Técnicas de antaño que hacen historia
GGG por el Museo del Fútbol, ubicado debajo de la Tribuna Olímpica. Las fotografías de esta exposición fueron realizadas por miembros de la Oficina de Propaganda e Informaciones de Montevideo, una dependencia del gobierno municipal que desde 1915 producía imágenes de promoción institucional y turística de la ciudad.
La colección ahora presente en Rusia se cotiza por cada escena captada, desde obras de construcción hasta celebraciones, pero asimismo como testimonio de una etapa del oficio y arte de la fotografía.
En el Montevideo de 1930, cuentan los especialistas del Centro de Fotografía, aún se utilizaba la técnica de gelatina y plata sobre placas de vidrio para producir negativos de grandes formatos, que constituyen uno de los procesos fotográficos más estables en la historia. Esto implicaba un trabajo laborioso para el fotógrafo, quien, para pasar de una toma a otra utilizando placas de 18x24 cm (entre otros formatos) debía retirar el chasis de la cámara, darlo vuelta, descubrir el negativo y tomar otra fotografía a velocidades limitadas.
DESAFÍOS Y TRIUNFOS. De todo lo que puede apreciarse, desde las formas de vestir de aquellos tiempos, dentro y fuera de las canchas, hasta la gestualidad en los gritos de gol o los festejos callejeros, la arquitectura y sus desafíos aparecen como un eje temático muy poderoso.
En 1929, año en que la Asociación Uruguaya de Fútbol le propone a la FIFA que Montevideo sea la sede del Primer Campeonato Mundial, con el apoyo de un gobierno que puso la bolsa de dinero encima de la mesa, Uruguay ya ostentaba galardones importantes en materia de fútbol: había salido vencedor de las Olimpiadas de Colombes en 1924 y de Amsterdam en 1928, así como de torneos de la Copa América, incluyendo su edición inaugural en 1917. Pero no tenía todavía un estadio monumental.
La piedra fundamental fue colocada el 21 de julio de 1929. En su estructura de hormigón armado se emplearon 14.000 metros cúbicos de hormigón y 1.400 toneladas de acero. Se excavaron 160.000 metros cúbicos. El costo de la construcción de la obra en ese entonces fue de $ 1.000.000, las dimensiones del campo de juego eran de 105 metros por 68 y la capacidad de las tribunas llegaba a 65.235 espectadores, cuando la estimada en el proyecto original del arquitecto Scasso fue de 102.000 personas, cifra que debió reducirse porque los tiempos se acortaron y los problemas aumentaron, como explican las crónicas de época que los historiadores han ido sumando en el correr del tiempo, pero sin llegar nunca a escribir un libro minucioso que contenga desde aquellos impulsos faraónicos hasta todos los eventos congregados en el Centenario, no solo futbolísticos.
Aunque se trabajaba sin descanso hasta la Comisión Nacional de Educación Física debió salir un día a vender bonos “pro
El proyecto original del Centenario tenía capacidad para unas 102.000 personas.
field”, porque ya en la prensa comenzaban a circular las dudas acerca de la posibilidad de terminar el estadio en la fecha estipulada.
Sin embargo, entre lluvias intensas o falta de luz, en los primeros meses de trabajo, aquellas gradas iban levantándose como por arte de magia sobre la zona naturalmente fangosa, empozada en medio de un parque. Por ejemplo las cabeceras de dos anillos y talud, la tribuna oficial más bajita y la Olímpica, que ya tenía su Torre de los Homenajes de 100 metros, y albergaba los vestuarios y los baños.
A ambos lados de aquella torre, hace casi 90 años, estaban los sectores para locatario y visitante y para salir al campo los players debían bajar por largas escaleras de madera a la vista de todo el público.