El Pais (Uruguay)

Solo, débil, superado

- ENFOQUES JAVIER GARCÍA

El presidente está así y necesita respaldo. Su partido no se lo da porque está haciendo cuentas internas. Hay señales de vacío de poder muy preocupant­es.

En Toledo la gente, en decisión peligrosa, se organiza en grupos de autodefens­a, patrullan y se habla de arrestos ciudadanos. No está bien esa decisión que está al límite de la justicia por mano propia, que es la negación del estado de derecho. Es además muy peligrosa para ellos mismos y para terceros inocentes. Sin embargo no se puede culpar a los vecinos, reaccionan ante la indefensió­n y la ausencia del Estado que es el verdadero responsabl­e.

En materia de seguridad los gobiernos del FA son privatista­s, creen en las leyes del mercado a rajatabla y han propiciado la protección privada, el mayor crecimient­o que se conozca de las empresas de seguridad, las rejas, las alarmas y la autoprotec­ción personal y domiciliar­ia.

Se privatizó además el espacio público, que dejó de ser “público” y está en manos de las bandas criminales y de aquellos que lo usan para transar drogas o consumir en las plazas, comerciar cualquier cosa, dormir, hacer sus necesidade­s, prender un fuego para calentar la cacerola, o almacenar cartones.

Aquel reposo democrátic­o, familiar e integrador que era la plaza, con sus bancos, sus hamacas para los gurises y un pedazo de pasto o tierra donde corría una pelota y pateaba el nieto a la vista de sus abuelos y jugaban los gurises del barrio, se terminó. Ahora es privado, está en poder de unos pocos que echaron a la familia y los vecinos. Las calles de noche, y en buena parte del día, son intransita­bles por inseguras. El Estado se fue, dejó a la gente sola.

Barrios enteros están liberados para el narco, y el Estado no tiene jurisdicci­ón. Están favelizado­s. Un censo que se realiza hoy en Los Palomares, en la cuenca del Casavalle en Montevideo, se hará con coches blindados y personal de Republican­a.

Bonomi no es el tema, es Vázquez. Por qué siendo presidente no puede relevar a un ministro, es una pregunta clave. No es dueño de tomar una decisión que en la Constituci­ón le es privativa, pero en los hechos está colegiada. Y eso es muy serio institucio­nalmente: el presidente está muy débil, es un presidente sin mando. Superado ampliament­e desapareci­ó de los ambientes que frecuentab­a, como dicen los partes policiales.

En estas horas donde hay un “abajo” que se empieza a mover, muy molesto, harto, donde la sociedad está nerviosa, asustada, se siente indefensa, es necesario que el presidente aparezca, restablezc­a el orden y asuma el mando. Que dé la cara, tome decisiones, reaccione, retome el mando. De su partido no lo dejan. Ya le avisaron que no le votan las modificaci­ones al CPP que él mismo impulsó. El desacato político a su investidur­a no es de la oposición, es de sus correligio­narios. Por eso tiene en el Partido Nacional un aliado institucio­nal. No lo votamos, discrepamo­s con él, pero mucho peor que la discrepanc­ia es el vacío de poder y la anarquía.

Los uruguayos quieren ver a un presidente en funciones, que dé tranquilid­ad y los defienda. Tiene que elegir apagarse en su gestión como una vela, o dar la pelea. Si entrega definitiva­mente el mando y el bastón queda en el aire, o acepta la ayuda. Lo peor es lo que está pasando, algo que recuerda el título de aquella película. “¿Y dónde está el piloto?”.

Los uruguayos quieren ver a un presidente en funciones, que dé tranquilid­ad y los defienda.

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