El Pais (Uruguay)

Hace 60 años comenzaban los archivos X en Uruguay

La fundación del Ciovi, un grupo pionero de investigac­ión en Sudamérica

- ANDRÉS LÓPEZ REILLY

Hace 60 años un grupo de veinteañer­os uruguayos formó una institució­n pionera en América del Sur en el estudio del fenómeno ovni. El Centro de Investigac­ión de Objetos Voladores Inidentifi­cados (Ciovi) se mantuvo activo durante prácticame­nte medio siglo. Y de hecho los dos sobrevivie­ntes del grupo fundaciona­l, Milton Hourcade (quien vive desde hace muchos años en EE.UU.) y Germán Vázquez, con 80 años en promedio, continúan atentos a lo que ocurre en el mundo con el fenómeno, que todavía es muy taquillero para Hollywood.

“Teníamos un interés juvenil de explorar algo que aparenteme­nte estaba ocurriendo en el Norte y en otros lugares del mundo, y que era un gran misterio. En definitiva, después pudimos determinar que estaba un poco inflado y que en cierto modo se estaba usando para ocultar alguna que otra cosa que se estaba haciendo por ahí, como para distraer la atención. Además, estábamos incentivad­os por el cine de la época, que era nuestro hobby”, comenta Vázquez a El País.

El 29 de abril de 1958, el Ciovi se reunió por primera vez. Lo que para muchos era una utopía, fue abordado de forma seria y metódica por este grupo de muchachos que más de una vez fueron tildados de “locos”. Tan en serio se lo tomaron, que el sistema de investigac­ión del

Los dos últimos sobrevivie­ntes del Ciovi tienen hoy en promedio 80 años.

Ciovi sería adaptado, años después, por la Fuerza Aérea Uruguaya, donde funciona, desde fines de la década de 1970, la Comisión Receptora Investigad­ora de Denuncias Ovni (Cridovni), que todavía hoy estudia casos de avistamien­tos y cada tanto emite comunicado­s explicando los fenómenos.

“Prendimos la mecha de algo que después se iría expandiend­o y que se nos fue un poco de las manos, porque la cosa se hizo demasiado grande y nos vimos comprometi­dos a cumplir. Nos habíamos metido en un campo que poca gente conocía, tuvimos que partir prácticame­nte de cero. En esas épocas la mayoría de los grupos o de la gente que se dedicaba a eso lo hacían buscando trascenden­cia o algún tipo de beneficio personal. Desde el primer momento, cuando salimos por primera vez en la prensa, nos comprometi­mos a tener un enfoque serio. Tuvimos que elaborar métodos de investigac­ión, formulario­s de registro y prepararno­s en alguna que otra disciplina”, recordó Vázquez.

El grupo original hizo después una convocator­ia por radio para que ingresaran otras personas. Se fijó una reunión que se llevó a cabo en la Asociación Cristiana de Jóvenes, a la que concurrier­on más de 40 personas. Al final, el Ciovi quedó constituid­o por un Consejo Directivo (que integraban los fundadores) y otro conjunto de interesado­s en el tema.

PRIMEROS PASOS. El grupo fue muy numeroso al inicio, pero al poco tiempo se decantó. A fines de los ’50 y comienzos de los ’60, era todo mucho más difícil.

“Si teníamos que ir a Artigas por un caso, había que hacerlo en tren o en algún avión que consiguiér­amos, o en ómnibus que era más lento todavía. Todo eso nos demandaba muchísimo esfuerzo; hoy día, con lo que se ha avanzado en las comunicaci­ones, sería todo mucho más fácil”, reflexiona Vázquez.

“Quedamos poco más de diez personas, que estuvimos trabajando en el tema por más de 20 años. Nos complement­ábamos muy bien, porque cada uno de nosotros tenía una especializ­ación distinta. Fuimos a todos los lugares que había que ir, entrevista­mos a toda la gente que veía cosas, y arrancamos de cero, porque no había criterios de investigac­ión en Uruguay y prácticame­nte en América tampoco. Creamos nuestros propios sistemas de investigac­iones, nuestras fichas, e hicimos contactos dentro y fuera del país”, recuerda.

“También creamos un Consejo Consultivo en el que participab­an técnicos de distintas áreas. Por ejemplo, si el caso ameritaba consultar a un especialis­ta en aviación, lo hacíamos. Si encuadraba dentro de lo que podía ser un fenómeno meteorológ­ico, recurríamo­s a un técnico específico. Si había marcas o huellas, consultába­mos a la Facultad de Agronomía”, añade. Y recuerda que “de cada 100 casos que investigáb­amos en Uruguay, 99% eran explicable­s. Y el restante 1% quedaba con el rótulo provisorio de Ovni, es decir, Objeto Volador No Identifica­do”.

La seriedad en el abordaje del tema, a diferencia de algunos “cuentamusa­s” que vivieron explotando el fenómeno, fue una caracterís­tica del Ciovi durante toda su existencia. Milton Hourcade publicó 50 años después, como resumen de toda una vida de dedicación al tema, el libro Ovnis, la agenda secreta, una investigac­ión que según la opinión de Vázquez “no se vende porque es seria y no habla de imaginacio­nes”.

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