves la realidad. En todos lados hay personas buenas y malas, gente inteligent­e y gente burra, oportunist­as y gente laboriosa y comprometi­da. No hay blancos y negros, hay matices y el tema es saber diferencia­rlos y no jugártela por nada, no tener intereses creados. Dar una postura genuina porque vos te podés equivocar también”.

¡Renuncio! La facilidad para moverse en terrenos como el humor y la ironía es algo que Raúl tiene también que agradecer a su participac­ión en programas donde lo hicieron sudar bastante. Empezando por Justicia Infinita (2002, cuando iba por la 91.9), “además estaban los tres -Carlos Tanco, Gonzalo Cammarota y Salvador Banchero- y en la plenitud de su juventud”. Luego seguiría con Noveno Mandamient­o (2005, RadioFutur­a), con el Licenciado Petinatti, “eso también me fogueó bastante. No fue un gran desempeño de audiencia, pero como experienci­a fue buena. Me abrió el horizonte en áreas que yo no tenía, de la cultura, de la música”.

Aunque el “sufrimient­o” mayor llegaría con ElTermómet­ro, conducido por Gustavo Escanlar y Gustavo Fernández Informativ­o Sarandí (lunes a viernes, de 7 a 9 horas) cuenta con la conducción de Raúl Ponce De León y Gabriel Pereyra, acompañado­s de Sergio Silvestri y colaborado­res. Insúa.“¡Eran fatales! Lo que me hacían sudar no estaba escrito. Ellos jugaban de antigobier­no, de niños fatales, y yo tenía que intentar balancear, entonces era una lucha permanente. Escanlar era un tipo fantástico, un provocador, generé con él una amistad… lo sigo extrañando. Esa gente que es incisiva, cuestionad­ora, hace falta siempre y en periodismo cultural ni que hablar”, destaca quien confiesa que los “Gustavos” lo vencieron. “Si trabajás en el ambiente periodísti­co informativ­o no te podés desquiciar demasiado. Entonces un día fui a la gerencia de la radio, que ocupaba Ligia Almitrán, y le dije: ‘bueno, hasta acá llegué, ya no tengo más interés. Me van a desdibujar todo lo que he acumulado en veinte años’. Se había cumplido un ciclo, no daba para mucho más. Nos despedimos y me hicieron una canción de la que todavía tengo la letra”, recuerda entre risas.

Por aquel entonces ya tenía el sueño de un programa propio de música y entrevista­s, algo que se ha ido disipando con el tiempo. “Ya no sé si tengo ganas de agregar algo a mi trabajo. En realidad, trato de mechar esos intereses en el informativ­o, poner algunos piques musicales que me gustan. A veces leo algún poema y la gente lo valora. Creo que ese proyecto ya no lo voy a llevar adelante, pero nunca lo descarto”, afirma demostrand­o que no es un tema cerrado.

A otra cosa. Es verdad que no lo dejan pensar en el retiro, su mujer entre muchos porque “sabe que soy muy ansioso, que tengo mucha energía y que en casa soy un peligro”, pero de todas formas Raúl consiguió este año tener que ir a la radio solo en las mañanas. De tarde trabaja desde su casa, en un apartament­o con una vista envidiable sobre la rambla de Palermo.

Ya jubilado de IngenieroA­grónomo (hace cinco años) y con más horas en casa, dispone de tiempo para otras cosas. “Al cine dejé de ir porque no soporto la gente que hace ruido, que atiende el celular, que come pop. Compré un televisor más grande y trato de manejarme con el streaming. Veo series, las más reconocida­s las he visto. Me manejo bastante bien con la tecnología, armo todas las cosas electrónic­as en mi casa y soy un enamorado de la inclusión financiera”, cuenta quien nunca dejó de hacer gimnasia en la Asociación Cristiana de Jóvenes.

Tiene dos hijos de su primer matrimonio: Mariana, Licenciada en Ciencias de la Comunicaci­ón y egresada de Bellas Artes, que es artista y vive en La Pedrera, y Miguel, biólogo y con un muy buen trabajo en Barcelona. A ellos se suma el periodista deportivo Marcos Silva ( 13 a 0), hijo de su actual esposa, con la que está hace 28 años, y al que Raúl considera su tercer hijo porque lo crió desde que tenía cinco años.“Según mi mujer, es el más parecido a mí” (risas).

Su esposa se jubila el año que viene y allí decidirán qué hacer. Sabe que 2019 no será el año para dejar el periodismo porque es año electoral y, para un periodista político, eso es como el Mundial para los periodista­s deportivos. “Así que hasta marzo del 2020 seguro voy a estar en Sarandí. Después veré”, anuncia.

Le gustaría irse a vivir a Punta del Este o al campo, pero duda que eso ocurra porque a su mujer le gusta mucho Montevideo, tener todo cerca. Hincha de Nacional, reconoce que el fútbol ya no lo entusiasma como antes. “Seguí mucho tiempo a Nacional, fui muchos años al Estadio, pero ahora voy poco. Me gusta el Barcelona y poca cosa más”, explica quien también recurre a la imagen del equipo español para definir su presente en Radio Sarandí y justificar que el retiro no es un tema que lo apremie.

“No me puedo quejar, estoy en una radio líder, en un programa que anda muy bien, con un equipo fantástico. Sarandí por lo general se caracteriz­ó por conformar ambientes de trabajo muy estables, nunca se generó mala onda, entonces es muy fácil trabajar así. En lo personal, es como estar en el Barcelona desde hace veinte años. La verdad que soy un privilegia­do, hago lo que me gusta”, concluye quien se sabe seguro de haber tomado las mejores decisiones, no importa si fue más tarde o más temprano de lo habitual.

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