Déficit e inflación, los desafíos que seguirán
Por las “fortalezas financieras” y la mejor situación que los vecinos, Uruguay ha podido “enfrentar los cambios del contexto internacional”, sin embargo “la estrategia de ir lento en el frente fiscal va aumentando los riesgos”, detalló Tamara Schandy. Mientras que el economista Pablo Rosselli añadió que este “es uno de los puntos débiles de Uruguay”, y señaló que el rojo de las cuentas públicas “se mantendrá en torno a los niveles actuales en 2018 y 2019”.
Acerca del dólar, Schandy indicó que “buena parte de la devaluación de este año ya se dio”, por lo que proyectan una divisa a $ 32 a fines de 2018 y a $ 35 al cierre del año próximo. “El Banco Central (BCU) está dejando al dólar subir” ya que no realiza intervenciones significativas, con lo que da a entender que dicho proceso “es positivo para amortiguar el shock negativo de la región y acepta el costo de que la inflación salga del rango”. Es que Deloitte espera “desvíos moderados” del índice de precios respecto de la meta oficial (entre 3% y 7%) en los próximos 18 meses, ubicándose en torno al 8% —podría llegar a 9% y acercarse “el fantasma de la inflación de dos dígitos” si la devaluación es mayor. “Uruguay tiene por delante un escenario de corrección de precios relativos, veremos qué tan rápido se da, y eso dependerá de la región”, expresó la economista de Deloitte.
Sobre el mercado de trabajo, Rosselli señaló que “la tendencia a la baja del empleo” que se observa hoy día responde a la reticencia de las empresas a contratar por varios factores: “Uruguay quedó caro en dólares, hay un clima complejo de relaciones laborales y el crecimiento del salario ha estado por encima de la actividad”. Esos mismos ítems explican la caída de la inversión privada, al tiempo que el país también “ha perdido atractivo para la inversión extranjera directa”, algo que “no es común a todos los emergentes” —en 2017 cayó solo en Uruguay de 14 emergentes comparados—, sentenció el analista de Deloitte.