Hace 60 años comenzaban los archivos X en Uruguay
La fundación del Ciovi, un grupo pionero de investigación en Sudamérica
Hace 60 años un grupo de veinteañeros uruguayos formó una institución pionera en América del Sur en el estudio del fenómeno ovni. El Centro de Investigación de Objetos Voladores Inidentificados (Ciovi) se mantuvo activo durante prácticamente medio siglo. Y de hecho los dos sobrevivientes del grupo fundacional, Milton Hourcade (quien vive desde hace muchos años en EE.UU.) y Germán Vázquez, con 80 años en promedio, continúan atentos a lo que ocurre en el mundo con el fenómeno, que todavía es muy taquillero para Hollywood.
“Teníamos un interés juvenil de explorar algo que aparentemente estaba ocurriendo en el Norte y en otros lugares del mundo, y que era un gran misterio. En definitiva, después pudimos determinar que estaba un poco inflado y que en cierto modo se estaba usando para ocultar alguna que otra cosa que se estaba haciendo por ahí, como para distraer la atención. Además, estábamos incentivados por el cine de la época, que era nuestro hobby”, comenta Vázquez a El País.
El 29 de abril de 1958, el Ciovi se reunió por primera vez. Lo que para muchos era una utopía, fue abordado de forma seria y metódica por este grupo de muchachos que más de una vez fueron tildados de “locos”. Tan en serio se lo tomaron, que el sistema de investigación del
Los dos últimos sobrevivientes del Ciovi tienen hoy en promedio 80 años.
Ciovi sería adaptado, años después, por la Fuerza Aérea Uruguaya, donde funciona, desde fines de la década de 1970, la Comisión Receptora Investigadora de Denuncias Ovni (Cridovni), que todavía hoy estudia casos de avistamientos y cada tanto emite comunicados explicando los fenómenos.
“Prendimos la mecha de algo que después se iría expandiendo y que se nos fue un poco de las manos, porque la cosa se hizo demasiado grande y nos vimos comprometidos a cumplir. Nos habíamos metido en un campo que poca gente conocía, tuvimos que partir prácticamente de cero. En esas épocas la mayoría de los grupos o de la gente que se dedicaba a eso lo hacían buscando trascendencia o algún tipo de beneficio personal. Desde el primer momento, cuando salimos por primera vez en la prensa, nos comprometimos a tener un enfoque serio. Tuvimos que elaborar métodos de investigación, formularios de registro y prepararnos en alguna que otra disciplina”, recordó Vázquez.
El grupo original hizo después una convocatoria por radio para que ingresaran otras personas. Se fijó una reunión que se llevó a cabo en la Asociación Cristiana de Jóvenes, a la que concurrieron más de 40 personas. Al final, el Ciovi quedó constituido por un Consejo Directivo (que integraban los fundadores) y otro conjunto de interesados en el tema.
PRIMEROS PASOS. El grupo fue muy numeroso al inicio, pero al poco tiempo se decantó. A fines de los ’50 y comienzos de los ’60, era todo mucho más difícil.
“Si teníamos que ir a Artigas por un caso, había que hacerlo en tren o en algún avión que consiguiéramos, o en ómnibus que era más lento todavía. Todo eso nos demandaba muchísimo esfuerzo; hoy día, con lo que se ha avanzado en las comunicaciones, sería todo mucho más fácil”, reflexiona Vázquez.
“Quedamos poco más de diez personas, que estuvimos trabajando en el tema por más de 20 años. Nos complementábamos muy bien, porque cada uno de nosotros tenía una especialización distinta. Fuimos a todos los lugares que había que ir, entrevistamos a toda la gente que veía cosas, y arrancamos de cero, porque no había criterios de investigación en Uruguay y prácticamente en América tampoco. Creamos nuestros propios sistemas de investigaciones, nuestras fichas, e hicimos contactos dentro y fuera del país”, recuerda.
“También creamos un Consejo Consultivo en el que participaban técnicos de distintas áreas. Por ejemplo, si el caso ameritaba consultar a un especialista en aviación, lo hacíamos. Si encuadraba dentro de lo que podía ser un fenómeno meteorológico, recurríamos a un técnico específico. Si había marcas o huellas, consultábamos a la Facultad de Agronomía”, añade. Y recuerda que “de cada 100 casos que investigábamos en Uruguay, 99% eran explicables. Y el restante 1% quedaba con el rótulo provisorio de Ovni, es decir, Objeto Volador No Identificado”.
La seriedad en el abordaje del tema, a diferencia de algunos “cuentamusas” que vivieron explotando el fenómeno, fue una característica del Ciovi durante toda su existencia. Milton Hourcade publicó 50 años después, como resumen de toda una vida de dedicación al tema, el libro Ovnis, la agenda secreta, una investigación que según la opinión de Vázquez “no se vende porque es seria y no habla de imaginaciones”.