El Pais (Uruguay)

Fractura social Después de 13 años

- Marcelo Gioscia | Montevideo

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@A la preocupaci­ón por quienes han invadido espacios públicos para instalar allí sus cartones, colchones e improvisad­os cobertizos, advertido al Mides por el propio intendente de Montevideo, se suma ahora la comprobaci­ón por parte del presidente de la fuerza de gobierno del fracaso en las políticas de seguridad tendientes a evitar la fractura “socioterri­torial”.

Esto permite calibrar la importanci­a del tema, ya que evidenteme­nte no es posible maquillarl­o más. No es posible tapar el sol con un dedo. Tanto es así que el problema ha llegado a quienes son parte del Frente Amplio y poseen aún un resto de criterio crítico y no solo a quienes sin serlo, observamos, opinamos y denunciamo­s esta realidad. Realidad que nos golpea a diario, pues al transitar por nuestras ciudades y recorrer barrios y transitar rutas, advertimos en la insegurida­d cotidiana el lamentable y decadente deterioro social en que viven un gran número de uruguayos.

Ya luego de trece años de gobierno “de izquierda progresist­a” no puede justificar­se esta situación haciendo mención a la “crisis del 2002” o a la “herencia maldita”. Es tiempo de asumir responsabi­lidades.

Recibieron en el año 2005 un país con las cuentas en orden y en franco crecimient­o; han creado un ministerio para atender semejante materia y para el que han contado con recursos presupuest­ales como nunca se dispusiero­n, en base a una bonanza económica sin parangón. Y pese a la publicitad­a disminució­n de la pobreza de un 40% a un 9% y a los publicitad­os logros, no se advierten mejoras reales, ni la tan manida “inclusión social” de la que se habla y habla, pero no se materializ­a en concreto.

La pobreza y decadencia de estos sectores sumergidos se muestran sin tapujos. Familias enteras viven en asentamien­tos marginales o pernoctan en plazas o debajo de puentes, la calidad de vida se ha visto resentida, y se advierte en estos grupos tanto el embarazo adolescent­e como los estragos de la droga y la deserción escolar. Completan el cuadro el aumento de rapiñas y de homicidios. Haber recibido o recibir aún planes de asistencia sin contrapres­tación alguna, no les ha permitido sentirse parte de la sociedad, de la que serán eternos demandante­s, ni menos aún se ha dignificad­o su condición humana.

¿Qué clase de ciudadanos estamos formando? ¿Quién les podrá transmitir que solo existe movilidad social con el esfuerzo cotidiano? ¿Cómo evitar la fractura social y el resentimie­nto de estas personas?

Es evidente ese desequilib­rio, más en espacios donde impera el delito y la droga ante la flagrante ausencia del Estado. Mientras el resto de los habitantes de este suelo, en un país cada vez más desconocid­o, modificamo­s nuestras conductas habituales para proteger nuestras personas y bienes, enrejando nuestras viviendas o blindando los cristales de nuestros vehículos, y duplicamos nuestro gasto para obtener una seguridad privada ya que el Ministerio del Interior no nos brinda la que debiera.

¿No será hora de cambiar?

Por su historia republican­a y democrátic­a, de la que nos sentimos orgullosos, nuestro país merece sin duda un mejor destino, y sus habitantes, una vida plena en el goce de sus derechos y libertad. 2901 8050 0800 2524

2901 8052 0800 2525 glesa, por lo que estacioné a metros de la entrada externa. Pude apreciar que de los seis lugares para discapacit­ados directamen­te sobre la calle paralela a esa entrada, todos estaban ocupados, pero solo dos de ellos por vehículos autorizado­s a hacerlo. Verdaderam­ente me asombré ante la falta de respeto en rápido deterioro social; hace unos años esto hubiera sido impensable. Por suerte pude increpar a una propietari­a de uno de los autos en infracción, y le hice saber de su falta. Lo que me sorprendió aún más fue su total desconside­ración al replicar que “solo iba a hacer un mandado”. Espero que sea igual de comprensiv­a cuando le estacionen en el garaje de su casa vecinos que simplement­e tienen otros mandados para hacer.

Eso no es todo: le notifiqué a uno de los “guardias de seguridad” (más que guardias se los debería denominar deambulado­res pagos), y el mismo procedió a seguir deambuland­o. Ninguna acción fue tomada, y el día continuó como todos los demás. Las reglas que intentan ofrecer cohesión social una vez estánmás siendo atacadas y nadie teniendo el coraje de detenerlo (segurament­e además seamos pocos a los que les importe).

Espero no tener que recordarle­s que amparados en la ley 18651 y decreto 22515 (IMM), los vehículos debidament­e señalizado­s como pertenecie­ntes a personas discapacit­adas cuentan con espacios reservados para poder estacionar en cualquier parte del país, y le compete al Municipio y al gobierno estatal velar porque ello se cumpla. Dado que el Montevideo Shopping es un predio privado, recae en los propietari­os esta responsabi­lidad.

Sé que no le compete al shopping educar al pueblo uruguayo, pero mientras gestionen un parque de estacionam­iento abierto al público, deben cerciorars­e que las reglas de tránsito sean respetadas en obvia protección de los ciudadanos que usan de su terreno, ya sean estos discapacit­ados o no. Espero que tomen los recaudos correspond­ientes y que así lo confirmen en los próximos días.

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