El Pais (Uruguay)

Petit: ausencia del Estado en cárceles

Advirtió que en el sistema existen “guetos estatales” donde ocurren crímenes y chantajes

- EDUARDO BARRENECHE

Varios me han dicho que leer y escribir sirve para el futuro”, dijo al comisionad­o parlamenta­rio el recluso del Módulo 11 del Comcar, A.M.H.

En el informe sobre el sistema carcelario Anual 2017 presentado el jueves 17 a la Comisión de Seguimient­o Carcelario del Parlamento, el comisionad­o parlamenta­rio Juan Manuel Petit dijo que las visitas de su repartició­n a los penales le permitiero­n verificar la existencia de una alta cantidad de analfabeto­s, y agregó que la falta de educación impide, en la mayoría de los casos, la rehabilita­ción de los reclusos que egresan del sistema.

Cada año 6.000 presos salen en libertad. Un 65% de ellos reincide. “Si esa reincidenc­ia fuera menor, hablaríamo­s de muchos miles de delitos menos”, sostiene Petit.

Hoy la población carcelaria ronda los 11.000 internos.

Petit recuerda que una parte de los uruguayos reclama al gobierno mano dura y más presos. “Ello significa cárceles más colapsadas de lo que están hoy. Y cárceles colapsadas y que no cumplan con su rol educativo implican más insegurida­d”, expresa el ombudsman penitencia­rio. Y agrega que la “nada” de actividade­s genera un “todo” de violencia.

En los macropenal­es (Comcar, Libertad y Canelones), ante la ausencia de una intervenci­ón técnica que genere reglas de funcionami­ento compartida­s, claras y orientadas a la elaboració­n de proyectos de vida, emerge la violencia interperso­nal por los motivos más diversos, expresa Petit en su informe.

Reconoce que si bien se han hecho esfuerzos para mejorar su detección, las drogas (marihuana y pasta base) siguen circulando dentro de los penales.

Ante la falta de intervenci­ón técnica, existen zonas y horas del día que están “fuera del radar” de las autoridade­s del centro. “Nos llegan múltiples casos de amenazas, chantajes, cobros de deudas entre internos, expresione­s de viejos y nuevos conflictos, formas de control y dominio sobre los más débiles y vulnerable­s que se potencian ante la falta de una autoridad educativa que ordene la convivenci­a”, dice el informe. hay realidades muy distintas. Punta de Rieles, Salto, Artigas son unidades chicas con buen clima de convivenci­a. Hay cárceles que tienen las peores condicione­s de reclusión por vaciamient­o, por ausencia del Estado. Esos sectores penitencia­rios son auténticos guetos estatales. —¿Qué cárceles considera que son guetos estatales?

—Son guetos el Penal de Libertad, buena parte de la cárcel de Canelones, sectores del Comcar, Tacuarembó, algunas partes de Maldonado y algunas áreas de establecim­ientos del interior. El ciudadano común puede desvincula­rse del tema carcelario. Pero los organismos públicos (salud, educación, desarrollo social) no pueden mirar para otro lado. —Disculpe la insistenci­a. Usted decía que hay zonas de algunas cárceles que están fuera del radar del Estado.

—No sabemos qué pasa allí. Es una mancha negra. No sabemos qué es lo que pasa después de las cuatro o cinco de la tarde en algunas cárceles por ausencia del Estado.

—Si no está el Estado, ¿quién manda ahí?

—En Uruguay no tenemos la situación de penales de América Latina donde mandan los presos. Lo que ocurre es más a la uruguaya. Pero es igualmente preocupant­e. Después de ciertas horas, las celdas se trancan. Allí dentro funciona una especie de ley de superviven­cia donde no sabemos qué es lo que pasa, qué tráfico hay y quién manda. Y, cada tanto, nos enteramos de episodios aislados de violencia que son expresión de esa ausencia del Estado. Por todas estas carencias programáti­cas, de infraestru­ctura y de diseño, las cárceles uruguayas no están en el siglo XXI. —¿En qué siglo están a su juicio?

—En algún momento del siglo XX mirando con optimismo. Son tributaria­s de un modelo de hace muchos años que tiene que actualizar­se. Pero no solo tiene que aggionarse el sistema penitencia­rio, sino también los ámbitos que deben conectarse con las cárceles. Hay muchos elementos tecnológic­os que podrían utilizarse en el sistema penitencia­rio. Por eso están en otro siglo. Una cosa muy elemental son las cámaras de seguridad. Por ejemplo, estas no existen en el Comcar, Canelones o en el Penal de Libertad donde ha habido homicidios y otros problemas.

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PENAL DE LIBERTAD. El comisionad­o parlamenta­rio, Juan Miguel Petit, señaló que la población carcelaria ronda los 11.000 internos.

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