Volvió de los calabozos de Maduro: “no les temo”
“Tuve que coserme los labios, (...) no cuento una película”
El diputado opositor Gilber Caro pasó casi año y medio encerrado en algunas de las más temidas cárceles de Venezuela, donde contó que perdió 18 kilos, se enfermó, y que hasta llegó a coserse la boca para cumplir con una huelga de hambre.
Y pese a asegurar que estuvo confinado en oscuros calabozos y que llegó a dormir esposado por más de una semana, este dirigente del partido opositor Voluntad Popular dice que la experiencia le sirvió para reafirmar su convicción política.
Caro, de 43 años, fue liberado a inicios de mes junto con otros opositores de una lista de más de 400 personas presas en los últimos años por movilizarse contra el gobierno de Nicolás Maduro.
Aunque para Caro no era la primera vez en prisión —estuvo preso una década sentenciado por un delito que afirma no cometió— destacó los maltratos que sufrió en los últimos meses, como haber recibido poca comida y agua y la prohibición de ver a familiares o abogados.
“Puedo hablar de las dos experiencias. Aunque el encierro es el mismo, aquí el encierro también quieren hacértelo en tu pensamiento”, contó a Reuters. “Lo que pude vivir fue el aislamiento total”.
Caro fue apresado en enero del 2017 acusado de traición a la patria y posesión de material de guerra, caso del que no puede hablar debido a las restricciones impuestas por los tribunales para su liberación, y fue llevado a la cárcel 26 de julio en el estado Guárico. Luego pasó a los penales Fénix en el estado Carabobo y Fénix en el estado Lara.
“Debe saber Venezuela que este señor (Caro) fue capturado con armas y explosivos de Cú- cuta, con dólares. Venía a cometer atentados homicidas y terroristas contra la propia oposición”, afirmó Maduro después de la detención.
El excarcelamiento de Caro y otros activistas sucedió luego de que Maduro prometió liberar a presos que no hubiesen cometido crímenes graves, en un gesto que dijo buscaba la reconciliación nacional poco después de haber sido reelegido en unas polémicas elecciones no reconocidas por gran parte de la comunidad internacional.
El gobierno niega que los detenidos sean presos políticos y afirma que fueron encarcelados por cometer crímenes violentos durante protestas antigubernamentales.
Caro relató que en una ocasión, debido a un supuesto intento de fuga, fue trasladado una madrugada a otra cárcel, que recordó como la peor etapa de su cautiverio. “Me quitan los libros, me quitan todo. Duré 10 días durmiendo esposado”, rememoró, contando que vivió un motín en el recinto penitenciario Fénix Lara que acabó dejando 11 muertos.
En otra oportunidad se negó a comer y llegó a medidas extremas para mantener su voluntad. “Tuve que coserme los labios y dure casi cinco días en la huelga (de hambre ) y me dio un cólico nefrítico (...). No estoy contando una película ni una mentira”, comentó.
Un portavoz del Ministerio de Prisiones, Franklin Suárez, negó que Caro haya cosido sus labios porque “no hay agujas” en prisión.
Después de la liberación de otras 43 personas el miércoles, la expresidenta de la oficialista Asamblea Constituyente y flamante vicepresidenta, Delcy Rodríguez, dijo que más de 200 personas fueron liberadas desde diciembre. Pero organizaciones de derechos humanos aseguran que aún hay entre 300 y 400 encarcelados por motivos políticos.
Caro contó que estuvo en una celda en la que colgó carteles con frases positivas y que ha perdonado a quienes lo encerraron. Insiste que seguirá buscando que se haga justicia y que se restaure la plena democracia en el país, sin temor de volver tras las rejas. “Siento que estoy haciendo lo correcto (...). Ellos no me pueden infundir temor”, afirmó.