Tras los cimientos de la Celeste
Documental que se estrena el jueves narra tres victorias de la Selección uruguaya
Una película tiene que tener una estrategia de distribución desde el día uno. Eso es lo que le falta al cine nacional: estrategias. Visualizamos que la estrategia de distribución natural y lógica era salir antes del Mundial, porque si no te pasa la máquina barredora por arriba y vos ya tenés que estar instalado en salas. Teníamos que ponernos un cierre por nuestro bien.
Sebastián Bednarik: Queremos ver el Mundial tranquilos (se ríe).
A. V.: Siempre querés mejorar algo más. Sebastián en eso te lleva al límite. Con La Matinée llegamos con el rollo debajo del brazo al estreno. Cachila fue más o menos similar. Tenemos esa necesidad de hacer siempre esa cosita más. Sobre todo en esta cosa del puzzle de composición.
—¿Cuándo surgió la primera idea de encarar el proyecto?
S. B.: En 2014, cuando terminamos Maracaná, vimos como una línea sobre los grandes relatos de la Selección uruguaya, y faltaba cerrar esto. Son como precuelas. Empezamos a ir para atrás y ver qué había de los campeonatos de fútbol más allá del 50 en Brasil. Nos propusimos hacerla, armamos un guion, nos presentamos a los fondos, obtuvimos dos fondos de desarrollo, de Ibermedia y del ICAU, pero no de producción. En 2015 empezamos a hacerla propiamente con una fecha de estreno probable. Entre medio hicimos dos películas de Guzmán García (codirector de Sangre de campeones), el documental Fattoruso, inauguramos el estadio de Peñarol, hicimos cuatro temporadas de Boliches y el espectáculo El Delirio.
A. V.: En esos cuatro años la película fue construyéndose a la par que íbamos haciendo otras cosas. En Coral, de cinco podemos pasar a ser de repente 70, y para El Delirio éramos 150 en tres oficinas diferentes. Todo eso va caminando mientras la película va surfeando su ola.
—¿Qué aprendieron de Mundialito y Maracaná para llegar a Sangre de campeones? ¿Cómo cambiaron como realizadores?
S. B.: Fue un nuevo desafío, producto de las anteriores, contar toda la película con archivos. Fue la película más difícil para hacer porque era de la que menos archivos teníamos, y en la que es un puzzle más desarmado. No teníamos
“No queríamos que fuera una película de investigadores e historiadores”.