Desamparados
El liderazgo político con visión de largo plazo es clave para avanzar en el comercio, y Uruguay no lo tiene. Mientras los precios internacionales estén sostenidos el tema no preocupa. Pero arriesgamos perder pie...
sino de hacerlo con producciones más sofisticadas, que den genuinas oportunidades de trabajo directo, a través del desarrollo de nuevos productos y procesos, marcas, etc. Sin acuerdos comerciales amplios que den estabilidad a los emprendimientos y premien la calidad, será difícil. Más aún cuando –por nuestras propias virtudes- ya hemos ido perdiendo el acceso preferencial que teníamos en EE.UU. y la UE para ciertos productos industriales (textiles, cueros, maderas, etc.). Corremos el riesgo de quedar a medio camino: sin las concesiones históricas que se hacían a países en desarrollo, pero también sin los acuerdos que permiten ampliar el comercio a largo plazo.
Claro que no hay política comercial dinámica sin una vocación comercial explícita y profunda. Sin valorar el comercio y su expansión como un ámbito de avance y desarrollo para el país, toda negociación será más inercial que efectiva; incluso se corre el riesgo de firmar cosas de poca utilidad o directamente perjudiciales. Y en buena medida esto pasa por asumir que –al expandir el comerciohabrá sectores que se benefician y otros que se verán amenazados.
Pero nada de sentencias definitivas: dependerá de la capacidad de adaptación e innovación de cada parte el resultado final. Y siempre puede haber sorpresas. Porque los beneficios del comercio son para la sociedad en su conjunto, no para las empresas que actúan hoy, que – muchas veces- ni siquiera los visualizan cercanos. El liderazgo político con visión de largo plazo es clave para avanzar en el comercio, y Uruguay no lo tiene. Mientras los precios internacionales estén sostenidos, el asunto no preocupa. Pero arriesgamos perder pie y empobrecernos a largo plazo.