El Pais (Uruguay) - Sabado Show

ANNASOFÍA SIN RED.

La conductora Annasofía Facello dio de baja su red social, se cambió el look y se prepara para el desafío de un programa propio.

- P ABLO C AYAFA F OTOS : C AROL K UCHMAN

La conductora de Escape Perfecto frente a un año de cambio.

“CERRÉ INSTAGRAM PARA ENCONTRARM­E CONMIGO MISMA”

El 2019 encontrará a Annasofía Facello en una situación diferente a otras en las que brindó por el año nuevo. La conductora de Escape Perfecto tiene entre manos un programa propio que verá la luz en breve, un nuevo look de pelo corto y cerquillo, y más tiempo libre tras haber clausurado su Instagram, donde acumulaba miles y miles de seguidores.“No me gusta que me llamen influencer”, desafía. La inquieta comunicado­ra se confiesa en Sábado Show y revela los motivos que la alejaron de las redes, expresa su interés por el espiritual­ismo y cuenta cómo pasó su cumpleaños sola en Japón.“Nadie me banca los viajes, los pago con mis ahorros”, aclara.

“Estoy sola desde hace bastante tiempo y me siento cada vez mejor. No tengo ganas de buscar pareja”.

—¿Qué se puede saber acerca del nuevo programa sobre cerveza artesanal que te va a tener en la conducción?

—Se va a llamar Brewmaster: Bizarra busca al cervecero del año. Estamos invitando a todos los cerveceros caseros apasionado­s por esa actividad para que participen por premios que están buenísimos. Es un programa que busca promover la producción de cerveza artesanal. Yo estoy muy contenta y agradecida por la oportunida­d a Canal 10 y la productora Oz, y a Bizarra que es la que impulsa este formato.

—¿Consumís cerveza artesanal?

—Sí, está buenísima porque no tiene tantos químicos. No soy de tomar mucho alcohol, pero cuando lo hago me gusta la cerveza. En verano está bueno salir a tomarse una cervecita con amigas.

—Es el primer programa que te va a tener sola en la primera línea, ¿cómo asumís esa responsabi­lidad?

—Estoy contenta porque me encantan los desafíos. Es una oportunida­d buenísima y tengo muchas ganas de hacerlo. Me encanta hacer programas con gente común que no trabaja en televisión, como hacemos en Escape perfecto. Para este proyecto voy a hacer un curso para aprender a hacer cerveza como para adentrarme en ese mundo que me es ajeno.

—¿Por qué cerraste tu cuenta de Instagram?

—Necesitaba vacaciones. Instagram es una herramient­a útil para comunicar si uno sabe utilizarla. Yo le estaba dedicando demasiado tiempo y no estaba teniendo un vínculo sano con esa herramient­a. También me quise alejar porque si bien está buenísimo que estemos todos conectados, me di cuenta de que en la cultura en la que estamos inmersos hay mucha desconexió­n con uno mismo.Yo estoy en una etapa en la que quiero mirarme hacia adentro y no hacia afuera. Por la exposición de mi trabajo estoy todo el tiempo hacia afuera, así que ahora quiero reencontra­rme conmigo misma. Y en Instagram uno está todo el tiempo mostrando lo mejor de uno para buscar la aprobación de los demás a través de los likes que son una porquería. Por eso no me gusta que me llamen influencer.

—¿Qué te llevó a tomar la drástica decisión de cerrar la cuenta en lugar de empezar a dedicarle menos tiempo?

—Yo soy drástica. Me gusta tomar determinac­iones. La cerré para tomarme un tiempo para pensar sobre las cosas que quiero comunicar y cuál quiero que sea mi perfil. Además precisaba un poco de silencio. El Instagram me aturdió. Ahora también pienso en el tiempo innecesari­o que le dedicaba al Instagram y veo que se lo puedo dedicar a las cosas que realmente me llenan.

—¿Cómo era ese mal uso que le dabas?, ¿eras adicta a esa red?

—Estaba un poco adicta, pero no lo pongas de título (risas). Estaba leyendo todo el tiempo el feedback de gente que no me conoce y que se hace una idea de mí que no es real.Yo me muestro tal cual soy, pero tampoco está bueno exponerse tanto. Una entra en un círculo vicioso.

—¿Había comentario­s que te dolían?

—Sí, soy una persona muy sensible. Sé que debería ignorar los comentario­s de la gente, pero a mí me afectan. Yo por suerte recibo comentario­s muy lindos, pero también hay otros de cuentas falsas que descargan lo peor. A los que se pasan de rosca yo los bloqueo.

—Has dedicado tus meses libres a viajar, ¿qué función cumplen los viajes en tu vida?

—Me gusta mucho viajar. Estuve

en Estados Unidos porque mi hermana vive allá y este año nació mi segundo sobrino, y a fines del año pasado estuve en Bali, Japón, Madrid y México. Me sirve para crecer a todo nivel. Me gusta conocer culturas nuevas, gente nueva, perder los prejuicios y ampliar mi cabeza. Si uno tiene la posibilida­d, está buenísimo poder hacerlo. Yo lo hice por mis propios medios, por más que en Instagram me preguntaba­n quién me bancaba los viajes. Por ahora me banco las cosas yo misma. Yo ahorro para viajar, que es la mejor manera de gastar la plata.

—¿Te gusta viajar sola?

—Sí. El año pasado viajé sola siete meses seguidos, que puede ser mucho. Pasé mi cumpleaños sola en Japón, que fue el mejor regalo que me pude hacer porque siempre me gustó mucho la cultura japonesa.

—¿Sentiste la soledad en algún momento?

—Sí, sentí bastante soledad. Tuve momentos de alegría y de tristeza. Pero es interesant­e estar sola en una cultura distinta. Obviamente a veces una quiere compartir las experienci­as con otra persona, pero también es positivo guardarse cosas para uno mismo.

—¿Y en el día a día disfrutás estar sola?

—Sí. Yo estoy sola desde hace bastante tiempo y me siento cada vez mejor. A medida que pasa el tiempo soy más amiga de mí misma. Le encontré el disfrute a estar sola. Yo encuentro la paz de estar conmigo. Cuando una está bien, eso es maravillos­o. Tuve momentos en los que no estuve bien, pero son etapas. Hoy no tengo necesidad ni ganas de buscar una pareja.

—¿No te dan ganas de salir a conocer gente?

—No. Antes siempre quería salir con alguien o al menos gustar de alguien. Ahora no siento esa necesidad. Hago mis cosas y le dedico el tiempo a mis amigas y mi familia. No tengo ganas de conocer a alguien.

—¿Has tenido amores esporádico­s en tus viajes?

—No, tampoco. Aparte estaba en otro plan. Cuando una viaja sola, no se pone a charlar en profundida­d con gente ni sale de boliche. Cuando viajo, salgo a caminar por cualquier calle con los auriculare­s puestos.

—Hablabas de la importanci­a que le das al tiempo para vos, ¿a qué se lo dedicás?

—Leo varias cosas al mismo tiempo: novelas, libros sobre budismo, espiritual­ismo. También escribo y hago catarsis a través de la escritura.

—¿Te gusta la política?

—No me gusta nada la política. Me gustan las artes, las cosas más sensibles y humanas. En la política falta humanidad, empatía y tolerancia. Le falta eso de ver al otro como a un igual y no como a un enemigo. Eso es algo que le está pasando a la sociedad en general.

—¿Hablás sobre estas cuestiones con tu padre Guillermo (Facello, diputado)?

—Sí, claro. Hablo bastante con mi padre, y también con mi madre. Me gusta aportar otro punto de vista.

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“No me gusta nada la política. Le falta humanidad, empatía y tolerancia”, dispara la comunicado­ra e hija del legislador.

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