Europa dividida por crisis migratoria
Países de “mano dura” boicotearán una reunión este domingo para buscar un consenso en el bloque
Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia, favorables a una línea dura sobre la inmigración, anunciaron ayer jueves que boicotearán una minicumbre europea sobre el tema que se realizará en Bruselas este domingo, en momentos en que Alemania y Francia hacen gestiones para un consenso en la Unión Europea (UE). “La minicumbre del domingo es inaceptable, nosotros no participaremos, quieren volver a presentar una propuesta que ya rechazamos”, subrayó el primer ministro polaco Mateusz Morawiecki luego de una reunión con sus homólogos húngaro, checo y eslovaco —el grupo Visegrado— en Budapest.
Convocada sorpresivamente por el presidente de la Comisión Europea, Jean-claude Juncker, en el marco de la crisis del barco “Aquarius”, la minicumbre del domingo está destinada a preparar la de Bruselas los días 28 y 29 de junio, que será consagrada a la inmigración, tema que domina la agenda de los países europeos.
El episodio del barco “Aquarius” con 630 migrantes a bordo, al que Italia cerró sus puertas, denunciando una falta de solidaridad de sus vecinos de la UE, puso en primer plano la necesidad de encontrar una respuesta europea común a la cuestión migratoria.
Los participantes en la minicumbre del domingo se comprometerán a acelerar los reenvíos de demandantes de asilo de un país de la UE hacia otro, según el acuerdo de Dublín. Pero el texto prevé también la instalación de un “mecanismo de solidaridad eficaz” con cuotas de repartición obligatorias de los migrantes entre los diferentes países miembros, asunto candente para los países de Visegrado que rechazan categóricamente tal iniciativa desde hace más de dos años.
“LEPRA”. El primer ministro austriaco, el conservador Sebastian Kurz, fue recibido ayer jueves por su homólogo húngaro, Viktor Orban. El dirigente austriaco, que formó a finales de 2017 un gobierno con la extrema derecha, fue especialmente invitado por el grupo de Visegrado, que reúne a Hungría, Polonia, la República Checa y Eslovaquia, que, al igual que Austria, mantiene una política sin concesiones en materia migratoria.
Orban dijo que “sobre el asunto migratorio debemos concentrarnos en lo que estamos de acuerdo, como por ejemplo la protección de las fronteras”.
El comisario europeo para la migración Dimitris Avramopoulos señaló que la UE contempla la creación en países terceros de “plataformas regionales de desembarque” de migrantes rescatados en el mar, pero aseguró que no se trataría de crear “Guantánamos para migrantes”.
Invitado de honor de la cumbre de Visegrado ayer, el austriaco Kurz aseguró que comparte las preocupaciones de sus anfitriones y recomendó a la UE avanzar abandonando cualquier idea de cuotas.
Y a diferencia de sus aliados, Kurz no puso en duda su participación en la minicumbre del domingo, pues desea “tender puentes” entre europeos.
El presidente francés Emmanuel Macron denunció por su parte la “lepra que aumenta” en Europa, “el nacionalismo que renace, la frontera cerrada propuesta por algunos” y a quienes “traicionan incluso el asilo”.
En tanto, el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, informó ayer el retiro de un borrador de acuerdo de la UE sobre migración, luego de un enfrentamiento entre él y la canciller alemana Angela Merkel.
La propuesta de acuerdo tenía elementos clave que Merkel necesita para aplacar a la Unión Social Cristiana, uno de sus socios en la coalición de gobierno, y a su jefe, Horst Seehofer, quien también es ministro del Interior de Alemania.
Pero Conte se opuso a disposiciones que dicen que los solicitantes de asilo tienen que ser devueltos al país de la UE donde presentaron por primera vez su solicitud, lo que a menudo significa Italia.
Este país ha recibido unos 650.000 balseros en los últimos cinco años, lo que alentó un sentimiento antiinmigración en Italia y ayudó al ascenso de La Liga, un movimiento de extrema derecha hoy en el gobierno.
Conte, que había amenazado con no ir a Bruselas el domingo a menos que se enmendara el borrador de la declaración, habló con Merkel ayer. “La canciller aclaró que hubo un ‘malentendido’. El proyecto de texto publicado (el miércoles) será archivado”, escribió Conte en Facebook, agregando que ahora sí iría a Bruselas.
Los países de la UE han tenido disputas desde que se dispararon las llegadas de migrantes a través del Mediterráneo en 2015, cuando más de un millón de personas llegaron a sus costas. Este año llegaron unos 41.000 a las costas de la UE.
Conte insiste en que Italia no quiere seguir recibiendo a más inmigrantes.