El Pais (Uruguay)

El pintor uruguayo que retrata a la nobleza europea

Princesas, duques, condesas y marqueses han posado para Osvaldo Leite

- CAMILA BELTRÁN

El atelier del pintor uruguayo Osvaldo Leite está lleno de cuadros, aunque luce bastante ordenado. Hay cuadros apilados en estantería­s, cuadros en las paredes, cuadros en el piso y cuadros, por supuesto, en varios caballetes. No faltan bustos y esculturas, algunas que realizó en sus comienzos cuando apenas tenía 12 años y que aún conserva sobre un estante de concreto que también sirve de biblioteca. Allí, junto a decenas de libros, guarda pinceles, espátulas y pomos de óleo, vasijas y balalaikas rusas, un instrument­o musical presente en varias de sus obras.

El estudio, luminoso y de amplias dimensione­s, ocupa el segundo piso de su casa de Punta Carretas, donde vive hace casi 30 años. La residencia fue construida en 1931 por el arquitecto Juan Antonio Scasso, quien había construido un año antes el Estadio Centenario. Durante muchos años esa casa perteneció al pintor Carmelo de Arzadun, hasta que a fines de los 80 Leite la compró. Allí reside solo unos meses al año porque la mayor parte del tiempo vive en Europa.

SU TRAYECTORI­A. A lo largo de más de tres décadas recorrió España, Escocia, Italia y Bélgica, entre otros países, retratando en óleo a la nobleza europea. La ciudad de Bruselas es hoy su principal base de operacione­s. Allí muchos lo consideran su

Se alojó en más de 200 casas de nobles europeos mientras realizaba retratos.

“pintor exclusivo”.

Su pincel ha inmortaliz­ado a princesas, duques, condesas, barones y marqueses.

Ha retratado a los Duques de Brabante —título de los príncipes herederos de Bélgica— y al conde Henri d’udekeim d’ascoz, padres de la actual reina Matilde de Bélgica. También a Monseñor Maurice de Germiny, obispo de Blois (Francia), al conde alemán Frans Ludwig von Stauffenbe­rg y a los príncipes de Collalto et San Salvatore (Italia).

Los presidente­s Jacques Chirac (Francia) y José María Aznar (España), son algunos de los políticos europeos que le encargaron retratos; y en América, Raúl Alfonsín (Argentina) y Eduardo Frei (Chile), entre otros.

También varios retratos de políticos y personalid­ades uruguayos se pueden apreciar hoy en el Palacio Legislativ­o, en la Cancillerí­a y en el corredor de la sede del BROU en Ciudad Vieja, donde están enmarcados todos los presidente­s del organismo (ver página B2).

UN LARGO CAMINO. Llegar a esas personalid­ades fue una suerte de odisea. Cuando tenía 35 años, luego de haber ahorrado una cantidad suficiente de dinero con la venta de sus primeras obras, decidió irse de viaje con su esposa y sus tres hijos mayores. “La idea era ir a un lugar por ocho meses, a estudiar y seguir preparándo­me, pero terminé quedándome por 20 años en distintas ciudades de Europa”, contó a El País en una charla que mantuvo en su casa de Punta Carretas. El primer destino que eligió fue Ibiza, “el paraíso”, según describió Leite.

Un día salió a caminar y vio un auto con un cartel: “Se vende”. Llamó al dueño y fue hasta la casa a probarlo.

“Entre charla y charla le comenté que era uruguayo, y que era pintor. Enseguida me dijo que su hija se iba a casar y me preguntó si podía pintar los retratos de la pareja”, contó Leite. Sin dudarlo respondió que sí. Con el tiempo, el boca a boca derivó en otros encargos.

Unos meses después el director de la Caixa, un banco en Ibiza, lo invitó a realizar una exposición en sus instalacio­nes. Al terminar, le dijo que había sido la mejor que habían tenido en años y le ofreció exponer en cualquier otra sucursal que el banco tenía en Barcelona o las Islas Baleares. A partir de allí no paró. Expuso en la sucursal de Pollensa, un balneario turístico de Mallorca donde estuvo un mes viviendo en una casa rodante. Allí pintaba sus obras, hasta que la gran demanda hizo que se instalara en una casa por cuatro años. Luego su fama lo llevó a trabajar en Holanda, Inglaterra, Alemania, Italia y finalmente, a Bélgica.

Desde entonces, ha residido por períodos en más de 200 casas y castillos de Europa, propiedad de los nobles que lo contrataba­n y lo alojaban en sus mansiones durante el tiempo que demandaba el retrato.

El año pasado, antes de regresar a Uruguay, vivió durante algunos meses en el Palacio de Laeken, residencia de los reyes de Bélgica, donde retrató a diversas personalid­ades de la nobleza de ese país.

EXIGENCIAS. “Cuando pinto soy medio dictador, trato de imponer las leyes porque conozco un poco más sobre pintura que la gente a la que retrato. Aunque siempre intento llegar a un acuerdo”, explicó Leite. Hay ciertas cosas —dice— que suele aconsejar. Por ejemplo, que la vestimenta que lleve puesta la

GGG

 ??  ?? ATELIER. El pintor Osvaldo Leite en su casa de Punta Carretas realizando un retrato; allí conserva cuadros que pintó hace varios años.
ATELIER. El pintor Osvaldo Leite en su casa de Punta Carretas realizando un retrato; allí conserva cuadros que pintó hace varios años.
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 ??  ?? Princesa Claire de Bélgica con su hija.
Princesa Claire de Bélgica con su hija.
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Princesa Alexandra Sayn Wittgenste­in.
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Conde d’udekem d’ascoz, padre de la reina.

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