Ganadores y perdedores
En el campo internacional las grandes corporaciones multinacionales comenzando por el sistema financiero mundial, con los bancos centrales de Estados Unidos (Fed), Europa y Japón en la vanguardia (por encima está el Banco Internacional de Pagos, con sede en Basilea, Suiza, que les aglutina junto con otras instituciones similares), más los gobiernos de los países desarrollados y sus organismos internacionales satélite, vienen despojando a los estados nacionales de su soberanía. Uruguay obedece.
Nuestro país no tiene mucho peso para enfrentar las decisiones que llegan desde los centros de poder, aunque —si hubiese dignidad nacional— conservaría la de manejar la nave sorteando las tormentas evitando nos arrasen. Hoy, venimos siendo esclavizados con el buque insignia de la bancarización —una Gestapo o KGB, según guste— que implica un sistema de espionaje de la vida individual, obra del progresismo gobernante. Asentado en una mayoría parlamentaria robótica. Con la excusa del terrorismo, el narcotráfico y la evasión fiscal, el asunto apunta a ver cómo le pueden sacar más plata a la gente de a pie. Los fuertes se arreglan solos.
La ley que obliga a profesionales y entidades a reportar operaciones sospechosas, y la fijación de la defraudación tributaria como precedente al lavado de dinero “será muy rimbombante pero es «un mamarracho»”, viene de decir el Dr. Gonzalo Fernández, abogado penalista y ex secretario de la Presidencia y ex ministro del primer gobierno del Dr. Tabaré Vázquez.
Lo dijo exponiendo en una gremial de contadores, uno de los sectores profesionales que son obligados a ser espías de sus clientes para informar a la policía fiscal. Agregó: “Detrás de esta ley está el GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional ) y la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico)” las que al igual que otras legislaciones que impulsan entidades internacionales “las elaboran expertos que casi sin excepción no pertenecen a ninguna universidad, por lo cual uno no sabe de dónde proviene su expertise, pero que están en el negocio de elaborar leyes”. Lamentó que antes hubiese una época feliz, “en que las leyes —sobre todo las penales— las elaboraban catedráticos y así aparecían leyes sistematizadas”. Como abogado de prolongado ejercicio uno no puede menos que apoyar estas expresiones (El País, 5/05/18).
Mientras al gauchaje nos tiran para un rincón hay gente que se va a “forrar” de lo lindo. Para los plásticos de crédito y débito las empresas precisan del arrendamiento de aparatos por los que pasan las tarjetas (se designan como Post of Sale —POS—, trad.: “puntos de venta”). Ahora su uso es obligatorio y el mercado está oligopolizado por dos empresas: Geocom y Scantech.
Por la ley de inclusión financiera al ser obligatorio el uso de plástico en la actividad corriente se acrecerán los cientos de miles de aparatitos que se alquilan a razón de US$ 20 mensuales lo que genera cada cien mil arrendatarios... ¡un ingreso de 2 millones de dólares!
El servicio perfectamente podría ser prestado por Antel. Nadie se sorprenda. Hay compañeros del Frente Amplio en el negocio (“Bancarización o la máquina de hacer dinero”, Jorge Ciasullo, Correo de los Viernes).
Cuando el pueblo pierde siempre hay algunos que ganan. Progresan. ¿Qué le vas a hacer? Está cantado. Son progresistas.
Cada maquinita que lee los plásticos obligatorios de la inclusión financiera, cuesta 20 dólares.