Un país sin nafta y falta de alimentos
GGG mioneros que ya lleva seis días consecutivos y que tiene desabastecido al país cuyo transporte de insumos y alimentos se realiza en un 90% por la vía terrestre.
Los bloqueos de los camioneros continúan a pesar de la tregua a la que llegaron en la noche del jueves con el gobierno de suspender la protesta durante 15 días, a cambio de un posible “impuesto cero” para el diesel y otras concesiones.
Durante la rueda de prensa Marun dijo que el Gobierno ya comenzó a aplicar multas por valor de 100.000 reales por hora (unos 27.777 dólares) a las empresas de camioneros que incumplan el acuerdo firmado para desbloquear las carreteras.
Las multas serán para las entidades responsables por actos que terminen en el bloqueo de las vías e incluso cuando haya ocupación indebida en los costados de las carreteras.
Los camioneros protestan por los elevados precios del combustible y la paralización amenaza con llevar al país hacia el colapso, después de que se registró la falta de productos básicos, como nafta, alimentos e incluso insumos médicos necesarios en los hospitales.
La escasez de combustible generó inmensas filas en las estaciones donde todavía quedaba nafta y obligó a cancelar más de 70 vuelos en diferentes partes del país, entre ellos Brasilia, uno de los más afectados y que registró falta de queroseno.
El sindicato de distribuidores de São Paulo (Sindipetro) anunció que 99% de las estaciones de servicio de la capital económica de Brasil ya tienen nafta y que tomará de 5 a 7 días para volver a la normalidad, cuando termine el conflicto.
El alcalde de São Paulo, Bruno Covas, que había decretado el estado de emergencia en la ciudad, declaró a periodistas ayer que la situación “es grave, pero está bajo control”.
Pero, en otras zonas de Brasil, la situación es de desabastecimiento de nafta y otros suministros esenciales. Por ejemplo, en Río de Janeiro, los problemas con el combustible afectan casi totalmente al transporte urbano. El organismo que administra los BRT —los ómnibus articulados introducidos durante los Juegos Olímpicos de 2016 que transitan por carriles exclusivos conectando numerosos barrios populares— anunció en Twitter que el servicio debió ser interrumpido por tiempo indeterminado debido a la falta de combustible. Los transportistas de carga realizan bloqueos de rutas, como este en las cercanías de la ciudad de São Paulo, para reclamar por el precio de la nafta.
El bloqueo obligó a paralizar la totalidad de las cadenas de montaje de automóviles, redujo la actividad de grandes frigoríficos y provocó una disparada de precios de los combustibles y los alimentos.
Ante el descontrol de la situación, el gobierno brasileño activó el plan de seguridad nacional y movilizó a las fuerzas federales de seguridad, que incluyen a las Fuerzas Armadas y la Policía Federal de Carreteras.
La decisión del gobierno se produce un día después de que se anunció una tregua de quince días con los transportistas en huelga, pero las paralizaciones continuaron en todo el país a pesar del acuerdo, lo que llevó a Temer a endurecer el pulso.
“No vamos a permitir que la población se quede sin los artículos de primera necesidad, que los hospitales se queden sin insumos para salvar vidas y que los niños se queden sin escuela”, aseguró Temer en un pronunciamiento en el palacio presidencial de Planalto.
Temer aseguró que el Gobierno ha tenido siempre “coraje para dialogar” y “ahora tendrá el coraje de usar su autoridad en defensa del pueblo”.
En la noche del viernes, poco después del mensaje del presidente Temer, los militares comenzaron a escoltar a camiones-cisterna en su acceso a las refinerías, principalmente en la de Duque de Caxías, cerca de Río de Janeiro.
BLOQUEOS. A última hora de la tarde de ayer sábado, el gobierno difundió un balance de la situación, en el que indicó que permanecen 596 puntos de bloqueos parciales de rutas federales en todo el territorio brasileño. El viernes había 519 bloqueos. Sobre la base de datos de la Policía Federal de Carreteras,
el gobierno señaló que 544 puntos fueron liberados. En la visión oficial, pese a que aumentó el número de sitios de bloqueo, el saldo es positivo porque el objetivo era despejar los grandes lugares, como las refinerías.
Miembros del gobierno explicaron que el número de puntos bloqueados obedece al hecho de que los camioneros mudan los lugares de su acción y hacen los cortes en lugares secundarios.
El combustible está casi agotado en las principales ciudades, el transporte público opera con menos de la mitad de la flota, la gente no tiene como llegar a sus trabajos y niños y jóvenes han tenido que permanecer en casa por el cierre de escuelas y universidades.
Temer califica de minoría radical a los camioneros que no aceptan el acuerdo.
Los transportistas advirtieron dos veces al gobierno que se venía el conflicto.
POSTURAS. Así como en São Paulo, otras ciudades como Río de Janeiro, Brasilia y Recife han sentido fuertemente las consecuencias de la huelga de camioneros, que exigen más medidas por parte del hobierno, a pesar de que ya ha cedido a parte de sus presiones.
El ministro de la Presidencia, Eliseu Padilha, dijo la víspera que, para contener el precio del diesel, cuyas continuas alzas causaron la huelga, el Gobierno se comprometió a eliminar por lo que resta de 2018 los impuestos a ese combustible, que suponen casi 50% de lo que pagan los consumidores.
Asimismo, explicó que durante los próximos 30 días el precio de ese combustible estará congelado, incluyendo una reducción del 10% ofrecida por Petrobras durante los primeros 15 días, y que a partir de ese momento pasará a ser subsidiado por el Estado, al menos hasta fines de este año.
No obstante, las medidas no fueron suficientes para algunos sectores de los camioneros. ( Ver aparte)
“Una minoría radical está cerrando carreteras e impidiendo que muchos camioneros lleven adelante el deseo de atender a la población”, aseguró el presidente Temer.