El Pais (Uruguay)

“Prefiero seguir siendo quien soy”

La cantante española presenta en agosto su último disco

- NICOLÁS LAUBER

Regresa en agosto para presentar su décimo disco (y noveno de canciones inéditas), En la memoria de la piel, en el Auditorio Adela Reta (entradas en Tickantel y la boletería, desde 1.390 a 2.850 pesos), el miércoles 8 de agosto a las 21:30. Se trata de un elogiado disco de Rosana Arbelo, con el que esta artista, nacida en Lanzarote hace 54 años, volvió a demostrar una potente voz y poéticas letras, uno que, además, la revista Billboard dijo que era uno de los mejores del 2016, año en el que salió.

Rosana atiende el teléfono desde su casa en Madrid, esa que remodeló para convertirl­a en un estudio de música ya que sentía que así lograba conseguir un sonido más genuino. Dice “qué tal mi niño”, una frase que se repetiría a lo largo de la charla. “Te llamas como mi padre, así que juegas como en casa”, dice entre risas, y agrega que está expectante de volver a nuestro país donde ya ha estado varias veces como escala de sus giras y al que quiere conocer más: “Quiero recorrer ese país de rincón a rincón y centímetro a centímetro, y no voy a parar hasta conseguirl­o”.

Hace más de dos décadas que editó su primer disco, Lunas rotas (1996), aunque su carrera en la música no estaba tan definida como uno podría pensar. “Fueron la familia y amigos los que se pusieron más pesados de la cuenta para que sacara un disco”, dice. Al final la insistenci­a rindió sus frutos, aunque Rosana no estaba segura de que las compañías de música fuesen a aceptarlo. “Pensé que cuando fuera a una disquera me iban a decir: ‘dedícate a otra cosa, porque eso de cantar no es lo tuyo’”. Pero eso no sucedió y el disco se convirtió en un fenómeno que se ha mantenido vigente y del que salieron canciones tan conocidas como “El talismán” o “A fuego lento”.

Sobre el show que presentará en Uruguay, la cantante y compositor­a anuncia que será un espectácul­o con banda en el que habrá un paseo en un 50 por ciento de En la memoria de la piel, y un tour por las canciones de siempre, avisa. También habrá una parte acústica, donde se hará un mini Como en casa (espectácul­o con el que se está presentand­o en varias ciudades de la región), en el que canta a demanda de los espectador­es.

Para este nuevo disco Rosana, escribió, en cinco meses, cerca de 50 canciones, de las que quedaron 40 afuera.

—¿Qué hace con todas esas canciones que no incluyó?

—Se quedan ahí porque cuando vaya a grabar mi nuevo disco me sentaré a componer. Me gusta darle a la gente lo que pienso ahora, cuando grabo un disco nuevo. No me gusta agarrar canciones antiguas y ponerlas porque me parece que estoy engañando a la gente. Siempre me pongo a componer el disco para ahora, por lo tanto las otras canciones se quedan ahí, y tal vez puedan quedar en un nivel literario, en algún libro. Hace un tiempo hicimos uno que se llamó Material sensible, y esas canciones que quedaron por fuera, formarán parte de ese álbum-libro.

—Decía que le gusta darle a la gente lo que siente en este momento, ¿qué siente hoy?

—Hoy siento una necesidad imperiosa de recordarle a la gente que hay más cosas que nos unen que cosas que nos separan. En un mundo en el que parece que está empezando a primar otra vez frontera sobre frontera, en un mundo en donde algunos están intentando sectorizar y dividir de alguna manera. Me he dado cuenta que hay dos cosas que me preocupan: recordarle a la gente que con la música hay más cosas que nos unen, y la otra es intentar disparar canciones y derribar desesperan­zas, en un momento tan frágil como el que estamos viviendo en general en el mundo entero.

—En la memoria de la piel fue considerad­o uno de los mejores de 2016 por Billboard. ¿Cómo se siente con las distincion­es?

—Uno crece un poquito cuando recibe la noticia. Después te das una ducha, te das dos bofetones y dices ya: hasta aquí tiene que durar esto. Tienes que seguir siendo quien eres. Me parece que una de las cosas más bonitas que te pueden pasar es que no te olvides de dónde vienes y a dónde vas. Hay recompensa­s o regalos que te elevan y te hacen sentir especial, pero procuro recibirlo, saborearlo, pero no por mucho tiempo, para que esa noticia no me consuma y convierta en otra persona. Porque terminaría haciendo otras canciones y el resultado terminaría siendo diferente. Aunque suene egoísta, prefiero seguir siendo quien soy.

—En cada canción suya, además del tono particular de su voz, las letras son indiscutid­amente suyas, ¿cómo lo logra?

—Creo que viene del ADN, no es algo premeditad­o o que entienda, y me encanta que ocurra. Que la gente me reconozca, disfrute y sea un aliado y tener gente que se sume a través de mis canciones, eso lo adoro. Y si hay

—Yo compongo aquello que procesan las emociones, y de manera natural no ha salido. De igual manera te digo que a ciencia cierta, si mañana me sale un reggaetón me hago cargo, porque complejos tengo muchos, pero el musical no es uno de ellos.

—¿Qué le dejó el juicio por la canción “Soñaré” que involucra a dos compositor­es uruguayos?

—Creo que esas cosas pasan, hay gente que considera que tiene que pelear por algo y es loable. Siempre tuve la conciencia tranquila y de ese tipo de historias, más que el concepto musical, lo que más me dolió fue que se enjuiciara mi sentido de la honestidad a la hora de hacer música, por encima de todo. Siempre estuve tranquila y la parte más dolorosa fue esa. No creo que haya dado muestras de hacer algo así y que te pongan en duda siempre duele una esquinita, pero luego, cuando salió, se hizo justicia. No deja de ser doloroso eso de que te pongan en duda.

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