Trump abre la guerra comercial con China, que contraataca fuerte
EE.UU. aplicará aranceles del 25% sobre US$ 50.000 millones de importaciones chinas
Donald Trump encendió ayer viernes su guerra comercial con China al imponerle nuevos aranceles. El gobierno chino reaccionó inmediatamente anunciando represalias.
Trump anunció la imposición de aranceles de 25% sobre 50.000 millones de dólares de importaciones de productos chinos que “contengan tecnologías muy importantes en el plano industrial”. La lista incluye más de 800 productos de China a los que se gravaría con un 25% a partir del 6 de julio, incluyendo autos.
El Ministerio de Comercio chino anunció que respondería con aranceles “de la misma escala y fuerza” e invalidó cualquier acuerdo comercial previo con Estados Unidos. La agencia estatal Xinhua afirmó que China también impondría impuestos de 25% sobre 659 productos estadounidenses, que van desde la soja y autos hasta productos del mar.
La decisión de Trump dejó a las dos mayores economías mundial al borde una confrontación generalizada que genera miedo en la industria y en los mercados. Además, la ofensiva contra China es apenas uno de los tantos frentes de batalla que Trump tiene abiertos con grandes socios comerciales.
La medida de este viernes se suma a las dificultades de Estados Unidos para renegociar el tratado norteamericano de libre comercio (Tlcan) con Canadá y México, y las represalias desatadas por los países europeos afectados por los aranceles estadounidenses al acero y al aluminio.
Trump dijo que sería aún más severo si China toma represalias. Pero China desdeñó esa advertencia y anunció que aplicará medidas “equivalentes” contra productos estadounidenses.
En medio de este cruce, Wall Street cayó, el petróleo tuvo una fuerte pérdida, el dólar se debilitó y la soja tuvo una expresiva caída. China es el principal comprador de la oleaginosa estadounidense. En Wall Street grandes multinacionales estadounidenses perdieron, como Boeing (-1,25%) o Caterpillar (-2,04%).
“El comercio entre nuestras naciones es muy desigual, desde hace mucho tiempo”, se justificó Trump. “Estos aranceles son esenciales para prevenir otras injustas transferencias de tecnología estadounidense y propiedad intelectual hacia China, protegiendo empleos en Estados Unidos”, agregó.
Trump está en una disyuntiva diplomática: por un lado necesita a China para que avancen sus esfuerzos en la desnu- (Reuters) clearización de Corea del Norte, pero al mismo tiempo está enfrentado a todos sus aliados en una declarada guerra comercial.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, intercambió ayer duras palabras con el canciller chino Wang Yi en Pekín, donde Wang exhortó a Estados Unidos a evitar una estrategia “perdedora” en el comercio entre ambos países.
“Si Estados Unidos adopta medidas proteccionistas unilaterales que afecten a los intereses chinos, entonces reaccionaremos de inmediato y tomaremos las medidas necesarias para proteger nuestros derechos e intereses legítimos”, reafirmó Geng Shuang, portavoz de la diplomacia china.
Pero según Dennis Wilder, un experto en el sudeste asiático de la Universidad de Georgetown, “asistimos a un proceso de negociaciones en el cual el equipo de Trump ha descubierto que el seguir presionando a China le trae cada vez mejores resultados”.
Sobre esos 50.000 millones de dólares en productos, 34.000 millones serán gravados a partir del 6 de julio.
“El segundo lote” por 16.000 millones de dólares en importaciones provenientes de China será sometido a un examen adicional que incluirá un período de consultas y audiencias.
Los gravámenes apuntarán a autos, incluyendo los importados por General Motors Co. y Volvo, de propiedad de la china Geely Automobile Holdings, además de vehículos eléctricos.
“Yo creo que los chinos están confundidos con las acciones de la administración Trump”, dijo Nicholas Lardy, un experto en economía china del Instituto Peterson de Economía Internacional.
Trump resguardó al gigante chino de las telecomunicaciones, ZTE, de las sanciones que en abril amenazaron con dejar a la compañía fuera del negocio, y el mes pasado la Casa Blanca declaró una tregua en sus hostilidades comerciales con China, antes de cambiar.
Analistas estiman que las decenas de miles de millones de dólares en aranceles que Washington se prepara para imponer a China suman una miseria comparado con el tamaño de las dos principales economías del globo.
Otros analistas señalan que los dos objetivos que persigue Estados Unidos, que China apoye un acuerdo Estados Unidoscorea del Norte y que al mismo tiempo haga concesiones económicas, no son compatibles. “El peligro que enfrenta Trump, si va demasiado lejos, es que China deje de presionar a Corea del Norte”, afirma Lardy.